VÍDEO | Medina del Campo se recoge para su Semana Santa en la nocturnidad y el silencio bajo únicas y valiosas tallas

Nocturnidad, sentimiento y silencio. Medina del Campo muestra su impresionante Semana Santa declarada como Fiesta de Interés Turístico Internacional desde el año 2011, reconocimiento fundamentado por el indudable valor de los conjuntos escultóricos más sobresalientes de la imaginería procesional renacentista española, y por poseer las procesiones de disciplina más antiguas de España. La Villa de las Ferias celebró uno de los días grandes de la Semana de Pasión, el Jueves Santo, con dos procesiones únicas que llaman la atención para cuantos aquellos las disfrutaron en sus calles.

Las monumentales avenidas de Medina del Campo, incluida su Plaza Mayor de la Hispanidad, se exhiben con gran belleza con el paso de las tallas de su Semana Santa. Los cofrades, medinenses y visitantes se empapan del silencio y de la Pasión de Jesús para ofrecer el mejor ambiente de los Misterios. El silencio se contagia en cada uno de los actos, procesiones y encuentros que la conocida Villa de las Ferias ofrece durante estos días grandes de Semana Santa.

Este Jueves Santo ha cobrado vida en Medina del Campo de la mano de la Cofradía Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna junto a su Banda de Cornetas y Tambores, la Procesión de Caridad; y ya en la noche, con la popularmente conocida Procesión de los Faroles con ocho cofradías participantes. El silencio y la oscuridad crearon la intimidad propia de la Procesión de la Vera Cruz en la que procesionaron once pasos, uno de ellos a estrenar, y que recogían las tallas más valiosas de la Semana de Pasión.

Medina del Campo se entrega al máximo desde el primer día de la Semana Santa, ya en el Viernes de Dolores como uno de los días más importantes. Ese día, los medinenses y autoridades acompañan a la patrona de Nuestra Señora de las Angustias y el momento en el que el alcalde entrega el bastón de mando a la Virgen para que lo luzca en la procesión, es cuanto menos, destacable. La localidad vallisoletana lleva en el corazón su Semana Santa y muestra de ello es la participación tanto del público como de los 3.000 cofrades, de las 9 cofradías penitenciales que conforman la Semana Santa, tal y como explica en una entrevista a este medio, el presidente de la Semana Santa de Medina, Carlos García.

En el anochecer, pasadas las 20.40 horas, en pleno Jueves Santo, la Iglesia de Santiago el Real abría sus puertas para dejar salir a dos magníficos pasos de Domingo Beltrán de mediados del Siglo XVI. La talla de Jesús Atado a la Columna impresionaba mientras su banda interpretaba tres marchas procesionales que recreaban la propia escena bajo el escenario de Medina del Campo, al igual que el Cristo de la Agonía que dejaba su luz en la villa.

En la salida de su templo, los cofrades realizaron su Promesa del Silencio, para posteriormente comenzar el desfile procesional por la calle Apóstol Santiago, Plaza San Agustín, Ronda de Gracia y Artillería hasta llegar a una Plaza Mayor abarrotada en la que cientos de medinenses y turistas mostraban sus ojos brillantes ante una de las procesiones más queridas de la Semana Santa de Medina del Campo. Su camino prosiguió por Bernal Díaz del Castillo, Plaza del Pan y la Plaza del Marqués de la Ensenada con el solemne canto de la Salve a las puertas del Convento de Hermanitas de Ancianos Desamparados, para terminar por Santa Teresa y Plaza de Santiago.

La Procesión de Caridad, en sus orígenes desfilaba el Viernes Santo por la mañana y acudía hasta la cárcel, solo con la imagen de Jesús Atado a la Columna, donde se liberaba a un preso. Fue en 2013 cuando esta imagen titular de la Cofradía se ha recuperado para la procesión junto al Cristo de la Agonía. Una procesión con mucha historia y sentimiento en Medina del Campo, siendo una de las más simbólicas de la localidad.

