Se acabó el sueño en Burgos y con Zunder Palencia de ejecutor por 90-60. El Real Valladolid Baloncesto pagó en exceso la falta de acierto y sucumbió ante el conjunto morado, superior, soberbio en defensa y que rompió el partido con un tercer cuarto magistral con el 31-12. Los de Paco García, con orgullo, concluyen una temporada histórica para el equipo y el Club en el que se rompieron muchos hitos y barreras del Club, la cual no puede ser deslucida ni un ápice por esta última derrota. Porque el Real Valladolid Baloncesto, si ha demostrado algo esta campaña, y han sido muchas las cosas buenas, es orgullo. Capacidad para resistir, para responder, para levantarse y hacer soñar al respetable.
Aunque la resistencia ante el Zunder Palencia duró 20 minutos, la primera parte, y tras el paso por vestuarios no hubo opción de alargar el curso hasta el último día, hasta la final. En semifinales de una Final Four acaba el idilio de un conjunto que ha firmado diez meses memorables. Y sí, hasta el último envite, a pesar de los 30 tantos de desventaja. Con varios minutos de retraso por la lluvia que mojó la pista y una presentación a medias de ambos equipas, también por problemas técnicos, se echó la bola al aire. Comenzaba el derbi, comenzaba el todo o nada. Y el Pucela Basket respondía como lo merecía la ocasión. Bien atrás e intensos, los de Paco García resistieron las primeras acometidas del Zunder Palencia, que llevó la iniciativa a las primeras de cambio con 8-6.
Pero el desacierto blanquivioleta, sin embargo, fue crucial para que se despegaran los palentinos. El cuadro del Pisuerga gozó de varios triples liberados, pero no veía aro a pesar de que eran situaciones claras y un 0/6 en triples. Todo lo contrario que los morados. Un triple de McGrew permitió abrir brecha (14-6) merced a la diferencia de acierto entre unos y otros. Para más inri, el cuadro pucelano se metió en bonus y llegaron los problemas de faltas con todavía tres minutos de cuarto restantes. Los de Pedro Rivero no perdonaron ni bajaron el índice de efectividad a pesar de que el juego se detuvo de nuevo por el agua, y los de Palencia, haciendo caja desde la línea de personal, se anotaron el primer asalto (19-8). Tocaba remontar en el Coliseum y reajustar el plan de partido, o encontrar el acierto que tanto echaba en falta el Pucela. Pero siguió sin aparecer.
Con la pólvora mojada y las muñecas agarrotadas, el Real Valladolid Baloncesto, pesado como pocos, resistió a base de coraje y defensa (23-14), pero necesitaba puntos de tres si quería tener opciones. Sin ese acierto de tres tan vital y con un nivel similar de contactos y faltas, el cuadro de Pisuerga se agarró a un Lucas N’Guessan que ejerció de flotador. El neerlandés anotó 8 puntos consecutivos y mantuvo a tiro a un RV Baloncesto que, por fin, encontró la luz en el perímetro. Maj Kovacevic primero y Mike Torres después, con un descomunal ‘3+1’, apretaron la contienda después de muchos minutos a remolque (31-29).
Pero es que, si algo tiene el equipo de Paco García, es que se agarra con todo a los partidos. Y lo volvió a demostrar por enésima vez. Ni los tres triples casi al hilo de Chumi Ortega descompusieron a un conjunto, el blanquivioleta, que alcanzó el descanso con seis de desventaja después de ir abajo 11 con el 36-32 en el marcador. Desgraciadamente, Zunder Palencia rompió en el tercer tiempo. Tras el paso por vestuarios, sin embargo, se volvió a poner más cuesta arriba el derbi. Wintering y Kasibabu lideraron a los morados y estos, castigando cada pérdida y concesión en la pintura, volvieron a abrir brecha en un visto y no visto (46-36). Los de Pedro Rivero habían subido las líneas atrás y cortocircuitaron momentáneamente al Real Valladolid Baloncesto.
Zunder Palencia, que seguía con más acierto que los vallisoletanos, golpeó con otros dos triples de Manu Rodríguez y una canasta más para aumentar la máxima del partido hasta el momento (54-38). Paco García trató de frenar el vendaval con un tiempo muerto, pero lo de Pedro Rivero estaba tocados y las metían de todas las maneras posibles, todo lo contrario que un RVB que no lograba encontrar tiros cómodos. La desventaja creció hasta los 21 (59-38) y el técnico pucelano trató de mover el árbol, probando con distintos quintetos en pista, pero no hubo manera de frenar la hemorragia. Zunder Palencia, soberbio atrás y muy acertado adelante, no bajó el pie del acelerador en ningún momento y olió la sangre, abriendo brecha hasta el 67-44 con el que concluía el tercer periodo. Una montaña importante por escalar y poco tiempo.
Al Real Valladolid Baloncesto, 24 puntos abajo y con sólo diez en el crono, le tocaba encomendarse a la épica y esperar el milagro, pero Zunder Palencia no cedió ni un palmo. Los de Pedro Rivero siguieron imperiales en defensa y jugaron con el tiempo y la ansiedad pucelana hasta certificar el triunfo. Un triunfo, eso sí, demasiado abultado para lo visto sobre el parqué, puesto que los palentinos se estiraron en un último cuarto sin historia, pero que no resta ni un ápice de mérito a la temporada vallisoletana. La nota positiva en la recta final, ya con el sino del partido decidido, fue la actuación y los puntos de Juan García-Abril, un canterano sobre el parqué en toda una semifinal por el ascenso. La derrota final fue por 90-60, la cual no puede ni debe deslucir ni un ápice un curso histórico del RV Baloncesto, el cual rompió varios hitos de la historia de la entidad. Honores a este grupo por 10 meses idílicos y hasta pronto.