Jaan Puidet no acostumbra a los focos, pero sí a brillar en la sombra, en labores de intendencia. Y en Melilla el estonio volvió a cumplir con esa función, pero también con una faceta anotadora y decisiva. Una canasta del exterior báltico a falta de tres décimas cerró un importantísimo triunfo del Real Valladolid Baloncesto en la cancha del Melilla Ciudad del Deporte (80-81), después de un encuentro emocionante, con alternativas en el marcador y tácticas que se decidió en los últimos segundos. Los blanquivioletas, tras un final de infarto, pusieron el broche a una actuación sólida y constante, sin alardes, lejos de Pisuerga para imponerse al Melilla, recuperando las buenas sensaciones a domicilio y poniendo la victoria número 17 de la temporada. Con ritmo y puntos, melillenses y vallisoletanos abrieron la contienda con un intercambio de golpes nulo entre ambos conjuntos. Devin Schmidt abrió la lata con un triple, pero respondió Parker Van Dyke.
Después se sumó a la causa de los locales Bryce Douvier y Sergio de la Fuente dio la réplica de tres para mantener el pulso anotador (10-8). Esos dos emparejamientos marcaron los primeros minutos de partido, y los melillenses se sustentaron en los puntos del ‘cuatro’ austriaco. Melilla mantuvo el mando durante todo el periodo con rentas no superiores a los cuatro puntos, controlado en todo momento, hasta que firmaron un parcial de 5-0 que amenazó con abrir brecha. El RVB, bien plantado, aunque sufriendo ante el buen juego ofensivo de los locales, subió un punto su agresividad con una presión a toda la cancha y Lotanna Nwogbo reinó en la pintura para reducir la renta azulina en la recta final del primer periodo (23-18). Subiendo marchas en defensa con el paso de los minutos, la versión atrás de los blanquivioletas cada vez iba siendo mejor, sabedores de que un intercambio de golpes era un mal negocio en Melilla. Los visitantes comenzaron a cerrar el aro y el rebote, logrando la igualada tras la salida del cuarto con el 23-23.
Desventaja superada, partido nuevo. Pero con la vuelta de Douvier a cancha con un triple, los de Rafa Monclova volvieron a estirarse ligeramente. El RVB, ahora más cómodo sobre el parqué, logró sujetar al Decano, corrigiendo las transiciones defensivas y llevando el partido al juego estático. La clave para seguir con el cerrojo en el aro, junto con la entrada de Jaime Fernández para secar a Douvier, a las que se sumaron los puntos de Puidet y de Schmidt para mantener el ritmo de los locales (32-30). De menos a más y sin parar de crecer, los vallisoletanos perdieron el orden momentáneamente con dos triples locales (39-33), pero los de Paco García respondieron también de tres, neutralizando la zona que proponían los de la Ciudad Autónoma (39-40). Primera vez por delante después de muchos minutos a remolque, aunque al descanso fueron los azulinos quienes mandaban de nuevo. La buena inercia del Real Valladolid Baloncesto y de Maj Kovacevic se mantuvo y el esloveno anotó cuatro puntos seguidos, triple y técnica contra los locales, para poner la máxima ventaja de los visitantes (45-50).
La buena salida al partido tuvo continuidad con un tercer cuarto fantástico de los blanquivioleta, demostrando solvencia y continuidad también a domicilio. Con Ziggy llevando la manija y Jaan Puidet de ejecutor, los castellanos descifraron a la perfección la defensa zonal de los melillenses y pisaron el acelerador para poner el 49-56. La cuarta falta personal del flamante fichaje de los locales, Tomislav Buljan, allanó el camino en la pelea por el rebote para los pucelanos, pero Melilla reaccionó desde la larga distancia. Un triple de Alvarado y otro de Douvier, castigando el perímetro blanquivioleta y el atasco momentáneo, devolvieron las tablas al marcador, aunque el enésimo estirón del equipo del Pisuerga permitió encarar los últimos diez minutos con un buen motón a su favor (59-65). A pesar de que la luz se le apagó momentáneamente al Pucela Basket, que necesitó más de tres minutos para anotar en el último asalto, el buen nivel defensivo permitió mantener el mando ante las acometidas del Melilla (64-65). Un mate de Lucas N’Guessan, referencia interior y brillante sacando faltas de cada balón recibido, acabó con la sequía anotadora y permitió recuperar terreno (64-67).
Con todo por decidir entró el encuentro a los últimos dos minutos. Con bonus para los dos bandos, cualquier error podía ser definitivo y fueron los pucelanos quienes llegaron a las últimas bolas con ventaja. Varence, sobre la bocina, puso el 80-79, dejando a los visitantes 25 segundos para una última oportunidad. Devin Schmidt asumió galones y la responsabilidad, pero no pudo anotar, aunque los visitantes mantuvieron la posesión y volvieron a confiar en el estadounidense. Con sangre fría, el de Tennessee aguantó el bote, penetró, concentró toda la atención azulina y encontró el corte de un providencial Jaan Puidet que anotó dejando el crono en solo tres décimas. 80-81, tiempo para un único palmeo de los locales que no anotaron y la victoria que voló a Valladolid. El Pucela Basket finalizará el mes de marzo con un derbi, recibiendo al Longevida San Pablo Burgos el sábado 30 a las 19.00 horas.