La dura carta de Juan Carlos Domínguez dos meses después de la muerte de Estela: «Soy incapaz de volver a montar en bicicleta»

La muerte de la joven ciclista Estela Domínguez mantiene helada a la provincia de Valladolid después de dos meses del trágico atropello que sufrió la deportista durante un entrenamiento en Salamanca. Desde aquel fatídico siniestro a mediados de febrero, son múltiples las muestras de cariño y homenajes que ha recibido la fallecida y su familia para arroparles en estos momentos tan duros que están viviendo. Su padre, el exciclista profesional, Juan Carlos Domínguez, natural de Íscar, ha publicado una carta en recuerdo a su hija con un mensaje reivindicativo hacia la justicia por la muerte de Estela.

«Estela, nuestra pequeña, todos los días lloramos tu ausencia y silencio, te llevamos en nuestra mente y en nuestros corazones, pero nos invade ese dolor tan desgarrador cuando nos viene a la mente que ya no vamos a volver a verte físicamente, ni abrazarte, ni reírnos con tus bromas», comienza el escrito del progenitor. «Cuando nos invade tu ausencia y silencio nos volvemos locos. Te han quitado la vida y te han dejado tendida y abandonada en la carretera, como cuando atropellan a un animal. ¿Pero qué ser humano es capaz de actuar y tener ese comportamiento? ¿Por qué?», denuncia Juan Carlos Domínguez.

El exciclista vallisoletano se pregunta a sí mismo «¿Por qué ha sucedido esto?» con el futuro «prometedor» que le esperaba a la joven Estela, tanto a nivel deportivo como académico. «Tú qué siempre eras tan responsable, humilde, con un corazón enorme, no podías ver ninguna injusticia, siempre apoyando al débil. Nunca te olvidaremos, nunca podremos volver a sonreír», llora Domínguez. El padre de Estela junto a toda su familia reconoce el inmenso dolor que atraviesan desde el pasado 9 de febrero cuando un camión arrolló a la joven de 19 años con su bicicleta en la N-620 a la altura del Polígono Industrial Villares de la Reina, «estamos muertos en vida, es como tener una soga en el cuello y cada día va mermando nuestras vidas».

En estos momentos de duelo, Juan Carlos Domínguez recuerda una conversación que tuvo con su hija un día entrenando en la que le dijo que «el día que dejes el ciclismo, yo lo dejaré también». El conocido ciclista vallisoletano confiesa que desde que ocurrió la trágica muerte de su hija, desde ese 9 de febrero, «he sido incapaz de volver a montar en bicicleta. Tengo pánico, inseguridad, pensar que me pueda pasar algo, que venga un desalmado y me quite la vida como a ti, no puedo permitirme dejar sola a mamá».

Es precisamente, la madre de Estela, que en palabras de su marido, es la que peor está llevando la muerte de Estela. «Desde que nos has dejado, mamá no es persona, no quiere seguir viviendo, y yo intento hacerme el fuerte para ayudarla a seguir adelante, y le digo que a Estela no la gustaría verte sufrir así». Juan Carlos Domínguez define a su difunta hija como luchadora, optimista, constante, «y esos valores que la inculcamos nos tienen que ayudar a seguir adelante y luchar porque se haga Justicia».

En este sentido, el ciclista iscariense ha querido aprovechar esta querida carta hacia su hija también para clamar justicia por el atropello mortal y señala que «a nuestra hija no nos la van a devolver, pero no es justo y no se puede permitir que vuelva a pasar y se vayan de rositas, ir a la cárcel es duro pero más duro es perder a una hija, marido, hermano o padre, ellos ya no volverán». Juan Carlos Domínguez concluye el escrito exigiendo que las leyes penales sean más duras «para los que arrebatan la vida a una persona. Nuestro deseo es que ninguna familia más tenga que pasar por este sufrimiento».

Hay que apuntar, que tras el accidente mortal de Estela Domínguez a las afueras de Salamanca, la Guardia Civil en una primera valoración del siniestro contemplaba como principales causas, una distracción o un deslumbramiento del sol al conductor del camión que arrolló a la ciclista en la carretera. Precisamente, el deslumbramiento podría haber sido consecuencia de la baja posición del sol que se originaba en aquellas fechas de invierno y podría haber provocado una mala visión del conductor en la vía de acceso al polígono, aunque los agentes tampoco descartaban otros motivos.