El VRAC se corona con una remontada épica y la Liga se queda en casa

Quien estuvo en Pepe Rojo en la Final de la División de Honor 2022/2023 no lo olvidará jamás. No se recuerda una final en el rugby español con la épica que adquirió la disputada entre el VRAC y Burgos. Si ya en Sevilla, en la Copa del Rey, ambos equipos ofrecieron un duelo de igualdad y esfuerzo, Valladolid vivió 100 minutos que ya tienen un capítulo propio en la historia del rugby nacional. Lo merecieron ambos, pero se lo llevó el VRAC frente a un Aparejadores Burgos al que sin ningún tipo de duda le llegará su momento.

Y eso que el duelo comenzó con los vallisoletanos lanzados a llevarse su título liguero número 12. No habían pasado seis minutos desde el pitido inicial de Iñaki Muñoz cuando Michael Stringer resolvió una jugada de ataque masivo del VRAC para encontrar finalmente un hueco que no aparecería en muchas ocasiones a lo largo del partido, Taibo ratificó con el pie y situó el 7-0. Si en ese momento alguien pensó que el VRAC arrollaría en la final, estaba muy confundido. El conjunto de Burgos no se amilanó y armó la ofensiva para asaltar campo quesero, donde estableció su campamento. Tras un fallo de Zabalegui al intentar transformar un castigo, un discutido avant provocó una melé a favor de los burgaleses de la que Tani Bay salió con velocidad para encontrar zona de marca con cierta facilidad. Zabalegui empató con el 7-7 devolviendo al marcador una igualdad que sería la nota predominante del choque. Mientras Burgos le encontraba el punto al encuentro, los queseros sufrían con las lesiones de Sacha Casañas y Marc Sánchez que obligaban a Merino a mover el banquillo prematuramente.

Carrió se erigió en protagonista con un ensayo que hacía saltar a los cerca de 1.000 aficionados desplazados desde la provincia vecina de los más de 3.000 que poblaron las grada de Pepe Rojo. Con ese 7-14 desfavorable a los de Merino se llegó al tiempo de descanso pese a los intentos en vano del Quesos durante el tramo final. La segunda parte prometía emociones fuertes y obligaba al VRAC a la remontada si quería recuperar el trono de campeón liguero perdido hace un año en detrimento de la Santboiana. El equipo se conjuró en el vestuario para echar el resto durante los presumiblemente últimos 40 minutos de campeonato. La reanudación arrancó con un VRAC valiente que no tardaría en poner el 14-14 en el electrónico de Pepe Rojo. Gavidi culminaba una jugada de empuje, pero los visitantes respondían con un ensayo del eléctrico Tani Bay que no daba respiro a la alegría vallisoletana.

El partido entró entonces en una fase de dominio incesante de los queseros, pero sin encontrar el premio. La defensa burgalesa, impecable y sin caer en castigos, obligaba al Quesos a buscar alternativas para remontar. No fue hasta el minuto 73 cuando Sio Moala encontró el premio a minutos y minutos de ataque sin descanso. Taibo transformaba y el marcador mostraba un 21-19 que duraría sólo unos segundos. Y es que lo que para los locales era un mundo, Aparejadores lo conseguía al siguiente ataque. Rocaries ensayaba y la final parecía acabada con el 21-26. Quedaban cuatro minutos y Burgos lo tenía en su mano. Pero con el VRAC enfrente nada está terminado no sólo hasta que no llega el minuto 80, sino hasta que se pita el final del partido. Y es que el minuto 80 llegó, y el 81, y el 82, y el 83, y el 84. El Quesos seguía sin rendirse acumulando fases, ataques y castigos a favor. Un balón o un tropiezo, el más mínimo fallo pondría el punto y final a la temporada. Pero con las fuerzas al límite, el VRAC movió y Álex Alonso irrumpió en carrera y en paralelo a la zona más fiel de la afición para ensayar con el 26-26. Taibo rozó la transformación, pero el oval se fue a escasos metros de los palos y la final de la División de Honor se fue a la prórroga.

Con los dos equipos rozando el agotamiento y escenas de sufrimiento, vendajes y lesiones, las aficiones se dividían entre la alegría de ver continuar el espectáculo en plena noche y el reconocimiento al esfuerzo de los 46 jugadores. Quedaban por delante dos partes de 10 minutos. Y en esos 20 minutos volvió a pasar de todo. Primero Rocaries repitió con un ensayo de los suyos, lo cual obligaba al Quesos a tirar nuevamente de épica (26-31). Pottgieter, al borde del descanso del tiempo extra, volvió a darle ventaja al Quesos de dos puntos gracias a la magnífica transformación de Taibo. Burgos, con 10 minutos por delante, estaba a un castigo de llevarse la División de Honor. Y entonces, como si de un truco de magia se tratase y con las fuerzas bajo mínimos, una carrera para la historia del VRAC de Miguel Lainz rompió el marcador con nueve puntos de ventaja para el Quesos (40-31). Pero si los pucelanos nunca tiraron la toalla, Burgos tampoco lo iba a hacer con todo lo que había remado. Con tres minutos por delante, se la jugó a un castigo pasado por Carrió para quedarse a un ensayo transformado el definitivo 40-34. Los minutos pasaron con Burgos apretando y apretando y en un final idéntico al de Sevilla, los de José García erraron en la última touch y el VRAC recuperó el tronó de campeón de Liga.