¿Reconoces este callejón en pleno centro de Valladolid? La historia de una de las calles más escondidas de la ciudad

Tras una puerta metálica, en plena Plaza Mayor de Valladolid, puedes viajar al Medievo para descubrir uno de los más antiguos corrales de oficios que existen en la actualidad en la ciudad. Además de ser un tesoro turístico en el centro de la urbe también tiene la particularidad de ser la calle más pequeña de Valladolid. Concretamente, el callejón de Torneros cuenta con 26 metros de largo y metro y medio de ancho entre pared y pared. El antiguo pasadizo ha sobrevivido a las reformas acometidas en el entorno de la Plaza Mayor, y a día de hoy, es visitable desde la misma calle con una vista privilegiada desde el Café del Norte.

El origen del corral de Torneros, fue precisamente ese, un corral donde se encontraban los talleres de los torneros. El mencionado convive en la actualidad en la ciudad de Valladolid junto a otros corrales antiguos como Falagués, Ricote o Boteros, y todos ellos forman parte de la historia escondida de la capital vallisoletana. El de Torneros es posiblemente el callejón más estrecho, pero cuenta también con algunas reliquias propias de las casas de la Plaza Mayor. El ambiente oscuro se adueña del corral prácticamente de día o de noche puesto que su estructura no permite demasiado la entrada de la luz natural. Aunque en aquella época era bastante y suficiente para que los profesionales pudieran trabajar con los tornos.

La curiosa calle Torneros permanece escondida y tímida a los visitantes a situarse detrás de una puerta metálica, pero su escondite separado del movimiento de la Plaza Mayor, la hace ser especial. Los gremios dejaron en nuestros días una importante huella, y algunas de ellas son estos recuerdos de sus vidas, que hoy podemos contemplar y recordar por ejemplo en el nombre de sus calles. El corral de Torneros ostenta esta denominación desde que el Ayuntamiento así lo acordase el 10 de abril de 1863. Ya el nombre de las vías, en la segunda mitad del siglo XIX y especialmente a partir de 1863, cuando la burguesía gobernante dotó de sentido político a la forma de denominar las calles de la ciudad.

Así, cualquier vecino y visitante puede visitar esta prestigiosa calle de Valladolid y dar un salto temporal al pasado para visionar como se vivía en la ciudad del Pisuerga. Siglos pasados eran también los vecinos de Valladolid los que acudían al corral de Torneros para trabajar en sus talleres y encargar trabajos. Algunos de los pisos de la Plaza Mayor dan la posibilidad de asomarse desde los ventanales, pero el callejón es el que separa precisamente la Óptica Vara y el Café del Norte, donde tienen la mejor vista de este pasadizo sin salida.