Vicky Luengo, Roel de Actriz Siglo XXI: «El festival de Medina tiene tanto corazón que me hace muy feliz formar parte»

Vicky Luengo intenta hacer su trabajo «con mucho amor», convencida de que así «las cosas salen bien». Ese mismo amor por el cine se lo atribuye a la SECIME y a su director, Emiliano Allende, por lo que ha celebrado poder ser «una pequeña muesca» de la Semana al recibir el Roel de Actriz del Siglo XXI. «Este es un festival en el que el amor que tú sientes hacia el cine, los cortometrajes y la gente que viene aquí es tan grande que por eso va tan bien, por eso es tan bonito y tienen tanto corazón, así que formar parte de esto me hace feliz», ha dicho dirigiéndose a Allende en el encuentro con los medios antes de recibir su Roel.

La actriz, presente en el reparto de El sustituto, de Óscar Aibar, que se proyectaba justo en ese momento en la Semana de Cine de Medina, ha reconocido la importancia de su papel de Laia Urquijo en la serie Antidisturbios, dirigida por Rodrigo Sorogoyen: «Ha cambiado mi vida, al lo menos en lo profesional. Esta es una profesión muy difícil, no es fácil tener siempre trabajo ni que te lleguen buenos personajes». En su caso, con esa serie ganó «visibilidad», le permitió darse a conocer y disfrutar de «más oportunidades»; algo que «no es fácil», «hay grandísimos actores que no llegan a estar en proyectos que les den esa visibilidad. Ha sido un cambio y una suerte muy grande», ha añadido.

Con 31 años, la actriz nacida en Palma de Mallorca y afincada desde niña en Barcelona puede decir que lleva media vida en el oficio. Empezó con 14 años en un musical infantil y ya nunca quiso dejar la interpretación, pese a ser plenamente consciente de las dificultades del trabajo actoral. «Esta profesión es cíclica. Ahora sé soy una privilegiada, no todo el mundo puede ni siguiera vivir de ello, pero soy consciente de que en poco tiempo puede dejar de ser así».

Embarcada en el papel «más difícil» que ha afrontado hasta ahora pero que tantas alegrías le está dando, El Golem, de Juan Mayorga, que representa en el María Guerrero de Madrid, Vicky Luengo ha dejado ver la exigencia incluso física que supone ese trabajo. En cada función tiene que repetir un gesto en el que fuerza una mano y se ha visto obligada a acudir al fisioterapeuta una vez por semana para evitar contracturas crónicas. Respecto a posibles secuelas psicológicas de esos papeles tan duros que le han tocado en suerte, la actriz ha confesado que intenta evitarlas gracias a su forma de entender la interpretación: «intento ser un canal para contar una historia y que el espectador empatice, procuro que no se me quede dentro lo que me pasa con el personaje».

Para compensar esos papeles tan duros que le han tocado en suerte, le gustaría hacer comedia, algo que nunca le han ofrecido. Y seguir disfrutando de una profesión que le enriquece como persona, además de disfrutarla: «Ser actriz me divierte mucho y me hace ser más tolerante, creo que me ha hecho ser mejor persona».