La Quema de Medina, un acontecimiento histórico que marcó un antes y un después en la Guerra de las Comunidades

A lo largo de esta semana, la historia cobra vida en Medina del Campo. Entre actividades, talleres o exhibiciones, las recreaciones son el plato fuerte de la Semana Renacentista, y enmarcada en ella, se encuentra la conocida Feria de Imperiales y Comuneros. Una de las citas más espectaculares y llamativas de este regreso al Renacimiento de la Villa de las Ferias es la ‘Quema de Medina’, un acontecimiento histórico que en la actualidad, más de 500 siglos después, los vecinos de la localidad vallisoletana lo viven como nunca con el fin de que su pasado no caiga jamás en el olvido.

La fecha de la Quema de Medina fue el 21 de agosto de 1520, un hito en la Guerra de las Comunidades y una rebelión que se extendió desde 1520 hasta 1522 prácticamente por todos los territorios que formaban en aquel momento la Corona de Castilla. La quema o incendio de Medina del Campo fue una acción militar llevada a cabo por las tropas afines al emperador Carlos V, dirigidas por Antonio de Fonseca y Rodrigo Ronquillo, en las primeras etapas de la Guerra de las Comunidades de Castilla. Este hecho supuso la destrucción de buena parte de la villa medinense y el estallido definitivo del hasta entonces incipiente movimiento comunero en toda la Corona de Castilla. Ese martes 21 de agosto de 1520, un ejército de unos 2.000 efectivos llegó a Medina para apoderarse de la artillería. Tras negociar, en plena guerra entre los sublevados comuneros y el bando realista, los vecinos se mantuvieron firmes en su negativa y comenzó el asalto, en el que se produjo el incendio.

La quema tenía como fin dispersar a la multitud congregada en la plaza junto a la artillería, pero esta no se disgregó y permaneció junto a los cañones mientras las llamas avanzaban. Buena parte de la villa resultó destruida, siendo especialmente significativo el caso del convento de San Francisco, donde los comerciantes medinenses guardaban sus posesiones y que ardió por completo. Ante lo sucedido, los comandantes realistas dieron la orden de retirada, permitiendo así a los vecinos acudir a sofocar las llamas y evitando que la villa ardiera en su totalidad. Al día siguiente, el 22 de agosto, el regidor Gil Nieto fue descuartizado en plena calle.

El incendio de Medina del Campo marcó un antes y un después en el transcurso de la Guerra de las Comunidades de Castilla. Concretamente, a raíz de estos hechos tuvo lugar el levantamiento de toda Castilla, especialmente de ciudades que hasta el momento se habían mantenido al margen, como fue el caso de Valladolid. El establecimiento de la Comunidad en Valladolid provocó que el núcleo más importante de la meseta se declarara en rebeldía, trastocando la situación y provocando que el cardenal Adriano tratara de tomar el control de la situación por todos los medios. El nuevo panorama produjo nuevas adhesiones a la Junta de Ávila, en medio de una situación de indignación y descrédito hacia el Consejo Real, órgano perteneciente a Carlos V que durante su ausencia para ser coronado en Alemania, sería sede del poder comunero con la Santa Junta. En ese momento, las tropas comuneras tomaron Medina y su artillería, y se vengaron de Fonseca causando daños en su Castillo de Alaejos, e intentaron los mismo en Coca.

Los comuneros fueron derrotados el 23 de abril de 1521 en Villalar, y fue entonces cuando los regidores medinenses tomaron la ciudad ante las órdenes del emperador, ofreciendo tropas para la guerra de Carlos V con los franceses en Navarra. Los daños que sufrió la Villa de Medina por negar sus piezas ante la rebelde Segovia hizo que se realizara acto de hermanamiento histórico entre Medina del Campo y Segovia. Ambas ciudades albergan una plaza en honor de la otra en el centro de su casco histórico, y en el caso de la capital segoviana cuenta con una estatua del líder comunero Juan Bravo.

En la actualidad, este hecho histórico se recrea sobre el 21 de agosto en la localidad de Medina del Campo, en su Feria de Imperiales y Comuneros y se trata del acto central de la Semana Renacentista. El Castillo de la Mota es el principal escenario donde las antorchas inundan a la Villa en un noche de batallas y guerra por conservar su identidad.