‘Un paseo por la provincia de Valladolid más curiosa y desconocida’: Manzanillo

Sin descanso, como cada fin de semana, Valladolid Plural coge la mochila para recorrer a pie los rincones más desconocidos, y a la par encantadores, de nuestra provincia. Llegamos hasta la comarca de Duero-Esgueva donde hacemos parada en Manzanillo, un pueblo que no alcanza el medio centenar de vecinos. Se trata de un pueblo eminentemente de adobe situado en una pequeña loma desde la que se domina un amplio panorama gracias a la anchura del valle en el que se encuentra, y que es recorrido por el arroyo de San Mamés.

Entre su patrimonio más destacado nos topamos con la iglesia gótica de San Justo y Pastor que se sitúa en medio del pueblo con una maravillosa vista del castillo de Peñafiel, del que tan solo le separa unos ocho kilómetros. Realizada en piedra en los siglos XIII y XIV, es de una nave con bóveda de crucería estrellada, al igual que la capilla mayor. No así la sacristía, cuya bóveda es de arista pero con yeserías posteriores del siglo XVII.

En su interior destaca el cuadro del Cristo del Entierro pintado por el Maestro de Manzanillo el cual impregna de arte al todo aquel que lo tiene delante. Además, el templo esconde unas interesantes imágenes de San Justo y Pastor, así como un retablo dedicado a Santa Lucía. Su producción principal son los cereales con cebada, trigo y centeno, además de sus viñedos.

El año en el que Manzanillo tuvo más habitantes de toda su historia fue en 1857 cuando alcanzó los 267 vecinos y mantuvo cifras similares hasta 1960 para después comenzar una línea demográfica más descendente con escasos cien habitantes. Las fiestas se celebran en honor de San Justo y Pastor, el día 9 de agosto, con verbenas, dulzainas y procesión. Otras fiestas menores, el 15 de mayo con San Isidro donde se organiza una populosa verbena y la procesión de San Roque cada 16 de agosto.