El vallisoletano que narra las mejores «experiencias y apuros» de los monitores de campamentos de verano

‘¡S.O.S., Estoy de Campamento! Guía de emergencia para monitores de tiempo libre en apuros’ es un libro que viene a cubrir un importante hueco en la oferta bibliográfica dedicada a la Educación no Formal y al Tiempo Libre. El autor vallisoletano, Enrique Hernández, tras 20 años de experiencia en colonias y campamentos, además de otros 17 como maestro, decidió «colgar las botas» y recopilar todas las experiencias vividas en esos veranos inolvidables.

El resultado es un libro de 364 páginas dividido en tres partes con teoría, práctica y anexos. Cualquier situación con la que nos podamos encontrar en un campamento está aquí recogida, junto con cientos de fichas prácticas para organizar desde cero con talleres, dinámicas, juegos o gymkhanas. Un compendio de sabiduría acerca de la óptima organización de un campamento, de sus dificultades, de las posibles soluciones, de anécdotas y vivencias personales propias dentro de una dilatada trayectoria en el mundo de la Educación no formal. Un libro «de batalla» para tener siempre a mano.

Tanto los «novatos» que empiezan en este apasionante mundo de la Educación no formal y el Tiempo Libre, como los «veteranos» agotados y faltos de ideas, encontrarán aquí un referente al que acercarse para planificar, consultar, inspirarse o afrontar todo tipo de emergencias. Un libro de apoyo y consulta, que es conveniente tener a mano, que incluye experiencias reales del autor y cientos de ejemplos teóricos y prácticos, tal y como ha detallado el escritor vallisoletano en esta entrevista concedida a Valladolid Plural.

Pregunta. ¿Qué le ha llevado a escribir sobre la Educación no formal aplicada a colonias y campamentos?

Respuesta. Hubo varios factores que desencadenaron en mí la necesidad de escribir este libro. El primero de ellos tuvo que ver con la escasa preparación, motivación y actitud que presentaban los monitores en prácticas que tuve en los últimos años en activo. No tenían recursos, ni ideas y ante cualquier problema, se ahogaban en un vaso de agua. Como tutor suyo, mantuve numerosas reuniones con ellos para instruirlos y ayudarlos… y empecé a pensar que toda esa ayuda que les estaba dando, quizás sería útil a otros monitores en su misma situación, por lo que estaría bien dejarlo por escrito. El segundo factor fue la necesidad que surgió en mí de compartir todas mis vivencias, experiencias, aciertos y fracasos, pero sobre todo, alegrías, que había acumulado en mis veinte años en activo, primero como monitor TL y más tarde como coordinador. Era mucho material que me parecía muy egoísta quedarme para mí, sabiendo la necesidad que podían tener otras personas de él. El tercer factor surgió tras percatarme de que había un enorme hueco en la oferta bibliográfica dedicada a la Educación no Formal y al Tiempo Libre que tuviera las características que yo buscaba, una guía sencilla de ayuda y aplicación inmediata para monitores TL. Sí, hay muchos libros de juegos o talleres, pero ninguno te habla de la realidad del día a día de unas colonias o campamento. La Educación no formal es vista como la hermana pequeña de la educación en mayúsculas, y se la da poca importancia, pero es una herramienta increíble para llegar hasta el niño o el joven y ayudarlo en su crecimiento como persona. El último factor fue la increíble morriña que me invadió el primer verano tras mi retirada y la solución a combatir esa tristeza y desasosiego fue comenzar a escribir el libro lo que me ayudó también a sobrellevar los meses de confinamiento.

