VÍDEO | Portillo inaugura el Museo de la Resina como homenaje a uno de sus oficios más arraigados

La provincia de Valladolid en su amplia Tierra de Pinares conserva uno de los oficios más autóctonos e importantes de nuestro país. Se trata de los resineros, un viejo oficio que perdura con el paso del tiempo, aunque con matices y modernas técnicas, pero manteniendo el esfuerzo de toda una vida ligada a la resina. Portillo es tierra de pinares y el de resinero es uno de los oficios más arraigados junto al de alfareros y artesanos de la localidad. Siglos después este trabajo cuenta ya con un merecido homenaje en forma de museo en el histórico aljibe portillano. El Ayuntamiento de Portillo ha querido poner en valor este tradicional oficio para que toda su labor quede en el recuerdo y no caiga en el olvido.

El alcalde de Portillo, Juan Antonio Esteban, acompañado por la diputada de Cultura, Yolanda Burgoa, junto a los diputados provinciales Francisco Ferreira y María Fernández, y varios concejales del municipio han inaugurado este sábado 2 de septiembre el Museo de la Resina como un «homenaje» a los resineros de la comarca, y en especial, a los de Portillo por su inmenso trabajo y dedicación. Un sorprendente espacio que acoge la historia de este oficio que sigue vivo y que supone un orgullo para todo aquel que con sus manos y utensilios ha labrado la piel de los pinos. El acto de inauguración también contó con decenas de vecinos de la localidad así como resineros que quisieron ver de cerca este bonito recuerdo que le dedican desde su pueblo.

Precisamente, el regidor portillano reconoció en el acto de hoy que aunque él no es resinero, viene de familia de resineros y le ha tocado de cerca porque ya siendo un niño, alguna que otra labor le tocó hacer con su padre, quitando por ejemplo, la hojalata con las tenazas, y ya más de joven no se libró del carretillo. «Hacemos un homenaje a uno de los oficios más tradicionales y que más nos representan a nivel provincial. Somos el municipio que más hectáreas de pinares piñonero y resinero tiene de toda la provincia», aseguraba Juan Antonio Esteban. Orgulloso, feliz y emocionado, así se encontraba el alcalde de Portillo al hacer realidad este nuevo espacio dedicado a este autóctono oficio que mantiene la esencia de siglos atrás, y que sin duda es una de las señas de identidad de este municipio vallisoletano.

Inauguración del Museo de la Resina en Portillo | Valladolid Plural

«Doy fe de lo duro de este oficio, sobre todo en verano con el calor, los tábanos o las chicharras, y verdaderamente es un oficio muy duro. Portillo siempre fue el epicentro de los pinos donde más resina se podía recoger, pero toda la comarca de Tierra de Pinares, tanto en Valladolid como en Segovia, ha sido el lugar donde este oficio ha salido adelante», señalaba el primer edil de Portillo, mientras mostraba a los allí presentes la sala de los aljibes convertida en el nuevo Museo de la Resina que aguarda ya la llegada de más visitantes como un nuevo punto turístico que sumar a toda la variada oferta de patrimonio y gastronomía de la zona.

Por su parte, la diputada provincial y concejala del Ayuntamiento de Peñafiel, Yolanda Burgoa, valoró positivamente la iniciativa del Consistorio de Portillo que cuenta también con la colaboración de la Diputación de Valladolid, con el objetivo de poner en valor este bello espacio denominado aljibe, y que se ha convertido ya en un espacio icónico. Burgoa ha querido ensalzar la labor de los resineros, y es que a pesar de que es menos conocida que la de los agricultores y viticultores, «la resina no es tan visible pero sí muy interesante como se puede apreciar en este nuevo espacio museístico». «Es un trabajo muy duro pero que tiene sus frutos y es algo que hay que reconocer», concluyó la diputada de Cultura de la provincia de Valladolid.

En España, el comienzo de la industria resinera se sitúa en el año 1843 con la instalación de la primera fábrica destiladora en Hontoria del Pinar en Burgos. A esta le siguieron otras, y aunque durante más de un siglo este sector tuvo bastante fuerza, no sería hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando los aprovechamientos forestales y los nuevos métodos de recogida se regularon dando lugar a mayores beneficios. Entre las provincias de Valladolid y Segovia se extiende un manto arbóreo que abarca miles de hectáreas y que da nombre a la comarca de Tierra de Pinares. Precisamente, los pinares han sido la forma de vida para muchos pueblos ya que sus gentes hacían acopio de piñas y serojas, cortaban leña o elaboraban carbón a partir de piñas negrales. Estas y otras actividades giraban en torno a los pinares generando un vínculo y un respeto único hacia la naturaleza.

La extracción de la resina, conocida como resinación, es fundamental para la conservación de los pinares y del medio natural. Esta práctica consiste en estimular la producción de resina de los canales resiníferos del pino mediante diferentes técnicas que han evolucionado con el tiempo, pero que todas consisten en realizar incisiones en la corteza del pino y recolectar la resina que brota mediante útiles según la técnica. La campaña de resina se inicia entre los meses de marzo y noviembre tras siete meses de duro trabajo. La localidad de Portillo presenta diferentes variedades de pino, como el pino piñonero y pino resinero. La tradición oral cuenta que estos pinos fueron concedidos por Felipe II como premio a las proezas de guerra, lo cual nos da una idea de la antigüedad de estos pinares. En este municipio vallisoletano también destaca la amplia variedad de encina así como toda su flora y fauna en la que es habitual ver aves como urracas, pico picapinos, águila imperial, búho real, cernícalos y otras menos habituales pero sí conocidas como la tórtola, avurtada, codorniz o la garza real.

Este antiguo oficio llega a nuestros días con los procesos de resinado que han experimentado una evolución y que a pesar de las nuevas herramientas sigue siendo un trabajo laborioso y manual. El resinero era y es un obrero que trabaja a destajo siendo su salario el resultado de multiplicar el número de kilos de miera recolectados por el precio acordado por kilo. Además, de un importe por labores de preparación, pica y remasa. La jornada del resinero estaba delimitada exclusivamente por la salida y la puesta de sol. Los profesionales del sector vivían durante toda la campaña en un monte alejados de su familia compartiendo humildes chozas con otros compañeros. El trabajo de la resignación exige todavía hoy un importante esfuerzo y pericia ya que estos obreros atesoran un importante conocimiento adquirido por la experiencia de sus antepasados y la suya propia. Para que se mantenga el oficio de resinero es necesario fomentar el reconocimiento social de este trabajo y su indudable relación con la conservación de los montes y la defensa frente a los incendios.

El nuevo Museo de la Resina de Portillo inaugurado a fecha de 2 de septiembre de 2023 en la localidad vallisoletana es ya un nuevo centro de exposiciones que cuenta con una zona fija con información, demostración, herramientas y elementos relacionados con el mundo de la resina, así como otro espacio que albergará exposiciones temporales. Actualmente, la muestra instalada en el museo es la exposición fotográfica de Diego Gómez dedicada a los resineros, cedida por la Diputación de Segovia. Todos aquellos que quieran descubrir este nuevo espacio podrán hacerlo a través de la Oficina de Turismo de Portillo con apertura durante los fines de semana y así adentrarse en el mundo de la resina y conocer el laborioso trabajo de sus antepasados y de muchos de sus actuales vecinos.

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