Muere Aimar, el joven vallisoletano con parálisis cerebral, cuya lucha fue un ejemplo para las personas con discapacidad

Aimar, el vallisoletano que sufría parálisis cerebral, ha fallecido este fin de semana dejando una importante lucha para el colectivo en la sociedad. El caso del joven de 21 años de Tordesillas llegó a las Cortes de Castilla y León en 2016 por la incansable lucha de su familia para lograr las necesidades básicas de las personas con parálisis cerebral, como en este caso era dotar de una enfermera al centro educativo de Tordesillas para prestar así una adecuada atención. Numerosas han sido las concentraciones en apoyo a este joven que perdía la vida tristemente este sábado 10 de junio.

El funeral de Aimar se celebró en Tordesillas, localidad donde nació y creció el joven vallisoletano, y contó con el apoyo de familiares, amigos y vecinos que quisieron darle el último adiós. Tras conocerse la desoladora noticia, el CEIP Pedro I de Tordesillas envió sus más sentidas condolencias a la familia y lamentaron «profundamente» el fallecimiento de su antiguo alumno, «acompañamos en estos tristes momentos a su familia y amigos».

La madre de Aimar, Remedio Navas, miembro de la formación de Izquierda Unida en Tordesillas se volcó con la lucha por los derechos de su hijo, y sus compañeros de formación también quisieron arroparla en estos momentos tan complicados. «Lamentamos profundamente la pérdida de Aimar, el hijo de nuestra compañera Reme de Tordesillas, quien tanto ha luchado por defender los derechos de los niños y niñas con discapacidad y su integración en la sociedad», rezan desde IU Valladolid. «Recibe todo el cariño de tus compañeros y compañeras y nuestras más sentidas condolencias para toda la familia», manifestaron a través de un comunicado.

Aimar contaba con 12 años cuando el especialista de numerología infantil del Hospital Universitario de Salamanca prescribía la necesidad de un servicio de enfermería que le acompañara durante sus clases. Fue entonces cuando la familia solicitó a la Consejera de Educación una enfermera en el CEIP I de Tordesillas. Una petición que aunque por Ley está reconocida, se les fue denegada. La administración educativa propuso a los familiares del joven tres alternativas como eran la asistencia de Aimar en un centro de Educación Especial, el apoyo de enfermería desde un centro de salud o que un profesor acudiera a su domicilio, aunque ninguna de las tres convenció a los padres de Aimar puesto que su hijo podía acudir a clase con el resto de alumnos si contara con una atención específica para él.

Finalmente, con la lucha y constancia de la familia se logró que el Ejecutivo autonómico garantizase un servicio de enfermería para el aula sustitutiva de Educación Especial del colegio. La vida de Aimar ha servido para que otras familias con niños con discapacidad puedan alzar la voz para conseguir sus derechos y promover la inclusión de estas personas en una vida cotidiana.