P. ¿Cómo ha sido el proceso de creación?

R. Ha sido largo, casi tres años, pero he disfrutado enormemente. Lo primero fue tener claro qué quería escribir, qué era lo que a un monitor TL les gustaría encontrar al pasar sus hojas. De ahí surgió el borrador del índice. A continuación comenzó la labor de documentación, una de las más gratas del proceso. Busqué y leí todos los archivos que tenía desde que comencé en este mundillo, y fui filtrando lo que necesitaba, a la par que escribía todo aquello que había vivido y experimentado verano tras verano y no tenía recogido en papel. Finalizada esta etapa, comenzó la de dar forma a todo lo recogido, la de redactar. Una etapa que parece no acabar nunca, porque todo lo que escribes te parece insuficiente, y a la que tienes que poner fin, por mucho que te duela. Seguidamente pasé a corregir lo escrito, y lo compartí con amigos de confianza para que hicieran una lectura neutral, alejada del entusiasmo del escritor. Tras tener en cuenta las sugerencias de los lectores-correctores, llegó el momento de buscar alguien que ilustrara el libro, y aquí tuve la inmensa fortuna de contactar a través de una gran amiga, con Puli Gutiérrez, una de las más demandadas y cotizadas ilustradoras del momento, que realizó un trabajo espectacular. Lo siguiente fue iniciar el largo proceso de maquetación, pues tenía muy clara la idea en la cabeza, y quería plasmarla tal cual. Llevó tiempo, y un pequeño disgusto al comprobar que el libro superaba una vez maquetado, las 500 páginas, por lo que hubo que ‘meter tijera’ para alcanzar las 364 actuales. Por último, llegó el momento del envío de la maquetación a imprenta. Y a esperar verlo al fin en tus manos publicado, un momento inolvidable.

P. ¿Qué estructura tiene el libro?

R. El libro está dividido en tres grandes bloques como teoría, práctica y anexos. En el apartado de teoría encontramos todo aquello que nos puede ser útil para resolver cualquier situación imprevista o planificar con tiempo y seguridad otras previstas. Hay capítulos dedicados a la gestión de una tutoría, a redactar un informe correctamente, a cómo reaccionar ante una emergencia médica, a conocer cómo son tus compañeros de trabajo o los pasos a seguir para diseñar un gran juego o una gymkhana. También incluyo pequeños apartados denominados mi experiencia, en los que narro situaciones reales vividas por mí como ejemplo a lo tratado en ese capítulo. En práctica doy cientos de ejemplos, perfectamente explicados, de todo tipo de Talleres de manualidades, Dinámicas, Juegos, Bailes, etc. Se presentan en fichas con todo lujo de detalles, preparadas para ser realizadas al instante, hasta por el monitor más novato e inseguro. Y en anexos, aporto una serie de fichas y planillas que complementan las actividades de la sección de práctica, principalmente, diseñadas por mí y listas para ser usadas al instante, gracias a un código QR que te da acceso a ellas en color y A4.

P. El libro recoge anécdotas personales. ¿Nos podría contar alguna?

R. Sí, como decía antes, todo el libro está tachonado con el apartado mi experiencia, que recoge vivencias propias, pero es verdad que hay un capítulo dedicado únicamente a anécdotas y que merece la pena leerse. Si contase todas las que me han pasado a lo largo de estos veinte años, podría escribir otro libro, pero voy a contar una que recuerdo con humor. Estando en unas colonias en Punta Umbría (Huelva), me enteré que existía una ‘guerra’ declarada entre los monitores y las cocineras del albergue. Cada verano inventaban nuevas bromas con las que amenizar el campamento, en una especie de ‘toma y daca’ continuo. Una noche, mientras acabábamos de cenar, nos obsequiaron con una perola de 5 litros de gazpacho andaluz. A mí me encanta el gazpacho y, mientras mis compañeros sólo tomaron una taza, yo llegué a tomar cuatro o cinco. Como nos sobraba bastante gazpacho, se lo ofrecimos a los niños y en ese momento salió una de las cocineras corriendo de la cocina gritando «¡A los niños no, que hemos echado laxante!”». Imaginaros mi cara al oír esto, pero sobre todo imaginaros dónde pasé esa noche y el día siguiente, que no pude salir a trabajar. Creo recordar que adelgacé entre uno y dos kilos de la ‘sentada’, entre las risas y mofas de mis compañeros a los que casi no les afectó. La cosa no acabó ahí, y en días posteriores sufrimos filetes empanados con tabasco, croquetas rellenas de algodón, etc.

