‘Una mirada a la Pasión de Valladolid’: Cofradía de la Orden Franciscana Seglar, La Santa Cruz Desnuda

La Semana Santa empieza a tocar la puerta de los vallisoletanos y cada vez son mayores las ganas de volver a disfrutar de las emotivas procesiones por las calles de nuestra ciudad. Como ya saben, este periódico viene realizando cada semana una serie de reportajes para conocer a las cofradías de Valladolid y que está próxima a su fin con el pistoletazo de la Semana de Pasión. En esta ocasión, es turno para conocer a la cofradía de la Orden Franciscana Seglar, La Santa Cruz Desnuda de la mano de Sergio Saseta, hermano Vocal de Paso y Hermano Vocal de Secretaría.

Esta hermandad forma parte de la familia franciscana. La fraternidad es el pilar fundamental que une a todos los hermanos que forman parte de la misma. Es una cofradía que gira en torno al carisma de San Francisco. ‘Dinámica y viva’ creo que son las palabras que mejor la definen. En la calle, austera y elegante. Formación durante todo el año, acciones sociales y sobre todo contacto entre todos los que formamos parte de la misma hacen que realmente tome sentido esa frase de ‘familia franciscana’. Además, este año estrenamos procesión propia en la tarde del Jueves Santo ‘Humildad y Penitencia’, un gran paso.

«Somos alrededor de 450 cofrades, pero creo que los números no son importantes en términos absolutos. Lo importante es la gran participación que ellos tienen, no solo en las procesiones, sino también en los cultos que a lo largo del año celebramos», nos cuenta Saseta. Las edades comprenden desde recién nacidos, hasta personas que pasan de los 80 años. «Lo más llamativo de nuestra cofradía es que en un mismo círculo puedes encontrar hablando a un chaval de 13 años, con uno de 36 y con otro de 60. El carisma franciscano hace que la edad, literalmente, se convierta en un número. Todos aportamos, todos somos escuchados de la misma manera», relata.

Pregunta. Valladolid es una ciudad con una gran tradición de la Semana Santa, ¿Los vallisoletanos mantienen la ilusión de sumarse a las cofradías? ¿Cuántos nuevos miembros se han unido a la hermandad?

Respuesta. La ilusión es lo que mantiene vivas a las cofradías. La ilusión es la que mueve a los cofrades. En la cofradía todos trabajamos por mantener esa ilusión, si tú tienes ilusión, la vas a contagiar a los demás y de ahí vienen los nuevos cofrades. Puede ser tu hijo, tu vecino o una persona que pase por la calle y vea que estás ahí, pero tienes que demostrarle que tienes esa ilusión. La incorporaciones son constantes y lo mejor es que no distinguen de edad, ni de procedencia. Las puertas de nuestra cofradía están abiertas siempre, como los brazos de la Cruz, nuestra imagen titular, abiertos para acoger a todo aquel que quiera formar parte de nuestra familia.

P. ¿Cuál es el mensaje que transmite vuestra cofradía?

R. ‘Paz y Bien’, es el mensaje con el que los franciscanos saludamos, es el mensaje que reza en nuestra Cruz de Guía, a la que todos los cofrades seguimos cuando procesionamos. Es un mensaje global. Vivir la fe según el carisma de San Francisco de Asís, entre hermanos, acogiendo, sirviendo a los demás… Ese es el espíritu franciscano, y nosotros somos parte de la familia franciscana.

P. ¿Cuáles son las procesiones de la Cofradía durante la Semana de Pasión? ¿Cuál es la más emotiva?

R. Las emociones dependen de cada persona. Desde dentro una procesión tiene un sentido, no es un desfile sin más, vacío de sentido. A mí, personalmente ponerme el hábito franciscano ya me encoje el corazón. El Jueves Santo, por ejemplo, salir de Santa Isabel bajo Nuestra Señora de la Soledad me acelera el pulso. El Viernes Santo, ver nuestro paso atravesar el Paseo de Zorrilla, me supone una renovación de por qué soy franciscano. La más emotiva es la del Jueves Santo, la procesión de Humildad y Penitencia. El Santísimo Cristo Yacente, Nuestra Señora de la Soledad y la Santa Cruz Desnuda portados a hombros por la Comisaría de San Diego parten de Santa Isabel hacia la catedral, donde se hace estación ante el Santísimo. Es el primer año de esta procesión y, ciertamente, genera ilusión ya que es un anhelo que por fin se hace realidad, pero también responsabilidad ya que una procesión propia requiere hacer las cosas bien: una procesión no es un desfile sin más, tiene que tener un sentido. El Viernes Santo, nuestro Viacrucis Procesional en torno a la parroquia de la Inmaculada, en el Paseo Zorrilla, es una procesión muy especial ya que es por decirlo de alguna manera nuestra procesión de regla y además es un rezo. Empieza cuando aún la ciudad está dormida, participa activamente el pueblo fiel acompañando a nuestro paso titular ‘La Santa Cruz Desnuda’. Pero no podemos olvidar el Domingo de Ramos, el día de los niños o el Domingo de Resurrección.

