Recital, actuación soberbia, victorión. Cualquier calificativo similar puede valer para definir el triunfo logrado por el Real Valladolid Baloncesto ante el hasta ahora invicto ICG Força Lleida (97-57). Los locales bordaron el baloncesto y superaron en todos los aspectos al cuadro catalán en la primera mitad (54-29), en la que terminó expulsada la estrella visitante Carrera, totalmente anulado. Las ardillas continuaron a un nivel sobresaliente hasta cerrar una auténtica paliza que supone el tercer partido ganado consecutivo y de la temporada.
Con intensidad desde el primer momento, el Real Valladolid Baloncesto firmó una excelente puesta en escena ante todo un ICG Força Lleida, revelación de la temporada pasada e invicto hasta el encuentro en Pisuerga. Dispuesto a marcar las diferencias en la pintura ante un diezmado juego interior ilerdense, Kevin Allen y Jordy Kuiper llevaron la voz cantante para poner en liza a los blanquivioleta.
El norteamericano sumó los primeros seis puntos y cerró el rebote a cal y canto (8-4), aunque los de Paco García demostraron que también la saben meter desde fuera. ICG Força Lleida sobrevivió al gran inicio vallisoletano a base de triples, con tres prácticamente consecutivos para mantenerse a rebufo (11-10), pero Puidet y Kuiper dieron la réplica. Los locales anotaban por dentro y por fuera, de todos los colores, y finalizaron el primer acto casi doblando al rival (29-16).
Los 29 puntazos crecieron hasta los 35 con otras dos canastas desde la larga distancia de Sergio de la Fuente y Greg Gantt para abrir el segundo cuarto. Bang, bang. Dos disparos certeros que obligaron a Gerard Encuentra a pedir una tregua en forma de tiempo muerto. El Pucela Basket, a lo suyo, estaba bordando el baloncesto y superando al rival en todas las facetas del juego.
Y no se conformaron los de Paco García. El ímpetu de las ardillas metió en bonus a los ilerdenses y una técnica contra Carrera fue el reflejo de la impotencia y desesperación de los visitantes, que no veían la forma de parar al equipo castellano. La sangría no quedó ahí. La ventaja crecía con el paso de los minutos y el recital de la primera parte terminó con un soberbio 54-29 que, por si fuera poco, también llegaba con la expulsión por una segunda técnica de Carrera, la estrella visitante. El venezolano llegaba a Pisuerga con dos MVP semanales y un Quinteto Ideal, pero se fue completamente frenado por el cuadro local. Casi nada.
Al descanso, todos los jugadores locales salvo Mazaira y Belemene habían anotado, no superando ninguno los diez puntos. Una actuación soberbia y coral que servía para encarrilar, y de qué manera, el triunfo. Aunque todavía mucha batalla, en los números, como no podía ser de otra manera, también mandaba el Real Valladolid Baloncesto, 21-15 en rebotes, 13-4 en asistencias, y menos pérdidas y faltas cometidas.
Pero ICG Força Lleida, aunque el conato de remontada fue efímero y rápidamente reprimido por las filas de Paco García. Un parcial de 0-5 inquietó a Pisuerga, pero Mike Torres comandó las operaciones para, con diez puntos consecutivos, apagar el fuego y los ánimos visitantes (59-34). El Pucela Basket recuperaba el mando con mano de hierro y volvió a brillar con su mejor versión atrás para marcar territorio. La nueva máxima ventaja de los blanquivioleta creció hasta los 33 puntos (76-43) con los que se llegaba al último asalto. Por si fuera poco, los enanos seguían creciendo para Gerad Encuentra, que veía como Juani Marcos también se marchaba expulsado después de cometer su segunda antideportiva de la contienda.
Estaba todo visto para sentencia, aunque al Real Valladolid Baloncesto aun le quedaban varios objetivos, intentar que todos los jugadores anotasen, tratar de llegar a los 100 puntos y conseguir el máximo botín posible. Romaric Belemene se estrenó y se unió a la fiesta, aunque Álex Mazaira no pudo hacer lo propio y su buen partido no quedó redondo con puntos. 10 de los 11 jugadores sí anotaron y certificaron una actuación coral, absolutamente redonda y soberbia ante un rival que llegaba invicto al feudo blanquivioleta (97-57). Puñetazo sobre la mesa, 3-1, todos los triunfos consecutivos.