Cultura renovará la cubierta del Monasterio de Nuestra Señora de Prado con una inversión de más de un millón de euros

La Consejería de Cultura, Turismo y Deporte ha comunicado al Consejo de Gobierno la aprobación de un gasto de 1.125.000 euros para la contratación de las obras de restauración de las cubiertas del Monasterio de Nuestra Señora de Prado de Valladolid. El inmueble del Monasterio vallisoletano de Nuestra Señora de Prado es la actual sede de las consejerías de Educación y de Cultura, Turismo y Deporte de la Junta de Castilla y León. El conjunto consta de tres claustros formando un ángulo, dos de muy parecidas dimensiones, pero de muy diferente construcción. La iglesia, de una nave con crucero y cabecera plana, está situada en el ángulo que forman los tres claustros.

De principios del siglo XVII es el primer claustro, a cargo de Francisco de Praves, autor también del segundo claustro –llamado de Bulas–. El tercero es atribuido al monje benedictino fray Pedro de Martínez, concluido a principios del siglo XVIII. La iglesia gótico‐mudéjar construida a instancias de los Reyes Católicos fue reconstruida en 1673 por los maestros vallisoletanos Nicolás Bueno y Cristóbal Jiménez, de la cual sólo se conserva la fachada torreada.

El objetivo principal de la actuación que va acometer la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte es la eliminación de los problemas de filtraciones detectados en varias zonas de la cubierta mediante la renovación total de la cobertura de teja, la recuperación de la estanqueidad de las cubiertas, así como la reparación de los desperfectos producidos en las cornisas y la limpieza de la vegetación en algunas zonas.

Se eliminarían, por tanto, las tejas actuales, las limas o pesebrones, dejando el tablero listo para la colocación de la nueva cobertura. La teja a emplear será de tipo árabe con aspecto envejecido, de cerámica prensada y con perforaciones hechas en fábrica. Se utilizarán tejas especiales para la cumbrera, limatesas, tejas de ventilación y demás zonas que lo requieran.

En 1397, en el lugar donde hoy se asienta el actual Monasterio de Nuestra Señora de Prado, junto al río Pisuerga, existía una ermita al cuidado de la cofradía de San Lázaro, bajo la advocación de la Virgen de Prado. Tras una visita en 1440, se constituyó como monasterio. El segundo prior, Fray Juan de Valladolid, inició un edificio en forma de monasterio, con una zona de clausura, otra donde juntarse al oficio divino y finalmente, el espacio donde desarrollar la vida comunitaria. En 1443, el monasterio se elevó a la categoría de convento. Poco después, los Reyes Católicos aparecen en relación con el convento, que se convierte en Patronato Real. Además, se decidió situar allí la Imprenta de la Bula de la Santa Cruzada, que ya comenzó a funcionar en 1481.

Durante el siglo XVII, el monasterio cambió por completo su fisonomía. Primero fueron el claustro y algunas dependencias bajo Francisco de Praves, y después la iglesia. Fue con la guerra de la Independencia cuando se inició la transformación del monasterio. Los monjes huyeron y la imprenta desapareció, aunque volvió a instalarse en 1814. Con la desamortización, aprobado el decreto en Cortes de 1820, se destruye todo vestigio de vida monástica e imprenta.

En 1851, el edificio se habilitó como presidio‐correccional, función que cumplió toda la segunda mitad del siglo, excepto entre los años 1872 y 1879. También es en 1877 cuando se declara Monumento Nacional. A finales de siglo se hace cargo del edificio la Comisión de Monumentos de Valladolid y en 1899 toma el relevo en esas funciones la Diputación, convirtiéndole en Manicomio Provincial, misión que desempeñó hasta que en los años 70 del siglo XX se abandona definitivamente. A partir del año 1982 se inicia el proceso de consolidación y restauración del edificio por parte de la Diputación hasta convertirse en sede de las Consejerías de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León.