P. ¿Cuántos pasos tiene la Cofradía y cuál es vuestra seña de identidad?

R. Alumbramos cuatro pasos en Semana Santa. Cuatro imágenes que durante el año son importantes para nosotros porque de nada sirve tener un gran patrimonio, si después te olvidas de él. El Jueves Santo, portamos a hombros al Santísimo Cristo Yacente, una obra del S.XVI que es una de las imágenes procesionales más antiguas de nuestra Semana Santa; Nuestra Señora de la Soledad, una imagen de vestir, del S. XVII, que tiene detrás una historia muy bonita y que el Lunes Santo preside la Iglesia de Santa Isabel de Hungría en solemne Veneración. Es, por ejemplo, la imagen que yo porto a hombros y te aseguro que mirarla a los ojos supone hablar con ella sin mediar palabra… no exagero. Cierra la procesión la Santa Cruz, nuestra imagen titular. El Viernes Santo procesionamos con la imagen de la Santa Cruz Desnuda, una obra sencilla, austera pero que símbolo que identifica a todos los cristianos. Fue obra de Francisco Fernández León, cofrade nuestro ya fallecido. Así que como comprenderás tiene un valor incalculable por todo lo que significa. Si te refieres a la seña de identidad estética: austeridad, elegancia y sentido. Procesionar y hacer manifestación pública de la fe requiere de responsabilidad en todos los sentidos y cada uno de los elementos que forma parte de la planta de procesión debe tener un sentido, cumplir una función. Seguimos las palabras con las que se dirigió a nosotros Luis Argüello, Obispo Auxiliar: «una estética cuidada que tenga un cuerpo que la llene de sentido y que exprese una convicciones».

P. ¿Cómo han sufrido el parón de la Semana Santa durante estos dos años de pandemia?

R. Somos cristianos, debemos lanzar un mensaje de vida y esperanza. Es el momento de mirar a lo que ahora vamos a vivir. No podemos perder el tiempo y estancarnos en lo que no tuvimos. Agua pasada no mueve molinos. Además, la cofradía no ha estado parada en ningún momento. La Cruz Desnuda es un ente vivo, que se ha adaptado a cada momento. El contacto entre los cofrades ha sido constante porque, aunque una parte muy importante es la Semana Santa, una cofradía debe estar viva todos los días del año. Una cofradía no es como una bombilla que se enciende y se apaga… al final se acabaría fundiendo. Pero si quieres que responda a tu pregunta, tu misma lo dices: sufriendo. Es duro, muy duro, estar un Viernes Santo encerrados en casa. Tener que parar, por ejemplo, nuestro grupo de niños, el de formación de adultos, tener que cerrar el Museo de Santa Isabel de Hungría, eso en 2020. En 2021, ya pudimos, poco a poco, volver a eso que llaman la ‘nueva normalidad’. Por ejemplo, el Viernes Santo, pudimos celebrar el rezo del Via Crucis en la Iglesia y ahora ya hemos reactivado todas nuestras acciones con esto que llaman ‘nueva normalidad’.

P. ¿Qué sentimientos anhelan los cofrades por ver salir las imágenes a la calle?

R. Todos aquellos que generan un reencuentro. Es como volver a tomar una bocanada de aire después de contener la respiración. Los cofrades quieren ver las imágenes en la calle, pero también quieren ver a ese amigo con el que solo se encuentran en Semana Santa. Las cofradías son hermandad, fraternidad y la Semana Santa es ese momento de reencuentro, de abrazos, de saludos, de bienvenida. Hemos estado dos Semanas Santas atados, una de pies y manos, la otra solo las manos, ahora es el momento de abrir los brazos… de hacer verdadera manifestación pública de fe.

