Una imborrable huella en Zorrilla: ¿Qué fue de Manolo Peña?

La sección de esta semana dedicada a los jugadores que dejaron huella en el Real Valladolid va dedicada a uno de los futbolistas que dejó su sello a orillas del Pisuerga, en esta ocasión, para bien. Hablamos del delantero Manolo Peña que tristemente ya no se encuentra entre nosotros ya que falleció en noviembre de 2012 a causa de un cáncer. Peña militó en el Pucela durante 7 temporadas, desde la campaña 1983/1984 hasta la 1989/1990, cuando fue traspasado al Real Zaragoza, donde jugó tres temporadas, para después seguir su trayectoria en el Cádiz y Talavera. Puso punto y final en la Ponferradina, club al que regresó ya que previamente había militado en las filas bercianas durante dos temporadas donde se formó, antes de fichar por el Real Valladolid.

Con el equipo blanquivioleta consiguió ser el máximo goleador del equipo en las temporadas 1986/1987, junto con Eusebio, y en la 1987/1988, campaña en la que consiguió uno de sus datos más destacados con la camiseta pucelana al anotar tres goles en la inolvidable victoria por 2-4 del Real Valladolid ante el Fútbol Club Barcelona en el Camp Nou un 20 de diciembre de 1987. Sin duda alguna, un encuentro difícil de creer e imposible de olvidar en estos tiempos que corren por Zorrilla. El Pucela de Cantatore llegaba a la ciudad Condal en la Jornada 15 para medirse a los culés en plena pelea por situarse en la segunda posición y poder discutir al Real Madrid el título de Liga.

Los azulgranas por aquel entonces estaban dirigidos por Luis Aragonés y contaba con jugadores de la talla de Zubizarreta, Schuster y Lineker entre sus filas. En aquel encuentro emergió la figura de nuestro protagonista. Manolo Peña con sus recién 22 años cumplidos contó con la confianza del míster dentro del once titular, y la fe ciega en el veloz berciano tuvo su recompensa. Tres goles en 18 minutos sirvieron para remontar, para firmar su primer triplete en Primera División y para escribir su nombre en letra dorada en la historia del Club.

Pero la trascendencia del delantero fue más allá de aquella jornada mágica en Barcelona. El 30 de junio de 1989 disputó la segunda final del Copa del Rey en la historia del conjunto pucelano, y como subcampeón de Copa, el Real Valladolid consiguió una plaza para la Recopa 1989/1990. La gesta de alcanzar la final de la Copa del Rey permanece en la memoria de la afición blanquivioleta, y aunque con menos brillo que aquel inolvidable encuentro en el Camp Nou, Manolo Peña fue uno de los artífices. En esta ocasión no pudo marcar, a pesar de disponer de varias ocasiones, y el gol de Gordillo sirvió para que el trofeo se quedase en Madrid en lugar de viajar hasta la capital vallisoletana.

Tras aquel partido, el mítico Fernando Hierro fue traspasado al Real Madrid y un año después, en el verano de 1990, Peña también fue traspasado al Real Zaragoza. El exdelantero pucelano fue también subcampeón del mundo con Selección Española Sub-20 en Rusia en el año 1986 bajo la batuta de Jesús María Pereda, y 15 veces seleccionado en todas las categorías llegando a jugar con la Selección Española con la Sub-18, Sub-20, Sub-21 y Olímpica. Curiosamente, nunca llegó a vestirse la camiseta de la absoluta pese al alto nivel que mostraba sobre el terreno del juego.

Tras colgar las botas, Manolo Peña se dedicó a la política y fue concejal de deportes del Ayuntamiento de Ponferrada de 1999 a 2003. Poco después ejerció de asesor financiero hasta que desgraciadamente falleció con 46 años víctima de un cáncer. Manolo Peña fue parte de esa gloriosa historia de un Real Valladolid que vivió algunos de sus mejores momentos a finales de los 80. Desde el Club recuerdan esos 148 partidos de Liga como blanquivioleta, sus 52 goles, y el recuerdo de no haber visto una cartulina en seis años son algunos de los datos que completan la memoria de aquel jugador que salió del Camp Nou convertido en leyenda.