‘El Tomillo’, el nuevo pulmón verde de Valladolid será una realidad a principios de 2025 con una reserva de fauna y flora autóctona

El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha visitado este martes 13 de febrero la zona en la que se ejecutará la reserva biológica urbana ‘El Tomillo’, que se convertirá en un refugio natural de gran biodiversidad en el entorno del ámbito urbano de Valladolid, después de transformar un espacio actualmente degradado por haber sufrido el abandono y la acumulación de una importante cantidad de escombros. Como ha explicado Carnero, «con la ejecución de este contrato se creará una reserva de fauna y flora autóctona mediante la creación de diferentes hábitats, lugares de nidificación, cría o reproducción para la fauna del entorno, disponiendo de un entorno adecuado para otras muchas especies del ámbito urbano y suburbano de la capital vallisoletana».

Para el diseño de esta intervención se cuenta con la colaboración de la Asociación para la Conservación y Estudio de la Naturaleza de Valladolid (ACENVA) y de las asociaciones de vecinos ’29 de diciembre’ de los barrios Belén, Pilarica y Santos Pilarica, que desde 2016 han venido trabajando en la recuperación de este entorno. En esta línea, se prevé la creación de diferentes zonas y elementos como un bosque de ribera en la parte norte de la actuación, con la plantación de chopos, álamos, olmos o fresnos; un bosque mediterráneo utilizando especies adaptadas a la sequía con sabinas, encinas o quejigos; una pantalla vegetal que separará el parque de la VA-20; se incrementará la microreserva de mariposas y polinizadores silvestres; dos charcas de anfibios y varios bebederos de fauna; un aula verde para realizar actuaciones de educación ambiental; así como la ampliación de la red de paseos, garantizándose la accesibilidad a todo el parque.

En este sentido, el alcalde de Valladolid ha explicado que «en total estamos hablando de que se plantarán 360 nuevos árboles, cerca de 1.400 arbustos y más de 2.000 plantas aromáticas, además de generar una pradera naturalizada de 11.757 metros cuadrados». Para solucionar el problema de la acumulación de escombros se ha optado por su valorización in situ, mediante triturado y cribado de los residuos y aplicación para relleno de gaviones y base de los paseos. De esta manera, al evitar su transporte, se reducirá también la huella de carbono y la contaminación atmosférica. Las líneas de trabajo principal de este proyecto pasan por garantizar la biodiversidad y la conectividad ecológica eficiente, que se conseguirá a través de una amplia variedad de hábitats, incluyendo plantas autóctonas que atraigan aves, mariposas e insectos polinizadores.

Además, la forma de realizar las plantaciones, no solo macizos de una solo especie, sino amplias zonas con especies entremezcladas. Se proyectará la vegetación definiendo porcentajes por tipologías como cobertura vegetal de arboledas, espacios con masas arbustivas y aromáticas, praderas naturalizadas. En este aspecto se tendrán en cuenta los criterios de ahorro hídrico y mantenimiento diferenciado, minimizando la necesidad de tareas costosas, uso de abonos y productos fitosanitarios. Para las praderas diseñadas se prevé el uso de semillas de especies naturalizadas resistentes a la sequía. La utilización de especies autóctonas y resistentes al cambio climático.

Por otro lado, se reutilizará los recursos existentes en el parque a la hora de ejecutar la obra como madera de los árboles que se eliminan o materiales inertes. Las obras se iniciarán en el mes de marzo, y su plazo de ejecución es de 6 meses, contados a partir de la fecha de la firma del Acta de Comprobación del Replanteo, pero se marca como condición realizar las siembras y plantaciones durante la época de otoño-invierno, desde principio de noviembre hasta finales febrero, para garantizar la viabilidad de las especies. Por ello se prevé la finalización completa en febrero de 2025.