La madre de Teresa Rodríguez, la enfermera asesinada en Bruselas: «Era valiente y creía en la igualdad y en el respeto»

Valladolid todavía se encoge al recordar la terrible noticia que llegó hace 15 días, el pasado 28 de octubre desde Bruselas. Una joven vallisoletana de 23 años aparecía asesinada en su apartamento, a cuchilladas, a manos de su exnovio. Una tragedia que dejó en la más absoluta tristeza a sus familiares y amigos, y en definitiva, a todos los vallisoletanos. Poco se sabía en aquel momento, la Delegación del Gobierno guardaba silencio -como sigue haciendo a día de hoy-, y se conocía a cuenta gotas los detalles de este crimen machista. Poco después se descubría que Teresa Rodríguez Llamazares era la víctima del asesinato perpetrado por su expareja, C.A.G, un joven de 24 años procedente también de Valladolid, y que estaba en prácticas para entrar en la Guardia Civil.

El dolor de los familiares y amigos de Teresa se trasladó a toda la ciudad de Valladolid, que poco a poco fue conociendo quien era la joven. Este jueves, su propia familia y compañeros han querido recordar a la joven enfermera con una emotiva despedida en la Plaza Mayor de su ciudad. En el acto estuvo presente su madre, Blanca Llamazares, quien tomó la palabra durante el homenaje para describir a su hija y enviar un mensaje reivindicativo en contra de la violencia de género.

«Teresa era una joven generosa, alegre y valiente, que creía en la igualdad y el respeto», así describía emocionada a Teresa Rodríguez su madre. «Lo que le ha pasado a Teresa y lo que le está pasando a otras tantas mujeres, no puede volver a pasar más», continuaba Blanca durante el acto de despedida. «Nadie es dueño de la vida de nadie, ni de su libertad ni de la capacidad de hacer y qué no, de con quién está o con quién no. Estamos en la vida para cuidar y respetar, siendo felices e iguales para poder dejar un mundo mejor», indicaba. «Una vez más ponemos sobre la mesa nuestro empeño para que lo que le ha pasado a Teresa no le ocurra a nadie más. Entre todos, mediante la educación, la justicia y la cultura, la sociedad debería de ser capaz de parar estas muertes», pronunciaba emocionada Blanca.

También amigos y compañeros de Teresa hablaron durante la despedida. La joven era enfermera y se había mudado en junio a Bruselas para ejercer allí la profesión trabajando en el Instituto Jules Bordet de la capital belga, un centro especializado en investigación oncológica. Anteriormente había estudiado en el IES Condesa Eylo y había formado parte de un grupo de scouts y en la que una de sus compañeras y amigas solo tenía palabras bonitas hacia Teresa, «era capaz de transformar el invierno en primavera». Además, la joven entre lágrimas recordaba que Teresa tenía «devoción por ayudar a los demás».