El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha acordado rebajar de tres a dos años y seis meses de prisión la condena a un joven de 19 años por un delito continuado de abuso sexual sobre una menor de 11 años con la que mantuvo una relación en el verano de 2019. La Sala de lo Civil y Penal del TSJCyL, con sede en Burgos, estima en su sentencia parcialmente el recurso del condenado y aplica a la condena una rebaja de seis meses. Aunque le impone la pena mínima, al estimar la atenuante analógica derivada de su inmadurez y por haber reparado la responsabilidad económica en favor de la víctima.
Dicho tribunal entiende que «nos encontramos con un sujeto que tiene 19 años en la fecha en la que ocurren los hechos, y en el que concurren determinados rasgos de impulsividad, presentando una cierta inmadurez y déficit en la valoración de las consecuencias de sus actos». Los hechos ocurrieron en el verano de 2019 cuando la víctima se desplazó a una localidad de la provincia de Valladolid en compañía de su madre, que había empezado a trabajar en un bar, y conoció al condenado por un grupo de amigas entre los 11 y 19 años. Días después, el joven le pidió a la víctima si quería salir con él, por lo que iniciaron una relación sentimental que duro aproximadamente un mes.
Dos o tres semanas después de iniciar su relación, él invitó un día a ella a ver una película a su casa, y mientras ambos estaban en una habitación, el varón tocó a la menor el pecho, tocándole también en la zona del abdomen, intentando meter la mano por dentro del pantalón de ella. Momento en el que la chica le dijo que no siguiera, retirándole la mano, diciendo que se quería ir y los dos abandonaron seguidamente la vivienda.
De igual forma, a mediados del mes de julio, los dos jóvenes acudieron al domicilio de él, quien comenzó a besar a la menor y a levantarle la camiseta, diciéndole ella que no quería hacer nada aunque el joven insistió y finalmente accedió. Como recoge la sentencia del TSJCyL, la menor se subió a horcajadas sobre él, llegando a introducir parcialmente el pene en la parte inicial de la vagina aunque sin llegar a desgarrar el himen y sin que ella sangrara.
A finales del mes de julio la menor decidió poner fin a la relación y su familia empezó a notar un cambio importante en su comportamiento, ya que estaba más triste y apagada y en ocasiones no comía. Pero días después, sus familiares se reunieron con ella para intentar que les contara qué le estaba sucediendo, contándoles finalmente que el día 24 de julio un varón de 19 años al que conocía de vista, le había ofrecido una botella de agua y como ella tenía sed bebió, notándose seguidamente mareada y con sueño, despertando desnuda y con su ropa en el suelo, en un domicilio desconocido, sin decir más.
Los padres, a la vista de lo que su hija les contó, decidieron llevarla a un hospital de Valladolid, donde la menor fue examinada. En la exploración se observó que los genitales externos eran normales, la vulva y los labios mayores no presentaban lesiones, el himen estaba íntegro y no se observaron laceraciones ni escarificaciones en la región perianal, sin que tampoco se observaran lesiones a nivel de la región genital.
A la vista de la joven no les facilitaba datos del sujeto que según su relato le había dado la botella de agua y de que los médicos les dijeron que no habían apreciado en signos de que la hubieran violado, los padres decidieron no presentar denuncia por estos hechos y esperar a ver si la menor les contaba algo más. Pero en septiembre, la menor contó entre sollozos que durante las fiestas de un pueblo, un chico la había llevado o a su casa o a una peña y que la había tocado y ella no quería. A la vista de lo que ella les contaba, acudieron al Cuartel de la Guardia Civil.
Los agentes preguntaron a la joven qué había ocurrido y ésta les narró que unos días antes estuvo en un parque con unos amigos y que lo siguiente que recordaba era despertar desnuda en una casa que no conocía, que cuando despertó no había nadie en la casa y se marchó, pero los agentes vieron que estaba bastante nerviosa, alterada y llorando y con signos de haber consumido alcohol. Los agentes interrogándola sobre este extremo la agente femenina, contestándole que efectivamente había bebido alcohol «para olvidar todo», aunque no les dijo ni lo que había bebido ni con quien. Finalmente, los padres de la menor presentaron ante la Policía Nacional una denuncia por una presunta agresión sexual, contra el chico con el que mantuvo una relación tras confesar los hechos.