La provincia de Valladolid, territorio de fortalezas: Castillo de Peñafiel

La provincia de Valladolid es mágica e histórica por tener auténticas joyas patrimoniales y castillos de ensueño, ya sean de origen romano hasta fortalezas de archivos y patrimonios de la Realeza. Hoy en día, muchos de estos castillos acogen diferentes actividades y usos enfocados al turismo, cultura o enoturismo. Precisamente, vinculado al mundo del vino, en plena Ribera del Duero, se encuentra el Castillo de Peñafiel, situado sobre un alto cerro, a cuyos pies discurre el río Duero y Duratón. Desde el centro de la localidad se aprecia la belleza de este monumental Castillo que envuelve a una de las rutas del vino más famosas de nuestro país.

Durante este verano, Valladolid Plural está realizando un viaje por la provincia vallisoletana para profundizar en los secretos que esconden las fortalezas que se conservan aún en nuestro territorio. La primera parada nos llevó hasta el Castillo de La Mota de Medina del Campo, y en esta segunda entrega nos trasladamos hasta Peñafiel para descubrir cuál es la esencia de su patrimonio por excelencia, su Castillo. Para conocer el origen del imponente Castillo de Peñafiel hay que regresar al Siglo XI cuando Sancho IV de Castilla entregó al infante don Juan Manuel la villa y los recursos necesarios para construir un castillo sobre la fortaleza levantada en 1013 por el Conde de Castilla.

El infante Poeta, sobrino de Carlos X El Sabio, y autor del Conde Lucanor, construirá las murallas de la villa en 1307, de las que perduran en la actualidad cuatro cubos y algunos paños. Tras las guerras civiles castellanas pasa al señorío de la esposa de Enrique II, Juana Manuel. En 1390 Juan I dona la villa a Fernando de Antequera, a cuya muerte la hereda Juan de Aragón quien se alza contra Juan II de Castilla, que toma la fortaleza y ordena su derribo. En 1448 el infante Enrique, futuro Enrique IV, entrega la villa a Pedro Girón, y en 1456 ordena la reconstrucción del castillo.

A la muerte de Pedro Girón, cuyos escudos campean en la torre del homenaje, se añaden un muro, un foso interior y se reforman los adarves así como el torreón norte para el uso de la artillería. Los Reyes Católicos confirmarán la donación a Juan Téllez de Girón, a cuya familia pertenecerá hasta el siglo XIX. En 1838 el Capitán General de Castilla la Vieja realiza obras de defensa y acondicionamiento. El aspecto actual del Castillo de Peñafiel es fruto de las grandes intervenciones que se realizaron en la fortaleza en los Siglos XIV y XV.

La fortaleza domina los valles del Duratón y el Botijas en su confluencia con el río Duero adaptándose en sentido norte-sur al cerro sobre el que se asienta a lo largo de 210 metros de largo y 33 metros de ancho; aunque su planta no responde al arquetipo de la Escuela de Valladolid, su torre del homenaje que separa los 2 patios, y alcanza los 30 metros de altura, se ajusta al modelo. El recinto exterior más antiguo tiene una puerta flanqueada por 2 cubos; el segundo, con la torre del homenaje rematada por 8 torrecillas cilíndricas está delimitado por cortinas de murallas que se apoyan en 30 torres circulares. El patio norte albergó aljibes y almacenes, el sur acoge el Museo Provincial del Vino.

El Castillo de Peñafiel es declarado Monumento Nacional en 1917, y en la actualidad se ha convertido en un emblema del enoturismo de la Ribera del Duero al encontrarse en su interior el Museo Provincial del Vino desde 1999. Los visitantes pueden acceder a la fortaleza vallisoletana para descubrir un auténtico lugar de peregrinación para los amantes del vino y la cultura. El turista conocerá las técnicas de producción y elaboración de alguno de los caldos más afamados del mundo y recreará su uso defensivo en tiempos pasados de Peñafiel.