‘Un paseo por la provincia de Valladolid más curiosa y desconocida’: Bocigas

Este domingo nos escapamos a la última parada de la ruta por los pueblos más curiosos y desconocidos de la provincia de Valladolid. Tras un verano de recorrido por algunos de los municipios más singulares de nuestro territorio, el último rincón por descubrir nos lleva hasta Tierra de Pinares. Bocigas es una localidad situada a 51 kilómetros de la ciudad de Valladolid y que aún conserva un sabor típicamente añejo donde parece que el tiempo no haya pasado.

Antes de entrar a Bocigas, lo primero que nos encontraremos es una pequeña laguna junto a la carretera nacional que conduce a Madrid, en donde aves como la garza o peces como la carpa, tienen su hábitat natural. Dentro del pueblo se sitúa hasta la Iglesia de San Juan Bautista, de época renacentista construida en ladrillo en el siglo XVI. El templo cuenta con una sólo nave, entre pilastras adosadas, la capilla mayor destaca por su magnífica bóveda de crucería estrellada. En el exterior impresiona un pórtico adintelado de tres arcos con la imagen de San Juan.

A las afueras del pueblo junto a un inmenso pinar se encuentra la Ermita de San Pelayo, de estilo barroco, construida a base de ladrillo y con un arco mudéjar donde se pueden apreciar frescos que representan a Jerusalén en el altar mayor. Actualmente, Bocigas cuenta con 80 vecinos, según los últimos datos registrados en el Instituto Nacional de Estadística. Las referencias más históricas de este pueblo se encuentran en el diccionario geográfico-estadístico-histórico y sus procesiones de Ultramar de Pascual Madoz, exministro de Hacienda en el año 1868, y calificaba en su obra a la localidad como sita en «un llano dominado por pequeñas colinas de suave descenso».

Las fiestas empiezan el 2 de mayo con San Segundo donde es típico comer chorizo así como pasteles después de la misa y la procesión. El 24 de junio, los vecinos veneran a San Juan Bautista, titular de la iglesia. Dos días más tarde, tiene lugar San Pelayo, festejado con una misa en la ermita. La última fiesta del año llega con la Natividad de la Virgen el 8 de septiembre donde todos saborean una sabrosa paellada.

Este pueblo celebra año tras año la matanza, donde es típico tomar arroz con leche y naranja el día de Viernes Santo. Para disfrutar del ocio y el contacto con la naturaleza nada mejor que practicar golf en el campo rústico que ofrece el municipio.