Melilla acaba con el récord histórico del Pucela Basket que no logra la novena consecutiva

Melilla Ciudad del Deporte asaltó Pisuerga y acabó con una racha histórica del Real Valladolid Baloncesto. En ocho triunfos consecutivos, que se dice pronto, se ha terminado el récord de los blanquivioleta, quienes no firmaron un buen partido ante los de la Ciudad Autónoma. El desacierto, los malos porcentajes y el nivel de los melillenses evitaron que el cuadro de Paco García sumase una nueva victoria, y aun así pudo haber épica en la recta final, puesto que Devin Schmidt estuvo a punto de mandar el partido a la prórroga sobre la bocina. Y es que, en esta ocasión, a pesar de que los vallisoletanos no se rindieron y pelearon, lo que mal empezó, mal terminó. El partido comenzó frío, muy frío, en Pisuerga, no por falta de ritmo ni velocidad, sino de acierto.

Los errores se sucedieron en ambos lados de la cancha y el RVB necesitó casi tres minutos para anotar sus primeros puntos en el partido. Un mate de Lotanna, precioso póster, abrió la lata, pero no desencalló a los locales. La buena defensa de los blanquivioleta permitió que Melilla Ciudad del Deporte no tomara la delantera y los de Paco García fueron pacientes para crecer en el partido y encontrar su momento. Devin Schmidt provocó esos momentos de nuevo, como acostumbra. Dos triples del norteamericano insuflaron energía al RVB poniendo el 10-9 e iniciaron un parcial favorable que culminó Lucas N’Guessan bajo el aro, lo cual obligó a Rafa Monclova a pedir tiempo muerto. El Pucela golpeaba primero para terminar el primer asalto con el mando del partido (16-14).

Además del tanteo favorable, la otra buena noticia del cuarto fue la reaparición de Iñigo Royo tras su lesión y casi mes y medio después. Con el vitoriano en pista y las rotaciones avanzando, la ‘segunda unidad’ de los castellanos disparó la ventaja a base de triples. Jaime Fernández, Maj Kovacevic y Juan García-Abril anotaron de tres en tres desde el perímetro y abrieron brecha en un visto y no visto (27-18). Los de Paco García parecía que encarrilaban el partido, pero los de la Ciudad Autónoma no tardaron en dar la réplica. Un parcial de 0-5 apretó la contienda y obligó ahora a Paco García a pedir una tregua. Llamada a capítulo para recuperar el orden y nuevo triple de Kovacevic para salir del tiempo muerto. Las ardillas volvían a distanciarse de un aguerrido Melilla que no paró de crecer hasta conseguir igualar el marcador en los últimos coletazos de la primera parte. Los de Rafa Monclova, castigando al contraataque y con un juego muy rápido, remontaron la desventaja y al descanso imperaban las tablas con el 33-33.

Tras el tiempo de asueto, el RVB regresó al parqué varias marchas por detrás de los africanos. Los azulinos salieron con más hambre y acierto y asestaron tres triples consecutivos que les otorgaron la delantera. No terminó de reaccionar el cuadro vallisoletano, que solamente anotó dos puntos en cuatro minutos y se colocó 11 abajo (35-46). Con la máxima desventaja hasta el momento, tiempo muerto obligado de Paco García y el RVB, encomendado a levantarse con viento en contra. Era uno de esos días en los que la paciencia iba a ser clave para tener opciones, de jugar un partido largo, muy largo y esperar el momento. No llegó de manera rápida, puesto que Melilla siguió con mucho acierto, jugando bien en ataque y defendiendo siempre una renta cercana a los 11 puntos con los que concluyó el tercer cuarto (49-60).

Rugió Pisuerga para comenzar a fraguar el sorpasso y un Lucas N’Guessan gigante con un mate para ponerse a siete puntos (53-60). Las primeras defensas de los locales ya denotaban un claro crecimiento atrás y toda una declaración de intenciones por parte del RVB. El aro de los locales quedó sellado a cal y canto durante tres mates y un nuevo mate del pívot neerlandés terminó de prender la mecha en el feudo blanquivioleta. Pero no acompañó la clarividencia en ataque. Emergió la figura de un Parker Van Dyke, y los melillenses siempre encontraron puntos en las posesiones críticas. A pesar de que gozaron de varios ataques para poder voltear el resultado, el acierto no acompañó y el RVB se vio encomendado a la épica. A punto estuvo de lograrlo. Con ocho abajo, un triple de Jaan Puidet y otro de Schmidt acercaron la posible remontada a las ardillas, pero Melilla volvió a dar otro estirón.

Parecía el definitivo, pero de nuevo los de Paco García tenían respuesta y arrestos para volver a intentarlo. Con 69-74 y antideportiva para los visitantes, todo parecía decidido, pero aún hubo varios giros del guion más. Las ardillas tenían saque de banda y los colegiados señalaron antideportiva contra los visitantes con dos tiros y posesión, pero cambiaron la decisión por sólo una técnica. Ese tiro libre de diferencia marcaba, valga la redundancia, la diferencia. Los castellanos lo intentaron a la desesperada y otra concesión de los visitantes desde la línea de personal, dio una última bola al Pucela con seis segundos. Devin Schmidt, tenía que ser él, cruzó la cancha volando y lanzó en suspensión desde casi nueve metros, pero la bola dio al hierro. No hubo milagro, cayó la derrota, terminó la racha y adiós al fortín pucelano. El último partido del año será el próximo sábado 30 de diciembre a las 18.30 horas en la cancha del Oviedo Baloncesto.