Un debut que ni el doloroso marcador empañará

El 28 de agosto de 2022 ya es una fecha marcada en la carrera del vallisoletano Roberto Arroyo tras debutar con el primer equipo del Real Valladolid. Lo hizo con sabor amargo, ya que la derrota frente al FC Barcelona no le permitió disfrutar al máximo de un momento tan especial. Y es que, a pesar del tropiezo blanquivioleta, para el canterano fue «una alegría enorme».

«Una pena por el resultado, pero muy contento por el debut. Es algo que siempre soñé y ayer llegó», explicó el canterano. El atacante, que arribó al Club en su último año de benjamín para disputar la Íscar Cup, empezó su camino desde niño con el trabajo entre ceja y ceja. Una filosofía que resultó importante cuando vivió una complicada situación médica de la que regresó con más fuerza para seguir subiendo escalones.

Así, el curso pasado ya se hizo un hueco en el Promesas cuando todavía era juvenil, lo que le permitió ampliar su vinculación con el Real Valladolid. Ahora, en su primer año como sénior y con 19 años recién cumplidos, tiene claras las directrices a seguir: «Hay que trabajar muy duro para mantenerse, que es lo más difícil, y estoy dispuesto a hacerlo».

Un trabajo que el pasado domingo le permitió tener una nueva recompensa en el minuto 76, cuando sustituyó a Anuar, otro canterano. Además, el estreno fue en uno de los grandes escenarios de LaLiga Santander, como el Camp Nou. «Es una sensación rara, pero a la vez satisfactoria. Es algo que piensas que ha llegado y no te lo acabas de creer hasta que llegas a casa. En el momento es como un shock, no te enteras», explica.

Pacheta le dijo que «disfrutase» y Arroyo, con la valentía y el desparpajo habitual con el balón, trató de hacer daño por la banda derecha, dejando algún buen detalle. Con esa sonrisa y carácter de un hombre de Club, cuenta que las felicitaciones que más le hicieron sentir fueron las de las personas que le «quieren». «Sobre todo, de mi madre y de mi padre», apunta.

Un día que nunca olvidará y un recuerdo, el de la camiseta, que ya tiene destino. «Me la llevaré a casa y la enmarcaré», dice con ilusión. Una elástica blanquivioleta que, a buen seguro, no será la única que guarde, puesto que todavía le queda por cumplir el sueño de jugar en Zorrilla con el primer equipo. Lo que ya tiene en la mochila es que, tras el estreno de Sergio Escudero, Arroyo se ha convertido en el decimotercer jugador nacido en la provincia que debuta en partido oficial en el presente siglo.