‘Un paseo por la provincia de Valladolid más curiosa y desconocida’: Cervillego de la Cruz

En plena llanura al sur de la provincia de Valladolid, con un antiguo caserío en su mayor parte compuesto de adobe, se encuentra este pequeño y coqueto pueblo, Cervillego de la Cruz. Esta villa se encuentra en la comarca de Tierra de Pinares, a poco más de 15 kilómetros de la cabecera de Medina del Campo y a unos 70 kilómetros de Valladolid capital. Según los últimos registros del INE, el municipio cuenta con 83 vecinos, aunque en el periodo estival ese número aumenta considerablemente entre veraneantes y foráneos.

Valladolid Plural camina por esta pequeña localidad vallisoletana, que aún conserva su Iglesia, dedicada a San Juan Bautista del siglo XV y de estilo románico-mudéjar. En el exterior se aprecian unas magníficas arquerías ciegas de ladrillo, al igual que el resto de la construcción. Presenta también un hermoso ábside, así como varios retablos e imágenes. Cabe destacar su maravilloso órgano del siglo XVII y la decoración de yeserías de la nave central. Como curiosidad, esta iglesia en un principio contaba con una cruz de piedra del siglo XVIII a la entrada que fue sustituida por la actual de granito.

Asimismo, en 1999 en Cervillego de la Cruz se construyó un Centro de Cultura con la finalidad de homenajear al escritor nacido en este municipio, Julio Senador. Entre los años 1755 y 1836 hubo en la villa un taller de órganos perteneciente a la familia Gil. Su fundador fue Ysidro Gil, natural de Muriel de Zapardiel e instauró un patrón para la construcción de órganos que se conservó durante varios años por la familia. Por ello, los órganos que se construyeron aquí presentan características muy parecidas, así como el pequeño tamaño de estos. El resultado es una serie de 37 órganos muy similares repartidos por las provincias de Ávila y Valladolid.

Las fiestas de Cervillego de la Cruz comienzan el 3 de mayo, con la festividad de la Cruz de Mayo, donde se realiza una romería y una concurrida comida para todo el pueblo en la pradera. En agosto, el día 29, se venera a San Juan Degollado con bailes por la noche y diversos juegos para los más pequeños durante el día. La última celebración tiene lugar el 28 de diciembre, festejando los Santos Inocentes.