El Real Valladolid Baloncesto cerró una semana complicada y exigente con un triunfo ante el Club Ourense Baloncesto por 81-71 en un partido duro, físico y largo con una gran respuesta de los locales. El equipo de Paco García subió el nivel defensivo tras el descanso y asfixió a los gallegos para sumar ya un total de 16 victorias esta temporada y recuperar la sonrisa. El RVB y el Ourense abrieron un encuentro con ritmo, puntos y predominio de los ataques en los primeros compases. Los visitantes marcaron el ritmo, moviendo bien la bola y liderando con rentas mínimas, pero los vallisoletanos fueron capaces de mantener el pulso. Los de Félix Alonso se fueron a cinco puntos en dos ocasiones, merced a un gran acierto en el triple, pero el daño no fue a más. Devin Schmidt, extra motivado, comandó a los blanquivioleta con 9 tantos para resistir el chaparrón en un primer cuarto que terminó 22-24.
Aunque el tanteo era parejo, el contexto tan anotador no le interesaba a unas ardillas que debían responder desde la defensa para tener opciones. Y no lo pusieron fácil los orensanos, quienes seguían muy certeros desde la raya de 6.75 metros. Otro triple de Palazuelos permitió a los visitantes seguir por delante y éstos, para más inri, comenzaron a sacar rédito del rebote ofensivo (28-30). A los de Paco García se le acumulaban los deberes con la defensa del perímetro y el control del rebote, pero aun así tuvo los arrestos para aferrarse al partido y no permitir que los gallegos abrieran brecha. Aunque también ayudaron los 8 tiros libres que se dejó el Club Ourense Baloncesto por el camino. Los locales mostraron una versión más alegre en ataque, con más chispa, y recuperaron el terreno perdido tras dos destellos de pura clase de Devin Schmidt, que se fue hasta los 17 puntos en la primera parte con el 37-37.
Obligado a pararlo, Félix Alonso pidió tiempo muerto, pero los vallisoletanos no frenaron y alcanzaron el descanso con una renta mínima. Tras el paso por vestuarios, la contienda se reanudó con alternancias y menos ritmo que en la primera parte, lo que a priori podía ser un contexto más favorable para los pucelanos. Al RVB solamente le faltaba apretar atrás, dar un paso adelante defensivamente para poder marcar las diferencias con un aguerrido Ourense. Los visitantes comenzaron a errar desde el perímetro y las ardillas subieron líneas, comenzaron a presionar las líneas de pase y marcaron las diferencias desde la defensa y de la mano de un fantástico Mike Torres, en la doble faceta de anotador y director de juego. Los castellanos secaron a su rival y completaron un buen sprint final de cuarto para llegar a los últimos diez minutos con un botín de cuatro puntos (59-55). El parcial abierto se amplió hasta un importante +9 tras un triple vital de Maj Kovacevic que obligaba de nuevo al Club Ourense Baloncesto a pedir una tregua porque el RVB comenzaba a subir marchas.
Las ardillas defendieron esa renta durante buena parte del cuarto, aunque no fue decisiva para terminar de romper el partido. Con todo por decidir llegó el encuentro a los últimos tres minutos (72-66) en un Polideportivo Pisuerga que subía los decibelios, cada vez más importante jugando su partido. Y el Pucela Basket se contagió, trasladando ese aliento en una versión serie, sólida y constante. Comandados por la lucidez de Devin en ataque y la solidez de un decisivo Lucas N’Guessan, los vallisoletanos dieron el zarpazo definitivo para desnivelar la balanza. Una canasta del estadounidense y dos más del gigante neerlandés, tras dos rebotes ofensivos y una jugada eterna, terminaron de sentenciar al cuadro gallego, superado en la faceta física tras el descanso. Los vallisoletanos pusieron el +10 a falta de 1 minuto y terminaron por sellar la victoria con ese margen con el 81-71.