El Real Valladolid Baloncesto redondeó una de esas noches mágicas en el feudo blanquivioleta con un sobresaliente triunfo ante el San Pablo Burgos en el derbi regional. Los vallisoletanos se llevaron un auténtico partidazo después de resistir el enorme acierto de los burgaleses en la primera parte y de voltear el partido en la segunda para mandar con autoridad y solvencia. Los visitantes llevaron la voz cantante durante gran parte del periodo, pero el RVB resistió y no permitió que los burgaleses abrieran brecha. La sociedad formada por Speight y Fischer puso a los visitantes con rentas cercanas a los cinco puntos (7-12), pero Romaric Belemene, con siete puntos, mantuvo a las ardillas a tiro. Un tira y afloja constante, de color azul, pero sin grandes estirones.
La mala noticia era que el tanteo era sumamente alto para los blanquivioleta, que mostraron sus cartas ofensivas, sí, pero que debían ceñirse a un marcador más bajo. Con el 23-26 concluyó el primer acto con tres triples del equipo del Coliseum. Pero no se descompusieron los pupilos de Paco García. Subiendo el nivel de intensidad y contactos con el paso de los minutos, la irrupción desde el banquillo de Nwogbo fue clave para resistir un nuevo envite de los foráneos, el enésimo. El ’24’ del Pucela Basket dominó en ataque con 12 puntos que dejaron a los suyos todavía a rebufo del conjunto de Lolo Encinas. Corría el reloj, avanzaban las rotaciones y San Pablo Burgos seguía metiendo y metiendo, pero también los vallisoletanos.
Castigando con muchos triples y presumiendo de pólvora, el conjunto burgalés mantuvo el mando del partido, con el RVB siempre al acecho y resistiendo los estirones. Así, tras 20 minutos de toma y daca constante, con un ritmo tremendo, ambos equipos alcanzaron la tregua del descanso con un trepidante 43-48. Tenía y debía bajar números el Real Valladolid Baloncesto en la segunda parte si quería tener opciones ante una máquina ofensiva como la de los burgaleses. Un partido de ataques no les interesaba a las ardillas, aguantando a duras penas los tirones, pero con carácter para aferrarse al partido en todo momento. Y los de Paco García hicieron el click necesario tras un esfuerzo titánico de 20 minutos resistiendo el pulso. Paso adelante en defensa y bajón lógico de acierto de un casi infalible Longevida San Pablo Burgos. Parcial abierto de 7-0 para otorgar la primera ventaja blanquivioleta desde que comenzó el partido.
El Polideportivo Pisuerga, con un ambientazo de baloncesto y buena sintonía entre aficiones, creció en decibelios y comenzó a jugar su particular partido en la grada. Y el contexto cambió radicalmente en favor del RVB. Los de Paco García revirtieron el guion y echaron el cerrojo a su aro durante cerca de cuatro minutos para mantener esa preciada renta durante todo el cuarto. La buena dirección que impuso Ziggy primero y Mike Torres después permitió a los locales mantener las distancias con el rival. Maj Kovacevic leyó el partido a la perfección y siguió ejecutando, encestando y sacando rédito de cada acción. El nivel de contactos subió y el acierto en los tiros libres iba a ser clave, y ahí los pucelanos estuvieron certeros para llegar al último asalto tres puntos arriba tras un descomunal triple de Devin Schmidt desde el centro del campo.
Ese triplazo hizo mucho daño a los visitantes y catalizó a las ardillas, que salieron enrabietadas al último asalto. Un triple de Jaime Fernández y un mate de N’Guessan al contraataque llevaron la locura al Pisuerga amenazaron con romper el partido por 72-64. Los locales no aprovecharon varias posesiones para dar un golpe sobre la mesa y el 72-64 imperó durante varios minutos de atasco que dieron vida al cuadro azulino. Con la colaboración de un carrusel de faltas controvertidas, todas en favor de los burgaleses y bonus en contra del RVB a falta de siete minutos. Una eternidad de castigo. Entre tanto, cinco puntos de Gonzalo Corbalán dilapidaron la ventaja en un visto y no visto y enchufaron a los visitantes, cambiando por completo la inercia. La tensión iba en aumento y también el nivel de contactos, pero los vallisoletanos salieron bien parados tras una antideportiva sobre Belemene que supuso dos tiros libres y concluyó con un triple de Jaime Fernández.
Tras el tiempo muerto obligado de Lolo Encinas, el RVB se dio un tiro en el pie, que no en la sien, con dos pérdidas consecutivas que devolvieron las tablas al marcador por 84-84. Ya no hubo más concesiones ni oportunidades. Devin Schmidt, en una nueva demostración de sangre fría y de galones cuando quema la bola, sumó tres tiros libres seguidos seguidos en dos acciones para poner contra las cuerdas a San Pablo Burgos (87-84). Erraron los foráneos, se desató toda la pasión en Pisuerga y el derbi se quedó en casa con el 91-84 tras la sentencia del norteamericano al contraataque. Golpe sobre la mesa y paso adelante para seguir escalando. El Real Valladolid Baloncesto continuará iniciará un mes de abril tremendamente exigente visitando al ICG Força Lleida el viernes 5 a las 20.45 horas.