P. Ya en la cuenta atrás para la Semana Santa, ¿Cómo se preparan estos días desde la Cofradía?

R. Nos preparamos por fuera y por dentro. Por fuera ya tenemos preparadas nuestras andas, revisados los enseres procesionales, tomadas las medidas a los nuevos cofrades. Hemos enviado la los boletines de Cuaresma a todos nuestros cofrades y está a puntito de salir a sus casas el de Semana Santa. La comunicación durante el año es fundamental y los boletines son parte importante, además de las redes sociales. Pero el alma también se prepara, seguimos con los grupos de formación. Tanto adultos, como niños, pero también el primer fin de semana de cuaresma hemos celebrado la Jornada de Oración ante el Señor en el convento de Santa Isabel de Hungría. Ahora, es el turno de las charlas cuaresmales, de la acogida a los nuevos cofrades… Esto no para.

P. ¿Qué tiene de especial la Semana Santa de Valladolid?

R. Que es la mía. La Semana Santa tiene una cosa y es un factor de posesión. Mi cofradía, mi Cristo, mi Virgen. La Semana Santa de Valladolid es la mía, la de 14.000 cofrades y ojalá también fuera la de las casi 300.000 personas que viven en la ciudad. Lo que tiene de especial la Semana Santa de Valladolid es que, le pese a quien le pese, es la seña de identidad de los vallisoletanos, es nuestra. Es de la ciudad, tanto del cofrade de filas, como el de acera. Muchas veces nos perdemos en debates estériles sobre si es mejor la de un sitio o la de otro, eso es perder el tiempo y a la larga solo genera pérdida de identidad.

P. Valladolid ha dado un paso más en su Semana Santa con su promoción en Roma ante el Papa Francisco, ¿Cómo valoran este reconocimiento? ¿Qué va a suponer para la ciudad y para las cofradías?

R. Todo lo que sea promoción de la Semana Santa, bienvenida sea. ¿Qué va a suponer? Lo que la ciudad quiera que sea. La Semana Santa es patrimonio de todos, todos la debemos hacer grande. De nada sirve pasear su nombre por la ciudad, si luego le damos la espalda, si dejamos de lado a las cofradías… desde el último cofrade en llegar, hasta el mismísimo alcalde tienen responsabilidad de lo que vaya a ser nuestra Semana Santa. De nada sirve decir ‘soy cofrade’, o ‘tenemos la mejor Semana Santa del mundo’, si solo nos acordamos de ella del Viernes de Dolores al Domingo de Resurrección. Es tan grande esta celebración que implica a todo el mundo, administración, Diócesis, cofrades, ciudadano de a pie… Pero desde luego, primero hay que trabajar para que la Semana Santa de Valladolid sea ‘re-conocida’ en Valladolid, a partir de ahí crecer.

P. ¿Qué esperan de la Semana Santa 2022?

R. Que sea una oportunidad que todos aprovechemos. Es la Semana Santa en la que estrenamos procesión ‘Humildad y Penitencia’. Es un momento histórico para nuestra cofradía, y no es un hablar por hablar. Es así. La Semana Santa de Valladolid se juega mucho en este 2022. Es el momento de la ilusión, del compromiso, de volver a tomar las calles, de reencontrarnos. Por supuesto, si ya se puede pedir, que no llueva.

P. ¿Qué actividades organiza la Cofradía el resto del año?

R. Mantenemos durante todo el año una bolsa de caridad de ayuda a los más desfavorecidos, una bolsa de empleo para aquellos que no tienen trabajo y que pueden encontrarlo a través de la cofradía. No podemos olvidarnos de los grupos de formación, el de adultos y el de los más pequeños. Por supuesto, también hay actividades culturales, desde excursiones a eventos como el de la Edades del Hombre, hasta el Día de la Familia o la Cena de Hermandad. Cultos a nuestros titulares repartidos a lo largo de todo el año. Sin olvidarnos de la colaboración con oenegés como Red Íncola o Red Madre. También participamos en la organización de las jornadas Spei Mater, de oración por la vida y la Familia. Desde septiembre organizamos nuestro Belén monumental, montado por cofrades, que durante las navidades permanece abierto y permite obtener fondos para desarrollar diferentes programas solidarios, sin olvidarnos, por ejemplo, de cine para niños, cuentacuentos.