Ejercicio de resiliencia y fe del Real Valladolid Baloncesto. El conjunto de Paco García sobrevivió y se impuso en la prórroga a un CB Almansa con Afanion combativo, correoso y que fue mandando durante todo el partido. Los vallisoletanos resistieron, forzaron la prórroga y se hicieron con su primera ventaja del partido en el tiempo extra, la cual ya no cedieron. Las ardillas suman la sexta victoria, cinco e imbatidos en casa.
Aunque le costó entrar en el partido, el Real Valladolid Baloncesto no tardó en cogerle el pulso al partido y marcar territorio en casa. Un 0-6 de inicio para los visitantes fue rápidamente revertido con un parcial de 11-2 (11-8). Moviendo bien la bola y con precisión, los locales, con tres triples en las primeras posesiones, cogieron confianza a las primeras de cambio.
No había mejor punto de partida. De tres en tres, los dos bandos aceptaron de buen grado un intercambio de golpes y las canastas se sucedieron los dos aros, pero el CB Almansa con Afanion salió damnificado, entrando en bonus de forma prematura (15-15). Los locales sacaron rédito desde la línea de personal y terminaron el cuarto con Mazaira actuando de ‘tres’ y con un quinteto grande en pista, pero perdiendo (22-24).
Paco García llamó a capítulo a lo suyos y la defensa mejoró, manteniendo al interior gallego como ‘tres’, pero el partido se trabó de sopetón. Si el primer asalto fue un constante intercambio de canastas y golpes, este segundo lo fue de tiros errados y pérdidas. El encuentro, así, dio paso a un correcalles en el que CB Almansa con Afanion salió mejor parado.
Los de Tino Ugidos se fueron hasta los siete puntos de máxima (24-31), a lo que Paco García respondió con un tiempo muerto. Los dos tantos anotados en cinco minutos hablaban por sí mismos y a los locales les tocaba encontrar soluciones en ataque, aunque resistía con el buen hacer atrás. Las dos faltas personales de Pantzar y las tres de Kabasele, por si fuera poco, se sumaban a la lista de hándicaps.
En pleno concierto de personales para unos y otros, Maj Kovacevic hizo su debut con la blanquivioleta Y el de Novo Mesto llegó como agua de mayo. En una tarde-noche aciaga en ataque, con tiros fallados incluso debajo del aro (6/23 en tiros de dos al descanso), el tirador esloveno no tardó en poner sus primeras muescas en la culata. El ‘20’ erró la primera, sí, pero acertó en las dos siguientes para crecerse con dos triples consecutivos y reanimar a los suyos (32-36). Hasta el descanso se mantuvo ese marcador y el Real Valladolid Baloncesto, en la mejor de las noticias, llegó al entretiempo con mucho por mejorar, pero a tiro del cuadro albaceteño.
Al descanso, los guarismos del Pucela Basket eran pírricos, pero el estirón final del segundo periodo invitaba al optimismo para los locales. Con un 6/23 en tiros de dos, el buen trabajo atrás y el acierto desde el perímetro (5/11 en triples) mantenían a raya a un CB Almansa con Afanion más constante y sólido. Era inevitable echar la vista atrás solo siete días y rememorar el triunfo ante el Club Ourense Baloncesto, encuentro con muchas, muchas similitudes hasta el momento.
Sin brillo y a remolque, al Real Valladolid Baloncesto le tocaba revivir el guion de hace una semana, y se puso manos a la obra. Kevin Allen anotó las primeras posesiones y comenzó a capitalizar las posesiones, sacando petróleo en la pintura, aunque los de Tino Ugidos ajustaron y frenaron en seco la inercia local. Pantzar, como ante los gallegos, también era otro tras el paso por vestuarios.
El partido continuó embarrado, cada vez más, con muchas faltas para ambos equipos y tantos parones que los pucelanos fueron incapaces de subir el ritmo. Castigado por las personales, el cuadro castellano entró rápidamente en bonus y Mike Torres cometió la cuarta, aunque Paco García lo mantuvo en pista. Kabasele también se quedó a una sola de la expulsión y el técnico vallisoletano fue sancionado con una técnica, lo cual terminó de encender a Pisuerga. Entre pitos y gritos de «fuera, fuera», el tercer periodo finalizó 45-52.
Desquiciados y deslucidos, los blanquiviuoleta estaban firmando todo un ejercicio de resiliencia ante un combativo CB Almansa con Afanion, y llegaban a los diez minutos finales con opciones, después de levantar varias ‘bolas de partido’. No importaba. Había vida y todo se iba a decidir en un asalto, con el riesgo que eso implicaba, como el que suponía que Mike Torres siguiera en pista con cuatro personales. Pero el base, tirando de mesura y puntos, se resistía a la eliminación y a que la victoria se escapase de Pisuerga (50-52).
Paco García optaba por alternar con defensas zonales y abrir el campo con dos ‘cuatros’ en pista, jugada que desatascó a sus pupilos y surtió un efecto inmediato. Un triple de Kovacevic, el tercero en su cuenta personal, redujo la desventaja a solo dos puntos (55-57) cuando solo restaban cinco minutos por disputarse. Con todo por decidir, vallisoletanos y almanseños fueron incapaces de dirimir el partido, si bien pudo caer de cualquier lado. Un triple de Gantt revivió al RVB (61-62) y ni siquiera el carrusel de tiros libres fue capaz de erigir un ganador. Edu Martínez no falló los del cuadro manchego, aunque sí la penúltima bola del cuarto, que no del cuarto. De hecho, tras el rebote, Melwin Pantzar, que metió el 64-64, pudo anotar la canasta ganadora, pero no dio tiempo y la contienda marchó a la prórroga con ese igualado marcador.
Otros cinco minutos de competición y saber estar, después de 40 de pura batalla. Pero, en esta ocasión, el guion cambió. Después de cuatro periodos a remolque, por detrás, sin ninguna ventaja, el Real Valladolid Baloncesto esperó su momento y abrió brecha desde la línea de personal (72-68). La pura representación de la ‘táctica del conejo’ que creó el maestro Manel Comas y a menudo rememora Paco García. Dicha jugada consistía en ir aguantando los partidos y dar el golpe definitivo en el momento preciso, tal y como hicieron los blanquivioleta. Aunque esa ventaja parecía decisiva, las ardillas tuvieron que luchar aún más, pero no cedieron la ventaja, anotando desde el tiro libre cada vez que viajaban a la línea.
Con paciencia, sangre fría y carácter, la victoria se quedó 77-75 en Pisuerga, sumando la sexta de la campaña, con un inmaculado cinco de cinco en casa. El ejercicio de resiliencia y fe se completó con un triunfo vital para continuar en la zona noble de la clasificación.