El preso que secuestró y robó a una agente inmobiliaria de Valladolid acepta una pena de trece años y cinco meses

El preso I.C.R., de la cárcel de Topas, que retuvo a una agente inmobiliaria durante una visita a un piso de alquiler en Valladolid ha aceptado una condena de trece años y cinco meses de prisión por un total de ocho delitos. La Fiscalía, la acusación particular y el propio acusado han acordado de conformidad la sentencia por lo que no ha sido necesario la celebración del juicio este lunes en la Audiencia de Valladolid, donde finalmente solo ha tenido lugar una breve vista para ratificar el acuerdo, que ha consistido en que el arrestado asuma la condena global, multa, y en concepto de responsabilidad civil, el pago a la víctima de indemnizaciones por importe de 17.645 euros por las lesiones sufridas, secuelas y daños morales.

Los hechos ocurrieron el pasado 20 de diciembre de 2022 cuando el varón acudió a la inmobiliaria Iberfinca, en el Paseo de Zorrilla de Valladolid, para concertar una cita con una comercial para visitar un piso de alquiler en la ciudad situado en la calle Aurora. La oficina citó a la agente y al interesado a las 12.00 horas de ese mismo día en la dirección del inmueble. Una vez que ambos estaban dentro de la vivienda, mientras la empleada le enseñaba las dependencias, al llegar al último dormitorio, después de que la mujer levantara la persiana, el acusado la abordó por detrás de forma sorpresiva y violenta, la rodeó el cuello con el brazo, apretó con fuerza y la tiró contra la cama, y más tarde al suelo, poniéndose encima para amenazarla y pedirle que colaborara.

En ese momento, tal y como ha sostenido el fiscal, el acusado le dijo a la víctima que » haz todo lo que te diga y no va a pasar nada si colaboras». Al tiempo, que seguía «estate tranquila que a mi me lo mandan hacer así. He salido de la cárcel, estoy de permiso penitenciario, pero no voy a volver hasta después de Navidades. Las voy a pasar como mi hija y mi familia». Seguidamente, el varón sacó del bolsillo cinta americana, hizo sentar a la mujer en una silla y le ató de pies y manos, encintándole todo su cuerpo con varias vueltas, además de taparle la boca con un trozo de cinta. Entonces, el hombre se hizo con el maletín de trabajo de la agente inmobiliaria donde portaba la documentación y sus efectos personales, entre ellos una tarjeta de crédito con su cuenta personal y 50 euros en efectivo. De nuevo bajo amenazas, el acusado consiguió que la víctima le dijera el número ‘pin’ de la tarjeta.

Posteriormente, el acusado se marchó del piso con los efectos sustraídos, entre ellos las llaves y la tarjeta de crédito que utilizó en un cajero cercano donde realizó un reintegro de 400 euros. Y tras varios intentos, consiguió hacerse con otros 200 euros de la cuenta bancaria de la mujer. Más tarde, el acusado volvió a la inmueble donde permanecía maniatada y amordazada la víctima y le devolvió el juego de llaves del piso, y advirtiéndola de que «ya está hecho, no denuncies a la policía ni al banco, vuelve a tu trabajo con normalidad y no se lo cuentes a nadie. Sé dónde vives tú y tu familia y voy a controlarte. No des de baja la tarjeta ni la denuncies en unos días».

Una vez fue liberada la mujer volvió a su lugar de trabajo donde su jefa, observando su estado la llevó al centro de salud donde le diagnosticaron un politraumatismo, y posteriormente, a interponer la denuncia. Una vez en dependencias policiales, los agentes con la ayuda de la víctima consiguieron identificar al agresor. La Policía Nacional de Valladolid inició un dispositivo de búsqueda del individuo identificado al que localizaron a 20 metros de la vivienda donde se habían producido los hechos esa misma mañana. Durante la detención, el varón comenzó a forcejear con los policías, prestando gran resistencia y violencia. En el cacheo que se le realizó se le intervinieron entre otros efectos un juego de llaves por lo que los agentes acudieron al domicilio de la inmobiliaria para comprobar que si estas correspondían con ese inmueble siendo efectivamente así, observando como en una de las habitaciones estaba la bolsa con las pertenencias del detenido. Tras pasar a disposición de la Autoridad Judicial, ésta determinó su reingreso en el centro penitenciario.

Al encausado se le atribuye un amplio historial de delitos como detención ilegal, lesiones, robo con violencia e intimidación, estafa, un delito continuado de amenazas, atentado a agentes de la autoridad, un delito leve de daños y otro de quebrantamiento de condena, con la circunstancia agravante de reincidencia en cuatro de los delitos. Por ello, en un principio, la Fiscalía solicitaba una pena de casi veinte años de cárcel, diversas multas y la prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros y de comunicar con la mujer por espacio de 20 años, junto con una indemnización en su favor de 5.810 euros por las lesiones y las secuelas, otros 600 euros por el dinero dispuesto con su tarjeta de crédito y otros 50 euros en metálico que se llevó del maletín.