‘Valladolid, en blanco y negro y a color’: historia y leyenda de la Virgen de San Lorenzo

Hoy 8 de septiembre Valladolid celebra el Día de su Patrona la Virgen de San Lorenzo con actos solemnes en torno a su figura que se aguarda en la Iglesia de San Lorenzo. Pero, ¿Sabes cuál es realmente su historia que convirtieron a la Virgen de San Lorenzo en la patrona de la capital vallisoletana? La leyenda se centra en la virgen de las aguas donde tuvo su origen y su vinculación con Valladolid.

La historia cuenta que «saliendo de su casa, comenzaron a venir nublados de tal manera que cuando llegó Nuestra Señora a la Costanilla de esta villa, caía tanto agua que fue menester cubrir el paño de las andas», con estas palabras describen las crónicas de la época la rogativa milagrosa, pues no se concebía otro adjetivo, que coincidió con el final de una severa sequía que mantuvo en vilo a Valladolid 16 meses consecutivos en 1561.

Según recoge la Concejalía de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Valladolid, la lluvia regó los campos vallisoletanos durante nueve días seguidos desde que el primero de mayo los vecinos recurriesen a la Virgen de san Lorenzo. Medio año después, los vecinos instalaron un altar en la plaza del Ochavo para realizar otra urgente petición a Nuestra Señora de San Lorenzo para que les auxiliase ante el devastador incendio que golpeó la villa durante tres días.

De aquella no ostentaba el título de patrona de Valladolid ni no que no lo haría hasta 1812, pero ante la devoción que la ciudad sentía en el siglo XVI por la Virgen de San Lorenzo puede decirse que, de facto, lo era. La leyenda que acompaña a la pequeña talla es tan antigua como su primer apodo, ‘Virgen de los aguadores’. Cuenta que un pastor la descubrió en una cueva a orillas del río Pisuerga, muy cerca de la conocida como Puerta de los Aguadores, donde según la tradición oral, la escondió un sacerdote que la trajo de Consuegra (Toledo) para guardarla de los saqueos musulmanes.

Aunque recibió culto en esta misma cueva, sobre todo por parte de los aguadores, temerosos de las crecidas del río; hacia mediados del siglo XII fue trasladada a la ermita de San Lorenzo, de la que recibe su actual nombre. No fue hasta el siglo XV cuando la talla atrajo la atención de buena parte de los vecinos, el conde Pedro Niño llevó hasta la ermita el cuerpo inerte de su hija Guiomar, quien para sorpresa de todos, recobró no solo la vida sino también la salud. De la iglesia que se construyó por orden del conde en respuesta al milagroso hecho, en la actualidad solo se conserva la fachada y la torre.

La Virgen de San Lorenzo se convierte en objeto de numerosas rogativas y oidora de incontables plegarias, y desde la canonización de San Pedro Regalado, en 1746, se convierte en costumbre que la reliquia del Santo acompañe a la virgen en sus traslados a la Catedral. Además del fin de la sequía de 1561, las crónicas narran otras lluvias milagrosas como la de 1738, aunque un año después el Pisuerga se desborda y anega la iglesia.

Al igual que se decía que era capaz de terminar con la sed del campo, se le atribuía la protección de la ciudad ante terribles inundaciones. El propio Ayuntamiento de Valladolid acordó en 1788 hacer voto a perpetuidad cada 24 de febrero en recuerdo del día en que la Virgen de San Lorenzo salvó a la villa del agua por tercera vez en un siglo. Del 23 al 25 de febrero de ese año, los ríos desbordados arruinaron 180 casas y acabaron con la vida de un niño. Ante la catástrofe, el Consistorio procedió a colocar la efigie a orillas del agua en la plaza del Ochavo, donde se mantuvo la mañana del día 25.

La devoción a la Virgen de San Lorenzo se asentaba en la ciudad de Valladolid y se reconoce de forma oficial su patronato el 8 de septiembre de 1812, año de ‘La Pepa’, primera Constitución española, casualidad que hace que se la relacione con los movimientos liberales. El 30 de marzo de 1917 llega a manos del Cardenal Cos la noticia de la próxima canonización de la Virgen de San Lorenzo.

Posteriormente, convoca a las autoridades y en apenas dos días se hace pública la buena nueva. El 21 de octubre tuvo, al fin, lugar la coronación en el balcón del Ayuntamiento, tras una misa recitada por el obispo Gandásegui y con Fernando de Baviera en representación de Alfonso XIII. Cuentan las crónicas que 50.000 personas se reunieron en la Plaza Mayor para presenciar el histórico momento: Valladolid contaba en aquel momento, según los registros del INE, con 76.000 vecinos.