‘Un paseo por la provincia de Valladolid más curiosa y desconocida’: Amusquillo

La provincia de Valladolid cuenta con un total de 234 localidades, de los cuales 225 son municipios con ayuntamiento propio y 9 son pedanías. Muchos de estos lugares son conocidos y destacados por su gran número de habitantes y fiestas, pero otros muchos son pequeños pueblos que la despoblación del medio rural ha provocado que queden prácticamente en el olvido.

Valladolid Plural comienza desde este domingo 26 de junio, una nueva serie de reportajes dedicados a conocer esa provincia de Valladolid más curiosa y desconocida con el fin de no dejar morir la historia de nuestra zona. Un recorrido por las localidades de menos población pero con una gran origen y raíces muy arraigadas. ¿Te vienes a conocer la Valladolid más anónima?

Nuestra primera parada pasa por Amusquillo, un municipio de 100 habitantes y perteneciente a la comarca de Duero-Esgueva. Cuentan que este pueblo se llama así por el color amusco de su tierra. Un territorio inmersa en pleno valle del Esgueva, donde el río en todo momento se ve jalonado por una hilera a ambos lados de vegetación, compuesta en su inmensa mayoría de chopos.

Un pueblo situado dentro del itinerario que marca la carretera principal que recorre todo el valle, distando 38 kilómetros de la ciudad de Valladolid. Según los historiadores, en la Edad Media, Amusquillo se llamaba Famuscum o Hamusco de Valdesgueva, que significaba pueblo famoso del Valle de Esgueva.

Su edificio más importante es la iglesia de San Esteban Protomártir -en la parte más alta del pueblo-, una construcción del siglo XIII en piedra, con una torre. Sus bóvedas son de arista con yeserías en la nave central, de crucería en la cabecera, y de cañón apuntado en la sacristía. Guarda una verdadera joya artística, un retablo perteneciente seguramente a Gregorio Fernández, de madera policromada en blanco y dorado con grupos escultóricos en altorrelieve.

Justo al lado de la carretera y cercano a los cimientos de la iglesia, existe un cubo de piedra, a modo de almena, que pudo haber pertenecido a una fortaleza o muralla, de la cual sólo quedaría este resto. Hoy sirve de mirador de buena parte del valle del Esgueva para el disfrute de vecinos y visitantes.

En el apartado festivo, hay que comentar que las primeras fiestas en celebrarse son en honor a San Isidro el 15 de mayo, con verbenas y teatro. Ya en agosto, y durante la segunda semana, se lleva a cabo una Semana Cultural, dejando las festividades del patrón, San Esteban, para el 12 de noviembre.

Amusquillo, lamentablemente, ha ido perdiendo población con el paso del tiempo. Desde principios del Siglo XX, según los registros históricos, el año donde alcanzó su mayor número de lugareños fue en 1930 con un total de 495 habitantes.