La provincia de Valladolid, territorio de fortalezas: Castillo de Tiedra

La provincia de Valladolid cuenta con atractivos rincones donde en siglos pasados se desarrolló su historia. Los castillos son precisamente esos emblemáticos edificios que más allá de cuentos de princesas y príncipes, allí residieron reyes y sus fortalezas tienen carácter bélico. Cabe recordar que Valladolid fue tierra de fronteras entre el reino de Castilla y el reino de León, su territorio cuenta con más de 60 fortificaciones, y afortunadamente, la mayoría de ellas conservan su estructura y encanto en las que se permite el acceso a visitantes para que puedan realizar un viaje al pasado único.

Todas las fortalezas vallisoletanas tienen su especial mención como el Castillo de la Mota en Medina del Campo, Fuensaldaña o Peñafiel, pero en esta nueva entrega nos desplazamos hasta la zona de Montes Torozos. Allí en el corazón de esta comarca se encuentra el conocido Castillo de Tiedra situado en un lateral, en un cerro, a unos 200 metros de la localidad vallisoletana. La fortificación tiene su origen ya en el Siglo XI, pero su construcción actual data de finales del Siglo XIII. La primera existencia del Castillo de Tiedra se remonta a tiempos del rey Sancho II, plasmado en el ‘Cantar de Mio Cid’. Por aquel entonces, en 1072, el Cid, por órdenes del rey, intentó realizar un encuentro con su hermana, la infanta Urraca de Zamora. El rey quería la entrega voluntaria y sin enfrentamientos de la ciudad de Zamora por parte de su hermana, que había recibido en herencia de su padre. A cambio, Urraca recibiría la villa de Medina de Rioseco con el privilegio de Infantado que comprendía desde Villalpando hasta Valladolid, además del Castillo de Tiedra, pero este acuerdo nunca tuvo lugar.

Años más tarde, en 1157, Fernando II mandó poblar y defender varios territorios del reino de León entre los que se encuentra Tiedra, desplazando a los pobladores desde el Cerro de la Ermita a su ubicación actual. Los propios vecinos pudieron haberse encargado de la construcción de la muralla. Posteriormente, el castillo formaría parte de la donación que hizo Alfonso IX a su mujer Berenguela de Castilla, como compensación por el divorcio. Más tarde, ya en 1285, bajo el reinado de Sancho IV, se formaliza la entrega a su mayordomo Pedro Álvarez de Asturias quien a su vez la otorga a su hija como dote en su matrimonio con Alfonso Téllez de Meneses pasando a formar parte de esta casa. Los Téllez de Meneses cercaron la torre y construyeron intramuros otros edificios auxiliares hoy desaparecidos. Así surge el actual castillo de esta localidad vallisoletana.

En 1365 muere el último representante de la casa de los Téllez de Meneses sin descendencia y la villa de Tiedra pasa a ser propiedad de Enrique II, quien la donará a su hermano Don Sancho, conde de Alburquerque. Posteriormente, por matrimonios, terminará siendo posesión de los infantes de Aragón, a quienes el rey Juan II confiscará la Villa en 1430, durante este tiempo sirvió de prisión. Pocos años después, el Rey Juan II dona el Castillo de Tiedra a Pedro Girón con lo cual pasará a formar parte de la Casa de Osuna, como confirmarán los Reyes Católicos después de la batalla de Toro en 1476. En posesión de esta familia estará hasta el siglo XIX. En fechas más cercanas, a principios del siglo XXI, en 1911 el castillo fue adquirido por la familia Alonso Carmona, quien lo transforma en palomar, por lo que construyeron en el interior de la torre unas paredes de tapial con los nidales que así lo requería su nueva función. En 2002, el Ayuntamiento de Tiedra llega a un acuerdo con la familia propietaria para realizar visitas turísticas, y finalmente, en 2004, ya pasa a ser propiedad municipal para calificar el castillo como emblema turístico de la villa.

Sin embargo, su estado ruinoso provocó alarma en julio de 2010, cuando la Junta de Castilla y León se vio obligada a acometer obras de urgencia, para evitar su derrumbe parcial o completo, junto con el Castillo de Mota del Marqués. En 2013 el castillo volvió a abrirse tras el proceso de restauración, pero la obra no fue integral y en la Navidad de ese mismo año, el cubo sureste se derrumbó parcialmente a causa de un temporal de lluvia y viento. El castillo cuenta con una estructura con una torre del homenaje de 33 metros de altura, una planta subterránea, otras cuatro plantas y una azotea, desde donde observan espectacular vistas a toda la localidad y comarca de Montes Torozos.

La torre se rodeaba de una muralla almenada hexagonal de poca altura, que poseía varias puertas de acceso, una a nivel del suelo y otra elevada. La construcción de los lienzos sur y este aisló la torre del resto del recinto amurallado. En la torre sureste se encontraba una inscripción del 1326, por lo que se puede fechar esta intervención en el siglo XIV. Finalmente, la desaparición de la muralla hizo que el castillo luciera ya su aspecto actual, como una fortaleza aislada. Además, el pequeño pueblo vallisoletano de Tiedra no solo presume de su histórico castillo, sino que es conocido por sus preciosos y espectaculares campos de lavanda, otro de los grandes reclamos turísticos del municipio.