Qué fue de… Arrancamos una nueva sección semanal para recordar aquellos jugadores que dejaron una huella en el Real Valladolid, para bien o para mal. Todos los aficionados blanquivioletas tienen en su recuerdo varios futbolistas que marcaron a su generación y que tras el adiós al Pucela, su futuro ha sido desconocedor para muchos casos. Por ello, vamos a recuperar a aquellos célebres jugadores que pisaron el feudo pucelano para saber qué fue de ellos una vez decidieron abandonar el José Zorrilla.
En esta primera entrega, nuestro protagonista es el exdelantero luso-congoleño Ariza Makukula. Hay futbolistas que en poco tiempo dejan una impronta legendaria. No solo es cuestión de hechuras, de habilidades futbolísticas, sino que también incide el carácter, la alegría propalada tanto dentro como fuera del terreno de juego. Es el caso Makukula, quien deslumbró con su fuerza y portentoso remate de cabeza durante la media temporada en la que el Real Valladolid disfrutó de su intimidante porte. Una grave lesión de rodilla truncó su progresión y el equipo, huérfano de goles y su sonrisa, descendió a Segunda División. Él, no obstante, niega que su desgracia fuese el desencadenante de aquel fracaso deportivo a la categoría de plata.
Fue en el verano de 2003 cuando el Real Valladolid se hizo con sus servicios en calidad de cedido por el Nantes francés, equipo que se haría con su fichaje tras anotar 20 goles en Segunda con la Unión Deportiva Salamanca y destacar en el Europeo sub-21 con Portugal. Antes de recalar en la escuadra charra, debutaría en la élite con el Vitoria de Guimaraes portugués, conjunto que también le cedería una temporada al Leganés. En Francia no contaría con las oportunidades que demandaba y el conjunto blanquivioleta se hizo con el préstamo del que más tarde sería el director Deportivo de la República Democrática del Congo. Un ariete muy fuerte, de buen testarazo y capaz de hacer ‘cositas’ con el balón en los pies, y vaya si las hizo. Perforó las porterías rivales en ocho ocasiones antes de la jornada 21. Goles que contribuyeron a sostener al equipo en el ecuador de la tabla clasificatoria, aunque al final descendió.
Fue un año con un sabor un poco raro. El Real Valladolid empezó muy bien la temporada con una interesante plantilla formada por jugadores como Bizarri, Marcos, Julio César o el ‘Chino’ Losada. Sin embargo, al exariete pucelano, la suerte no le sonrió ya que ante 24 de enero de 2004 el Málaga se rompió el cruzado. A raíz de esto, el equipo perdió fuerzas y le costaba levantar la cabeza, pero no se descendió solo por la lesión de Makukula. Su cruzado quebró y se perdió el resto de la temporada y gran parte de la siguiente, ya enrolado en las filas del Sevilla, club que se decidiría por hacerse con sus servicios maravillado por su corta pero prolija aventura a orillas del Pisuerga.
Makukula llamó tanto la atención del resto de equipos de nuestra Liga que lo ficharon hasta estando lesionado. En el Sevilla tuvo algunos momentos buenos, pero no volvió a ser el mismo que en Zorrilla, puesto que en su primer año en Nervión anotó tan solo 3 goles entre todas las competiciones en un total de 18 encuentros. A pesar de que volvió a los terrenos de juego, la rodilla le seguía dándole guerra. Solo jugó un partido y la escuadra sevillana le cedió por una temporada al Nástic de Tarragona (2006-2007), donde tampoco contó con la continuidad que demandaba para poder volver a ser el rotundo ariete del Real Valladolid.
No obstante, la redención le llegaría en la campaña siguiente en el Marítimo portugués. Anotó 7 tantos en 13 encuentros que le abrirían las puertas de la selección portuguesa y llamarían la atención del Benfica, donde sin embargo, no jugaría más de 6 partidos en dos temporadas. Exigua participación que forzó otro cambio al Bolton Wanderers inglés al inicio de la campaña 2008-2009. Allí tampoco cumplió las expectativas y probó fortuna en el fútbol turco, donde esta vez sí volvería a plasmar sobre el verde su mejor versión.
Ariza Makukula anotó 21 goles en su primera temporada en el Kayserispor y se hizo con el trofeo de máximo anotador de la Liga Turca. De ahí pasó al Manisaspor (2010-2012) y el Karsiyaka, también conjuntos otomanos en los que marcaría nueve goles en tres años antes de regresar a Portugal, al Vitoria de Setubal, y probar fortuna en Grecia en el OFI Crete. Pasos previos a una retirada plácida en Tailandia en el 2014 en el BEC Tero Sasana. Y del césped a los despachos. Sus problemas de rodilla le impidieron desarrollar su mejor fútbol, pero Ariza Makukula rezuma satisfacción por haber podido jugar en la élite y amasar conocimientos que posteriormente puso al servicio del combinado nacional de la República Democrática del Congo.