El presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, y el alcalde de Moral de la Reina, Juan Carlos del Campo, han recibido este sábado 9 de marzo las obras de restauración del retablo de tablas de situado en el crucero del muro norte, en el lado del Evangelio, de la iglesia parroquial de Santa María de la localidad. Las obras de restauración han contado con un presupuesto de 35.000 euros, aportados íntegramente por la Diputación de Valladolid, y han tenido una duración de tres meses. Íscar ha señalado que «hoy es un buen día porque siempre lo es cuando hablamos de recuperar parte del patrimonio histórico-artístico de nuestros pueblos», al tiempo que ha reiterado el compromiso de la Diputación con «el arte, nuestro patrimonio, nuestros monumentos y nuestras tradiciones».
Un compromiso que se hace patente en diferentes actuaciones como son «los Programas de restauración de Iglesias y Ermitas, la Restauración de Retablos o el convenio con la Fundación Edades del Hombre para restauración de imágenes, como reflejábamos hace apenas unos días». En este sentido, el presidente de la Diputación Provincial de Valladolid ha defendido que «apostamos por la conservación y recuperación de nuestro patrimonio no solo porque estamos obligados a conservar el legado recibido y a defender nuestras costumbres y valores. También porque, aprovechar nuestro patrimonio es una oportunidad para impulsar nuestro turismo, nuestra actividad cultural y la vida en nuestros pueblos. Y porque el patrimonio religioso de nuestros pueblos forma parte de su memoria, de su identidad, de su presente, pero también de su futuro».
El retablo de San Esteban de la iglesia de Santa María de Moral de la Reina es un retablo de los denominados ‘de tablas’ con una altura de 430 centímetros y una anchura de 350 centímetros. Se trata de un retablo renacentista, de estilo manierista, realizado en el tercer cuarto del siglo XVI. Originariamente estaba ubicado en otra iglesia de la localidad, la iglesia de San Juan, hoy en ruinas, por lo que se trasladó a su ubicación actual. El retablo se encuentra sobre un zócalo de fábrica enlucido con yeso, sobre el que se apoyaba directamente. No se puede determinar si fue construido expresamente para albergar este retablo trasladado desde la iglesia de San Juan pues, de cualquiera de las maneras, la altura del retablo taparía parcialmente el vano superior, lo cual desmerece su contemplación. Asimismo, está dividido en tres calles separadas por columnas de estilo gigante y coronadas por capiteles compuestos y fuste estriado.
En cada calle hay una tabla representando a santas mártires, y en la hornacina central del primer cuerpo, se ubica una escultura de madera policrómala, de 90 centímetros, de San Esteban. Esta escultura del año 1500 y del taller de Alejo de Vahía está relacionada con el retablo procedente de Portillo y que hoy se encuentra en el Museo Nacional de Escultura. El retablo se completa con varias pinturas más, todas realizadas sobre tabla, de estilo manierista, de buena calidad e incluidas por la obra de Gaspar Becerra. El retablo presentaba muy mal estado de conservación, destacando como patologías fundamentales los problemas de estabilización estructural derivados del traslado del retablo y del ataque de insectos xilófagos, además de grietas, aberturas, piezas sueltas y desencajadas, repintes, deformación de las tablas o pérdidas de elementos y de policromía. Junto a ello, la lógica oxidación de los barnices y abundante suciedad.
Así, el trabajo realizado se ha llevado a cabo bajo los criterios de conservación, respeto al original, mínima intervención, reversibilidad de los materiales aplicados o, al menos, uso de los que permitan un tratamiento posterior en caso de ser necesario y discernimiento de las zonas tratadas. Se ha intervenido la obra para frenar su deterioro, restaurar las zonas dañadas y devolverle su unidad estética y estabilidad material para garantizar y prolongar su conservación en el tiempo. Entre otras actuaciones se ha procedido a la limpieza del retablo, desmontaje, consolidación del soporte, fijación de la capa pictórica; nuevo barnizado intermedio, reintegración de los volúmenes perdidos limitada a las faltas que afectaban a la continuidad de las líneas estructurales y a las aberturas de piezas, reintegración cromática, trabajos de carpintería para el refuerzo estructural y montaje del retablo, y barnizado final.