P. ¿A qué público va dirigido este libro?

R. Principalmente a monitores y coordinadores de tiempo libre, educadores, animadores y maestros. Y a todo aquel que en algún momento de su vida disfrutó de la aventura que supone participar en un campamento.

P. ¿Cómo han cambiado los campamentos en los últimos años?

R. En los últimos años se han diversificado cada vez más las temáticas de los campamentos, surgiendo especialidades que abarcan casi cualquier aspecto del ocio, la cultura, la enseñanza o el deporte. El campamento o colonia, con una oferta eminentemente lúdica, cambió radicalmente al incorporarse, hace varias décadas, una variante basada en los idiomas. Hubo algunos visionarios que supieron ver el filón que podía suponer hacer un campamento en verano en el que se realizara un curso intensivo de inglés, a la vez se ofrecía el programa clásico para complementarlo, con gymkhanas, excursiones, talleres, veladas, deportes, etc. Los Cursos de Verano de Inglés, o campamentos idiomáticos, fueron los amos en oferta-demanda hasta hace pocos años. Su éxito se basaba en ofrecer una alternativa al campamento clásico de tienda de campaña, añadiendo una formación intensiva reglada y certificada, complementada con las clásicas actividades lúdicas y de ocio. Y con el añadido de realizarlo en una sede fija como albergue u hostal, perdiendo el componente aventurero de dormir bajo las estrellas en una tienda de campaña, con esterilla y saco, pero ganando en comodidad con habitaciones con cama y aseos.

Pero esto no se paró aquí, ya que nuestro sector está en constante evolución, y años después, buscando siempre nuevos ‘banderines de enganche”, empiezan a hacerse un hueco los campamentos denominados de ‘multiaventura’. Esta oferta, muy atractiva de cara a los jóvenes, basa su encanto en proporcionar a sus participantes una aventura continua con actividades alternativas físicas, muy adrenalíticas, en contacto con la naturaleza, tales como tirolinas, barranquismo, escalada, rappel, bici de montaña, tiro con arco, circuitos, pistas americanas, etc. Ya en la última década es cuando llega el boom de la variedad en este sector. Aunque ya existían, los campamentos deportivos se reinventan, con nombres tan atractivos como stage, clínic o escuela y se busca ligarlos a grandes equipos, deportistas profesionales o conocidas instituciones, sumando en muchos casos la oferta del estudio del idioma para hacerlos, si cabe, aún más apetecibles. Y esa variedad de la que hablábamos se refleja en la aparición de campamentos temáticos, relacionados con los intereses de los niños y jóvenes actuales, con ejemplos basados en el cine con Harry Potter o Star Wars, la música, la tecnología robótica y programación, el medio ambiente, el circo, actividades náuticas, agricultura y ganadería, arqueología, cocina, diseño y moda, etc. Actualmente es tan variada y original la oferta, que es casi imposible reflejarla por entero aquí, ya que abarca cualquier gusto y afición que pueda tener la juventud de nuestros días.

P. ¿Qué invitación hace para que disfruten de su libro?

R. Que todo aquel que tenga necesidad o curiosidad por el fascinante mundo de la educación no formal, se deje atrapar por las vivencias, experiencias y recursos que aporta. Tanto si precisa de renovarse como si está empezando y no sabe qué hacer, este libro será un fenomenal compañero. Eso sí, siempre con la mente abierta, optimismo, ganas de superarse y mucho humor.

P. ¿En qué librerías se puede adquirir su nuevo libro?

R. En Valladolid los lectores lo podrán adquirir en ‘Artesanía Mina’ en la calle Soto y en ‘Margen Libros’ en la calle Enrique IV. Luego también en el alfoz de la capital en la ‘Librería Charo’ de la calle Castillejo en La Cistérniga.