VÍDEO | El Vítor cubre Mayorga de fuego y devoción en un rito ancestral que perdura en nuestros tiempos

A la luz del fuego y bajo la luna, Mayorga ha encendido la llama que alumbra su jornada más especial. La quema de pellejos ha iniciado en la noche de este viernes 27 de septiembre la popular procesión de El Vítor, que un año más ha dejado su huella de pez quemada por las calles de la villa terracampina. La ermita de Santo Toribio volvía esta noche a tener un brillo especial al salir de nuevo El Vítor arropado por las gentes de Mayorga, todas ellas ataviadas con ropajes y portando sus varales y pellejos a punto de ser prendidos en la hoguera. Los mayorganos combatieron el frío en una noche que de nuevo quedó en el recuerdo de todos los presentes. La tradicional procesión de El Vítor o Fiesta del Fuego tiene su origen ni más ni menos que en el siglo XVIII, en concreto, el 27 de septiembre de 1752, cuando la segunda reliquia de Santo Toribio llegó a la localidad de Mayorga.

La procesión nocturna, iluminada por antorchas improvisadas con pellejos de vino, dio lugar a esta singular tradición que conocemos y perdura aún en nuestros tiempos. El que fuera obispo de Lima y uno de los principales evangelizadores de Perú, Toribio Alfonso de Mogrovejo y Robledo, natural de Mayorga y el mayor de los ilustres vecinos y patrón de la localidad, es la figura que se honra en esta procesión nacionalmente conocida como El Vítor. Esta fiesta, que se celebra de manera única cada 27 de septiembre en la provincia de Valladolid, saca a la calle un estandarte, El Vítor, que está formado por una tabla policromada con adornos en tela y florales, concedido por la Universidad de Salamanca al Santo como uno de sus Doctorados. Cada año Mayorga concentra a cientos de vecinos que participan en la procesión con antorchas de pellejos iluminando las oscuras calles del municipio en un auténtico rito ancestral, así como a miles de visitantes y curiosos que llegan a Tierra de Campos procedentes de todo el país, e incluso, de fuera de nuestra fronteras, impresionados por la peculiaridad de esta tradición.

Poco después de las 22.00 horas de este viernes 27 de septiembre bajo la melodía, El Vítor cruzaba las puertas de la ermita de Santo Toribio custodiado por vecinos y autoridades asistentes, entre ellos el alcalde de Mayorga y diputado provincial, David de la Viuda, acompañado por el presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, y el regidor de Medina de Rioseco y diputado provincial, David Esteban. La hoguera se prendía dando inicio a la quema de los primeros pellejos que saldrían a las calles de la villa anunciando la llegada de la procesión envuelta en una nube de humo y con chorros de pez quemada dejando sus marcas en el suelo mayorgano. Pequeños y mayores prendieron sus pellejos de vino portados en varales emulando las antiguas antorchas con las que los vecinos recibieron la reliquia de Santo Toribio en un tiempo pasado.

Los mayorganos honran cada 27 de noviembre al Vítor, reliquia de su patrón Santo Toribio | Valladolid Plural

Las calles de Mayorga daban comienzo a seis horas de puro sentimiento y devoción a una vistosa tradición única en el mundo, que ha conseguido su Declaración de Interés Nacional, y que se mantiene viva por parte de vecinos y orihundos de Mayorga, de todo tipo de edades, que se desplazan cada año por estas fechas para sacar y lucir el admirado Vítor. La noche de este 27 de septiembre, que se alargó hasta las 04.00 horas de la madrugada de hoy 28 de septiembre, fue la más multitudinaria de los últimos años. El Ayuntamiento de Mayorga ya preparaba durante las semanas previas la entrega de pellejos a los participantes, entre los que se han repartido 900 pellejos, 300 más que el año pasado. Así, el fuego tomó la noche en el corazón de Tierra de Campos, en un acto peculiar e histórico que se celebra en el marco de las Fiestas patronales en honor a Santo Toribio, en el municipio de Mayorga, donde el buen ambiente reina en estos festejos que cuentan con doble declaración turística con El Vítor y sus encierros taurinos.

Y la noche más mágica seguía por las calles y plazas de Mayorga. Delante, encabezando la procesión, se encontraban los más pequeños, que acompañados de sus padres y abuelos, con mini pellejos simbolizaban el futuro y el relevo generacional de las tradiciones rurales que despiertan interés en todas las etapas de la vida, como bien ocurre en la localidad mayorgana con El Vítor. El resto de participantes portaban los pellejos ardiendo entre cánticos, volviendo a prender cada varios metros sus antorchas en pequeñas hogueras improvisadas, mientras se cubrían bajo sus viejas gabardinas y gigantescos sombreros del continuo goteo de la pez ardiendo. En un intento recorrido, la procesión llegaba a la Plaza España al filo de la media noche, donde El Vítor presidió el acto desde el balcón del Consistorio, y los participantes entonaron el himno a Santo Toribio, concluyendo con un sonoro y vibrante espectáculo de fuegos artificiales.

Así, tras el solemne culto, la procesión continuó su rumbo hasta finalizar ya con el estandarte de regreso a la ermita con el canto de la Salve. Una procesión, que rinde culto y homenaje a la historia de Mayorga, un pueblo de la provincia de Valladolid que se ha mantenido y se mantendrá fiel a su tradición pase lo que pase. El Vítor perdura en la localidad desde hace 272 años y no solo en su fecha anual fijada en el calendario, cada 27 de septiembre, sino durante los 364 días restantes. Esta pasada noche los mayorganos despidieron y dieron la bienvenida a su nuevo año con deseos y peticiones a su patrón y a su vecino más querido por siempre.

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