‘Un paseo por la provincia de Valladolid más curiosa y desconocida’: San Cebrián de Mazote

Nueva ruta de la provincia más curiosa y desconocida de Valladolid. La parada de este domingo ha sido en San Cebrián de Mazote, una pequeña localidad de la comarca de Montes Torozos que sorprende a los transeúntes por sus rincones patrimoniales. Su principal atractivo es la Iglesia de San Cipriano, construida en el siglo X, de estilo mozárabe y hoy declarada Monumento Nacional.

El templo está situado en el centro del pueblo, está compuesto por tres naves, la central más ancha y alta que las laterales, separadas por columnas que soportan bellísimos arcos de herradura. Posee además un rico artesonado mudéjar policromado de madera, un cimborrio en el crucero, un ábside en cabecera y un contraábside a los pies. En el interior guarda una Piedad del siglo XIV y una Asunción de alabastro de Inocencio Berruguete.

Todo esto, convierte a la iglesia de San Cipriano en uno de los edificios más impresionantes de la provincia. Y para verlo, no hay nada más fácil como desplazarse hasta San Cebrián de Mazote en cualquier época del año. Para continuar con la visita, hay que descubrir el ex convento de las Dominicas, construido en el siglo XIV en estilo gótico. El resto de la localidad, destaca por su encanto rural, sus casas de piedra, adobe y tapial, sus calles en muchos casos estrechas y su ambiente apacible.

El municipio vallisoletano se ubica a unos 50 kilómetros de Valladolid capital, cercano a Mota del Marqués y Urueña. Actualmente, San Cebrián de Mazote cuenta con 122 habitantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), aunque crece el número de visitantes en la época estival así como en sus fechas clave. El momento de mayor apogeo llega con las fiestas, en honor de San Cipriano, obispo de Cartago muy querido por los mozárabes y que por la derivación dio lugar al nombre del pueblo, Cebrián, que se celebra el 16 de septiembre, donde según el año, la celebración eucarística se desarrolla bajo el rito hispano-mozárabe.

El resto, lo típico de cualquier localidad, verbenas, juegos populares e incluso una estupenda marcha con bicicletas hasta el Santuario de La Santa Espina. La otra fiesta, de carácter más modesto, se desarrolla el 15 de mayo con San Isidro.