Momentos después, a las 23.30 horas de la noche se inició la Procesión de la Vera Cruz, una de las más emblemáticas de cuantas hay en Medina. El silencio inundó la Plaza Mayor de la Hispanidad, roto únicamente por el rumor de los pasos y el redoble de tambores, mientras los cofrades alumbrados por faroles se dejaban imbuir de la emotividad dominante en la plaza para emprender un recorrido por las calles de Medina del Campo, hasta el momento más emotivo con el Canto del Miserere. Los hermanos de todas las cofradías participantes desfilaron sin sus capas y solamente alumbraban sus pasos con un farol de forja con una vela, sin distinción de hermandades.

Los once pasos titulares, sin flores, luces, ni adornos, se dejan ver en la penumbra portados a hombros sobre unas simples andas de hierro, mientras solo se escuchaba bajo el toque de los tambores destemplados. Los pasos que dieron forma a esta procesión fueron desde Lignum Crucis, Cristo Orante, Crucificado de la Vera Cruz, Jesús Flagelado, Ecce Homo, Nazareno de la Cruz, Virgen de la Amargura, Cristo de Santa Clara, Piedad de Barrientos y Nuestra Señora del Mayor Dolor, hasta una nueva imagen distinta para la Cofradía de Nuestra Madre Santísima de la Soledad y Virgen de la Alegría en sustitución de un Cristo Yacente como fue la Cruz Relicario de la Cofradía de las Angustias.

La Vera Cruz o el desfile de los faroles cuenta con estas once tallas pequeñas, pero muy valiosas en cuanto a lo artístico e histórico. Al finalizar la procesión impresionó el Miserere que fue interpretado por todos los cofrades en plena Plaza Mayor, y todo en un ambiente oscuro solo con la luz que desprenden las velas enfocando a la Colegiata. El origen de este desfile se remonta a la procesión de los pobres, de la Cofradía más antigua de Medina, la Oración del Huerto y la Vera Cruz, y con este acto procesional se mantiene esa austeridad de la procesión de los pobres de antaño llevando valiosas tallas con simplicidad.

El mayor apogeo de la Semana Santa siempre es el Jueves y Viernes Santo, y en Medina del Campo no podía ser de otra manera destacando el recogimiento y las magníficas imágenes escultóricas. El Viernes Santo, desde primer ahora de la mañana, arrancaba ya la Procesión del Sacrificio por el barrio de La Mota, pasando por el monumento más emblemático de Medina del Campo, su Castillo, con un Cristo gótico del siglo XIX. Posteriormente, transcurre El Encuentro, con dos de las imágenes más queridas por los medinenses con el Nazareno y la Virgen de la Soledad produciéndose un encuentro en la Plaza Mayor, siendo la plaza más grande de España, y repleta para escuchar la meditación y ver dicho encuentro.

Ya por la tarde llega la Procesión más importante de la Semana Santa de Medina del Campo, con la Procesión del Silencio con 17 pasos y las 9 cofradías que procesionan con sus respectivas bandas de cornetas y tambores. Posiblemente, la procesión con la mejor imaginería renacentista de las que salen en España en estos días. Por último, de madrugada, sale la Procesión de Liberación con una talla muy particular de Cristo en su Mayor Desamparo o Cristo en brazos de la Muerte desde el Convento de las Carmelitas.

Para despedir la Semana Santa, el Domingo de Resurrección, otra de las jornadas más esperadas en Medina del Campo, se presenta emblemática, como cada año con el Encuentro de Cristo resucitado y la Virgen de la Alegría en presencia del sepulcro vacío en la Plaza Mayor con el sonido del Himno de la Alegría, para posteriormente arrancar la procesión con el momento final en la Colegiata con la Salve. «La invitación a la Semana Santa medinense está más que hecha, no hay Semana de Pasión como la de Medina del Campo, con las procesiones más antiguas de nuestro país, y con la esencia de una villa entregada a su tradición», ensalza el presidente de la Junta de Cofradías de Medina.