Castilla y León y la región Centro de Portugal unen lazos para convertir ambos territorios en un lugar atractivo donde forjar un futuro de vida o retornar

El consejero de la Presidencia, Jesús Julio Carnero, igual que hiciera ayer en Oporto, hoy ha firmado, en Coímbra, junto a la presidenta de la Comisión de Coordinación y Desarrollo Regional del Centro de Portugal, Isabel Damasceno, una declaración conjunta relativa al Plan Estratégico de Cooperación Centro de Portugal – Castilla y León 2021-2027, que recoge los principales ejes que articularán la cooperación entre ambas regiones.

En este caso, el consejero ha explicado que “para que el territorio CENCYL se convierta en un lugar atractivo donde echar raíces o retornar, hemos de conseguir entre ambas comunidades ‘hermanas’ un desarrollo integral económico, social y territorial, basado en la creación de empleo estable y en la oferta de servicios de calidad en un entorno saludable y respetuoso con el medio ambiente”.

El Plan se articula en torno a cuatro espacios de intervención, siempre teniendo en cuenta que el objetivo transversal es el abordaje del reto demográfico. En primer lugar, una estrategia más próxima a los ciudadanos a través del impulso y el refuerzo de la cooperación institucional para reducir los obstáculos jurídicos y administrativos. Ello conllevará una protección y promoción del patrimonio común como recurso turístico, laboral y formativo. En segundo lugar, una estrategia por el Pacto Verde Europeo, apoyando a la transición energética, gestionando adecuadamente el uso sostenible de los recursos naturales compartidos e impulsando la economía circular. Se debe, además, proteger y aprovechar el patrimonio natural del espacio transfronterizo.

En tercer lugar, una estrategia que impulse la competitividad económica y la transición digital promocionando la transición digital y mejorando así la competitividad de las Pymes. Todo ello conllevará fomentar la colaboración entre empresas, instituciones de enseñanza y centros de I+D+i de ambos lados de la frontera. Y en cuarto lugar, una estrategia para un territorio interconectado y sin barreras, donde se pueda extender de manera universal la banda ancha y el servicio 5G a todo el territorio. Así mismo implica la construcción, modernización y mejora de carreteras, infraestructuras ferroviarias y energéticas.

También se abordó, al igual que con la Región Norte de Portugal, el recientemente aprobado Programa Interreg España-Portugal 2021-2027, el mayor programa de cooperación transfronteriza de la Unión Europea que cuenta con una dotación financiera de más de 320 millones de euros a través de fondos Feder. Este programa se alinea con los objetivos políticos de la UE para el periodo 2021-2027 y, por tanto, pretende conseguir unos territorios de frontera más inteligentes, más verdes y bajos en carbono, más sociales e inclusivos, y con un mejor nivel de gobernanza.

Carnero ha subrayado que este programa es un instrumento que «puede dar cobertura a la presentación de proyectos concretos entre ambas regiones, que se podrán cofinanciar con fondos europeos». En este sentido y en línea con las oportunidades detectadas en los trabajos de elaboración del Plan Estratégico Castilla y León – Centro Portugal, se han puesto sobre la mesa varias posibilidades concretas, como trabajar conjuntamente en proyectos multisectoriales de dinamización del Eje E-80 del Corredor Atlántico, que promuevan la movilidad, el acceso a los servicios públicos, el desarrollo rural sostenible y la actividad económico-empresarial propia de la zona y abordar cuanto antes la estrategia multisectorial para el área funcional identificada en el territorio CENCYL, y que coincide con siete espacios naturales protegidos en este territorio.

La reunión también ha servido para manifestar la voluntad política de avanzar con la iniciativa en el primer semestre de 2023, puesto que supone varias ventajas como que reflejaría el éxito de tres regiones que operan ya desde 1990 y que manifiestan el deseo de capitalizar los resultados de manera conjunta, incrementando así el impacto positivo de estos; facilitaría una dinámica de cooperación más eficiente porque se favorecería el intercambio de buenas prácticas y la comunicación, se facilitaría el flujo de ideas a tres bandas y el abordaje en común de los retos y desafíos compartidos para el desarrollo de nuevos proyectos y se facilitaría la gestión de las acciones de cooperación, al reducir la repetición de procedimientos que actualmente inician para desarrollar actividades idénticas, pero en territorios diferentes, y dotaría a las tres regiones de mayor entidad para abordar proyectos de más envergadura y para participar en las convocatorias de otros programas europeos.

El hecho de ir de la mano de dos regiones portuguesas -de las cinco que hay transfronterizas-, daría más visibilidad, aunque ya sólo sea por el simple dato aritmético de que tres regiones suman más que dos; tanto en lo que se refiere a los metros cuadrados de territorio, población, espacios naturales, patrimonio, universidades, o centros de investigación. La iniciativa tiene, además, el respaldo jurídico del Tratado entre el Reino de España y la República Portuguesa sobre cooperación Transfronteriza entre entidades e instancias territoriales, realizado en Valencia el 3 de octubre de 2002, más conocido como Tratado de Valencia.