El Pucela Basket se atraganta con el derbi en Burgos

El Real Valladolid Baloncesto, superado en su visita al Coliseum de Burgos. Hereda San Pablo Burgos, mandando desde el segundo cuarto y disparado desde el tercero, se llevó el derbi y cortó la racha de cuatro victorias de los pupilos de Paco García. Sin Herve Kabasele, fuera desde el segundo periodo tras recibir un codazo en el pecho, N’Guessan y con un mermado Kevin Allen, todavía recuperándose de su lesión los blanquivioleta dieron la cara, pero sufrieron para sostener el juego interior local.

En el segundo derbi en apenas cuatro días, al Real Valladolid Baloncesto le costó entrar en el partido ante un Hereda San Pablo Burgos superior en el inicio. Solo en el inicio. Los de Paco García necesitaron tres minutos para conseguir sus primeros puntos, pero rápidamente le dieron la vuelta al partido. 4-0 abrieron la contienda los locales, pero los puntos de Puidet y Kuiper sirvieron para responder con un 0-8. El trabajo defensivo, eso sí, comenzaba a dar sus frutos

Y con esas diferencias, mínimas, discurrió el primer periodo. Con poca anotación hasta los minutos finales, el Pucela Basket estaba resistiendo el ímpetu del equipo local, y de la grada, apretando desde que se lanzó la bola al aire. El balance tras los primeros diez minutos de juego: uno de ventaja para los burgaleses (18-17). Pero el empuje local comenzó a hacer mella en el segundo periodo. Los burgaleses castigaron las pérdidas visitantes y comenzaron a abrir brecha ante un Real Valladolid Baloncesto que no veía la forma de sumar canastas (24-17). El cuadro de Curro Segura hizo valer su superioridad física en la pintura y, sustentado en su juego interior, amplió el parcial de salida hasta el 10-0.

Paco García trató de responder ajustando sus piezas, probando primero con dos ala-pívots en pista y después otorgando la dirección de los suyos a Jaan Puidet. No había manera. Tras casi siete minutos sin anotar, Melwin Pantzar rompió la sequía desde la línea de personal y evitó que los azulones abrieran más brecha (28-23). Pero la peor noticia, sin duda, llegó en forma de contratiempo. Otra vez. Y de nuevo en el puesto de pívot. Herve Kabasele recibió un codazo en el pecho y estuvo tendido sobre el parqué durante varios minutos en los que se detuvo el juego. Saltaron las alarmas cuando el pívot congoleño se retiró en camilla al momento, pero más tarde regresó al banquillo, aunque no a la pista. Nuevo hándicap para las ardillas. Entre tanto, los de Curro Segura volvieron a pegar un estirón hasta alcanzar el descanso con una renta de nueve puntos (32-23).

Con menos rebotes y más pérdidas que el rival, a los pucelanos les estaba fallando el plan de partido. Errático en el tiro, los porcentajes tampoco acompañaban en un partido con anotación baja, pero la nota positiva estaba en que la desventaja era una cifra salvable. Pero el encuentro se puso todavía más cuesta arriba tras el paso por vestuarios. Los locales, con varias marchas más, asestaron un severo parcial de 11-1 para abrir la segunda parte. Paco García, obligado a parar la sangría, pidió tiempo muerto y trató de recomponer a su equipo con el 43-24.

No fue posible. Aunque trató de reaccionar el cuadro del Pisuerga, Hereda San Pablo Burgos había olido la sangre y continuó a lo suyo, disparándose hasta los 20 tantos de renta, ventaja que se llevó a los últimos diez minutos (57-37). Condenado a la épica, el Real Valladolid Baloncesto no bajó los brazos, pero tampoco pudo luchar por la victoria en el Coliseum. En la cabeza de los blanquivioleta apareció otro objetivo: el basketaverage. Los 14 puntos que defendían los vallisoletanos se antojaban como un premio menor, pero premio al fin y al cabo, y sirvió de acicate para unas ardillas que dieron la cara hasta el final. Los de Curro Segura, eso sí, no dieron ni una sola concesión y continuaron rayando la perfección en defensa hasta terminar llevándose el derbi, cortando la racha de cuatro triunfos consecutivos que encadenaban los vallisoletanos con el resultado final de 77-58.