A ‘vacas flacas’, cantera: la semana mágica de Isra Salazar en el Real Valladolid

El Real Valladolid atraviesa una temporada de idas y venidas donde los resultados -en buena parte-, están acompañando, aunque el juego del equipo y las sensaciones no son del todo las deseadas. A esto hay que añadir la fría relación entre la afición y el entrenador blanquivioleta puesto que sus planteamientos en muchos de los encuentros tira a rácano, lo que se conoce como amarrategui, pero donde los números le sonríen al uruguayo. Paulo Pezzolano resucita siempre cuando vienen mal dadas y atrás quedaron ya los rumores de cambio en el banquillo de Zorrilla. Por no hablar de la crispación que rodea también a los hinchas con la directiva, como por ejemplo con el referéndum del escudo, pero eso ya es otra movida. Y en medio de todo este caos que atraviesa el equipo desde las últimas temporadas, uno de los jóvenes de la cantera ha vuelto a ilusionar y dar esperanzas al equipo, como ya hiciera Iván Fresneda o mismamente Diego Torres esta temporada.

Siempre se comenta que de las crisis, uno sale más fuerte, y la crisis de lesiones que sufre el Pucela -especialmente en la parte ofensiva- es muy preocupante. Marcos André, la gran esperanza goleadora tras el adiós de Larin apenas ha podido jugar por lesión, lo que le obligó a pasar por quirófano, y la baja de Sylla tras su sustitución en Levante, agrava aún más la falta de efectivos en la delantera. Es por ello, que desde la dirección deportiva del Club encabezada por Domingo Catoira se viene trabajando en reforzar esta parcela de cara al mercado invernal, pero mientras tanto, un joven ariete criado en Los Anexos ha sacado al equipo ya de un importante apuro. El último, ante el Amorebieta donde los fantasmas volvieron a sobrevolar esta jornada al Real Valladolid.

La semana mágica de Isra Salazar tuvo un capítulo más en la tarde de este sábado en Zorrilla, donde debutó en LaLiga con el primer equipo después de hacerlo el pasado martes en Copa del Rey. Ambos estrenos llevaron el premio del gol para un delantero que, justo hace unos días daba en Los Anexos el triunfo al Real Valladolid Promesas frente al Zamora. Por todo ello, y en especial por el tanto contra el Amorebieta que otorgó tres valiosos puntos al Pucela, el pacense no pudo esconder su felicidad: «Una alegría inmensa la que siento yo y toda mi familia. No se puede pedir más que debutar y marcar, aunque no se pudo ganar en Copa; y hoy en Liga con 45 minutos y el gol de la victoria es el sueño de cualquiera que trabajamos día a día en el Promesas». Así, el atacante tildó de «locura» esta semana con tres partidos y tres goles, pero manteniendo los pies en el suelo.

«Sigo siendo la misma persona, trabajando día a día. Cuando en el Promesas tuve épocas de no meter goles, seguí trabajando y no cambió nada en mí», expresó el ’38’. Tal y como recuerda Salazar, ante el conjunto vasco dispuso de «dos ocasiones de peligro que acabaron en nada», pero en la última encontró el camino iluminado. «Intuía en mi cabeza que el balón podía caer por ahí y verla para empujarla es el sueño del delantero. Ver al Estadio en pie… No hay palabras para eso», dijo. Y es que da igual en Los Anexos que en Zorrilla, porque el pacense derrocha entrega en cualquier lugar, algo que hace ver su forma de ser en el campo y fuera de él: «Trabajo, humildad y seguir haciendo lo que hago. Las cosas llegan con el trabajo y la ilusión que tanto arriba como con el Promesas, voy a dar siempre porque forma parte de mí». En ese sentido, insistió en que dará el máximo sea donde sea, «sigo siendo jugador del Promesas y trabajador de Club, hago lo que me piden».