José María, el salmantino que encontró el cadáver de Esther, lo vio «a simple vista» y en menos de una hora desde su llegada a Traspinedo

Sale a la luz el nombre de la persona que encontró el cadáver de Esther López el pasado 5 de febrero en Traspinedo. El lugar y la posición del cuerpo sin vida de la joven llama la atención en la investigación de la Guardia Civil, pero el hombre que localizó el cadáver de espaldas en una cuneta y con todas sus pertenencias «no conocía de nada a Esther», así se recoge en el secreto de sumario que ha levantado la jueza Soledad Ortega en los últimos días.

Una vez que se identificó el cadáver de Esther en la carretera de acceso a Traspinedo, al hombre se le calificó como un senderista que mientras caminaba se topó con el cuerpo de la joven. Pero ese transeúnte es José María, tiene 47 años y aquella mañana de febrero viajó desde Salamanca hasta Traspinedo para ayudar a recabar pistas del paradero de Esther tras el fracaso de las batidas realizadas, tanto multitudinarias como selectivas por parte de la Guardia Civil.

José María, de profesión fontanero, expuso ante la Guardia Civil en su declaración que «había decidido pasar el día rastreando por su cuenta las inmediaciones de Traspinedo y hacer un poco de turismo». «He llegado sobre las 9:30 y he aparcado el coche en el restaurante La Maña», explicó a los agentes. «No conocía de nada a Esther».

El hombre aseguró a la Guardia Civil que «en apenas una hora había localizado el cuerpo de Esther tirado en una cuneta». «A unos quince metros de pasar el cruce, a simple vista, he observado el cuerpo de una persona. Estaba de espaldas. Llamé inmediatamente para avisar. Enseguida llegó un coche de la Guardia Civil. Durante el tiempo que estuve esperando ninguna persona manipuló el cuerpo ni se acercó a él», apuntó.

Lo que más llama la atención del hallazgo del cadáver de la joven de 35 años es su posición, sin heridas visibles y que todas sus pertenencias estuvieran a su lado. La Guardia Civil sigue trabajando en la hipótesis de un atropello, aunque no mortal, y también se baraja que el cuerpo pudo ser trasladado horas después de su muerte por alguna persona. Los forenses que realizaron la autopsia señalan que el cuerpo pudo permanecer más de 20 días en ese mismo lugar, quedándose el rastreo de las batidas a escasos metros de esa cuneta.