La provincia de Valladolid, territorio de fortalezas: Castillo de La Mota de Medina del Campo

La provincia de Valladolid es uno de los territorios con más castillos y fortificaciones. Con más de 60 existencias patrimoniales hoy en día convierten a nuestra provincia en un lugar curioso de disfrutar y conocer. La mayor parte de estos recintos amurallados surgieron en la reconquista, y sin duda, los más famosos son el Castillo de la Mota en Medina del Campo, Peñafiel y Fuensaldaña. Pero estos son solo la punta del iceberg de un mapa repleto de fortalezas que recorren el largo y ancho de la provincia.

Valladolid Plural se adentra durante este verano en la ruta más famosa de la provincia vallisoletana, como es la ruta de los castillos. Una nueva sección que acercará los castillos más conocidos de nuestros municipios pero sin olvidarnos de aquellas fortalezas menos transitadas pero que esconden multitud de secretos y tesoros patrimoniales. En esta primera entrega nos desplazamos hasta Medina del Campo para conocer de manera más detallada su glorioso Castillo de La Mota que conserva prácticamente toda su esencia desde el Siglo XI.

La Villa de las Ferias se fundó precisamente en la zona de La Mota donde hoy se encuentra el castillo que en su momento era el centro de la localidad, a pesar de que actualmente ya es la periferia por todo lo que ha crecido la ciudad, en especial durante los Siglos XV y XVI. La construcción del castillo fue encargada en 1460 por los reyes Juan II y Enrique IV de Castilla, y posteriormente, fueron los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón quienes culminaron la gran obra en 1483, dotándolo de una enorme barrera defensiva con una moderna galería de tiro subterránea. Precisamente, esta obra convirtió a la fortaleza de Medina en una referencia entre todas las fortalezas de su época puesto que fue uno de los primeros castillos de Europa que se adaptó al uso de la artillería.

El Rey Enrique IV ordenó la construcción de la torre en 1460 y entregó la fortaleza al arzobispo de Toledo, cuya traición la devuelve al dominio aragonés. El Acuerdo de los Toros de Guisando entregó la fortaleza y la villa a Isabel, pero el Rey se la quitará para entregársela a su hija Juana, quedando la fortaleza en manos de Alonso de Fonseca hasta su muerte en el año 1473. Su sobrino debe llegar a un acuerdo con los medinenses, que querían tomar el castillo, y la entregaría al duque de Alba, a quien se la reclaman los reyes para entregarla a Alfonso de Quintanilla; se construye entonces la barrera de artillería, terminada en 1483, como indica la fecha grabada junto a los escudos de los Reyes Católicos en la entrada principal. Durante la Guerra de las Comunidades, la fortaleza permanece fiel a la Corona, pese a que Medina del Campo por aquel entonces era comunera.

Después de la trascendencia de esta fortaleza, durante un largo periodo de tiempo, el castillo estuvo en desuso y fue a partir de 1904, con su declaración como Monumento Nacional, cuando comenzaron las obras de restauración y reconstrucción del edificio interior. Después de la Guerra Civil Española en los años 40, el edificio interior del castillo fue reconstruido para desarrollar en él la Escuela de Mandos de la Sección Femenina. Se trataba de un centro para realizar el servicio social femenino de la Falange española.

El castillo actual, que responde a la tipología de la Escuela de Valladolid, aprovecha una esquina del recinto de la villa vieja, y cuya barrera exterior, con cubos cilíndricos y dotada de galerías subterráneas, data del tiempo de los Reyes Católicos, siendo la más avanzada de su época. La fortaleza medinense tiene un amplio patio de armas y una Torre del Homenaje de casi 40 metros de altura, y desde el patio se accede a la capilla de Santa María. En la planta baja del Castillo de La Mota se puede visitar la sala de Juan de la Cosa y la capilla de Santa María del Castillo.

Además de la belleza arquitectónica y su función militar, las historias y anécdotas entre los muros del Castillo de Medina del Campo son de los más reseñables. Entre ellas, su uso como archivo de la Corona, el encierro de la princesa Juana, la fuga de César de Borgia, y su papel-función en la Guerra de las Comunidades. En la actualidad, los visitantes pueden hacer una visita a los exteriores del castillo, liza y planta baja para descubrir el patio de armas, la Sala Juan de la Cosa y la capilla. Para los más curiosos, también existen visitas guiadas al castillo para acceder a su galería subterránea, a la Torre del Homenaje, y un yacimiento arqueológico de la Edad del Hierro, entre otros rincones.