La octava seguida del Real Valladolid Baloncesto para hacer historia en Cáceres

El Real Valladolid Baloncesto sigue ganando y hace historia en Cáceres, donde sumó el octavo triunfo consecutivo. Los de Paco García baten el récord de la entidad de la mejor racha triunfal de la historia con una nueva victoria, la décima del curso, después de ir gobernando el encuentro desde el segundo periodo. Un imperial Devin Schmidt, que anotó 36 puntos y decidió en los minutos calientes con siete seguidos, brilló con luz propia en una nueva demostración de intensidad, disciplina y saber jugar a la hora de la verdad. Así, los blanquivioleta dominaron durante prácticamente toda la contienda, menos al inicio, cuando imperó la igualdad. Cáceres y RVB abrieron el partido con un auténtico intercambio de golpes y canastas, jugando con ritmo y velocidad. Aunque dos triples seguidos de Belemene dieron la primera ventaja clara al Pucela (2-8), pero los de Roberto Blanco igualaron el acierto y cortaron dos tirones de los foráneos con el 13-13.

Ambos equipos presumieron de armas ofensivas durante todo el periodo y las canastas se sucedieron en ambos lados de la cancha, aprovechando los locales las dificultades del Pucela Basket para cerrar el rebote defensivo. Sacando rédito de las segundas opciones y con un cuadro vallisoletano todavía sin activarse en defensa, los verdinegros se anotaron el acto inaugural por 23-21. La segunda falta de Belemene dio entrada a un Juan García-Abril que aprovechó la oportunidad con grandes minutos. Precisamente un ‘dos más uno’ del canterano mantuvo a rebufo a un RVB errático desde el perímetro. A pesar del buen juego y los tiros liberados, la puntería en el triple no acompañaba a las ardillas y las diferencias se mantuvieron cercanas a los cuatro puntos en todo momento, pero con los vallisoletanos cada vez más duros defensivamente.

Y en ese tramo surgió el talento y el acierto de Devin Schmidt para desatascar. Dos triplazos consecutivos del artillero de Tennessee pusieron a los de Paco García por delante (34-37) y golpearon, obligando a Roberto Blanco a pedir tiempo muerto y no dejar que el norteamericano se encendiese. Tarde, la mecha estaba prendida. Sin Mike Torres, Jaan Puidet al ‘uno’ fue la principal opción y el estonio respondió llevando a la perfección la manija del equipo, con el estadounidense de ejecutor y comenzando a brillar en su particular exhibición. Con verticalidad y agresividad, los vallisoletanos metieron pronto al Cáceres en bonus y los viajes a la línea de personal sirvieron para engordar la renta. Y la buena labor cerrando el rebote. Subsanado ese problema que aprovecharon los extremeños al inicio, el RVB gozó de máxima de 10 puntos, pero alcanzó el descanso siete arriba (43-50).

Un triple casi sobre la bocina de Maj Kovacevic, que pisó la línea de banda, no subió al marcador y bien podía haber servido para fijar la ventaja en la decena. De menos a más, el RVB no sólo no se frenó durante el tiempo de asueto, sino que regresó a la cancha con otra marcha más. Los de Paco García echaron el cerrojo en su aro y dejaron seco al Cáceres. Bajo la batuta de Sergi Costa, cuajando un partido formidable en el gobierno del partido, Devin Schmidt siguió poniendo los puntos una y otra vez, ofreciendo un recital y liderando las ardillas hasta abrir brecha con 16 tantos (46-62). A partir de entonces, los visitantes trataron de jugar con el reloj. El conjunto del Pisuerga comenzó a alargar las posesiones y a administrar la ventaja, castigando la ansiedad de un rival que necesitaba ganar imperiosamente. Sacando partido de cada posesión y ajustando bien atrás, los de Paco García, disciplinados y serios durante todo el duelo, mantuvieron la distancia y llegaron a los últimos diez minutos mandando.

Cáceres no capituló tan pronto y bajó de barrera psicológica de los diez puntos (64-72), haciendo presagiar que todavía quedaba mucho por sudar y luchar en el Multiusos. Vaya si quedaba. Los de Roberto Blanco se agarraron con uñas y dientes y el marcador se apretó, entrando a los últimos tres minutos con todo por decidir después de una gran serie de triples de los cacereños (73-78). Eran los peores momentos de los visitantes, con la cuerda cada vez más tensa, cuando volvió a surgir la figura de Devin Schmidt. Dos canastones con su sello dieron aire al RVB y una falta de tres puntos sobre él fue la anestesia final para los verdinegros. Tres tiros libres al zurrón, tierra de por medio de nuevo (76-85) y poco más de un minuto de no bajar los brazos para amarrar el triunfo.

Y el Real Valladolid Baloncesto volvió a demostrar que sabe cómo jugar los minutos calientes y ganar los encuentros. El equipo de Paco García no negoció ni un solo esfuerzo y mantuvo el listón defensivo hasta que los de Roberto Blanco, peleones y aguerridos como se esperaba, terminaron por claudicar. El cuadro del Pisuerga ponía la octava consecutiva, y décima del curso para seguir soñando por todo lo alto. La victoria, por si fuera poco, ya es historia blanquivioleta. El miércoles a las 20.45 horas en Pisuerga después de dos encuentros en la carretera, los de Paco García reciben al Melilla Ciudad del Deporte y buscará la undécima de la temporada.