El interés por el enoturismo en nuestro país está en aumento. Cada vez son más los turistas que buscan nuevas experiencias con el vino como eje principal, junto a la gastronomía y el patrimonio. Las rutas del vino, las catas y los maridajes han ganado mucho protagonismo en los últimos años en un nuevo modelo de turismo, en el que también se incorporan otras actividades en torno al mundo del vino y su proceso de elaboración. La digitalización del turismo también ha supuesto que los viñedos y las bodegas se vean como lugares de interés por su belleza y singularidad, siendo incluso a día de hoy para muchos jóvenes espacios desconocidos. Si hay una zona cuya seña de identidad es el vino esa es Valladolid, y en el número 5 de la revista D Castilla y León hemos querido profundizar en esta tradición.
Sin ir más lejos, es la provincia con más denominaciones de origen de España, con un total de cinco. Ahondando en una de las más conocidas a nivel nacional, la Denominación de Origen Rueda, llegamos a un pueblo de poco más de 1.000 habitantes, La Seca, que es ni más ni menos que la cuna del verdejo. La localidad lasecana, además de contar con la mayor extensión de viñedos de Castilla y León con 3.355 hectáreas, la cultura vitivinícola ha marcado el desarrollo social y económico del municipio desde el siglo XVI hasta nuestros días. Su arraigo hacia la viticultura perdura en la actualidad, y señal de ese respeto a la vinculación histórica de la cultura de la vid y el vino lasecano, son sus prestigiosas bodegas locales, hasta veinticinco productoras, pero también su Bodega Subterránea Municipal del siglo XVIII. Un tesoro escondido bajo nuestros pies que aguarda entre sus paredes de peña y ladrillo, un relato histórico y singular de la época de máximo esplendor en el cultivo de la vid en La Seca. Con motivo de las obras de remodelación de la Plaza de Baile del municipio vallisoletano en el año 2019, se localizó el acceso a una galería subterránea formada por dos cañones en perfecto estado.
De manera inmediata, se iniciaron las tareas de catalogación histórica y de recuperación de este nuevo recurso patrimonial municipal que ha sido descubierto siglos después. El pueblo de La Seca, gracias a la participación ciudadana, inició un proyecto de estudio en el que fueron los propios vecinos, quienes a través de la aportación de sus testimonios y visitas a sus bodegas subterráneas de carácter familiar, dieron forma a lo que hoy es un importante espacio patrimonial industrial del vino, referente en el marco de la Ruta del Vino de Rueda y la D.O. Rueda.
La mayor despensa de vinos blancos de la comarca en el siglo XVIII
La Bodega Subterránea de La Seca representa el modelo tipo del resto de subterráneos existentes, aunque con peculiaridades. En el subsuelo de La Seca se conserva una serie de elementos arquitectónicos originales que permiten descubrir cómo se elaboraba el vino en el pasado. Este subterráneo está formado por dos cañones de 12 y 15 metros, respiraderos o cerceras, pozo, e incluso también, conserva sus poínos, los cuales sostenían cubas y un bocoy. Depósitos ancestrales, hoy desaparecidos, que se nutrían de un mosto de uva procedente de un lagar de piedra cercano a través del conducto, la conocida ‘bajada del mosto’, de 10 metros de largo. La bodega lasecana alcanzaba siglos atrás una producción y almacenaje de más de 44.000 litros, que junto con otros miles del resto de bodegas subterráneas de la localidad vallisoletana, hasta un total de 264 bodegas en el año 1752, según el Catastro del Marqués de la Ensenada, demuestran que La Seca era la mayor despensa de vinos blancos, dorados, de la comarca en el siglo XVIII.
En la actualidad, la Bodega Subterránea de La Seca se ha convertido en uno de los principales atractivos culturales y turísticos del municipio vallisoletano, que además de mostrar al visitante la vitivinicultura histórica, refleja el sentimiento de pertenencia y respeto a la cultura de la vid y el vino de los lasecanos. Este nuevo recurso de La Seca está abierto al público durante todo el año con visitas guiadas gratuitas bajo reserva previa. A través de las visitas realizadas por el Servicio Municipal de Turismo, se descubren los detalles de construcción de esta bodega, sus curiosidades históricas y la transformación de la distribución parcelaria en superficie. Este patrimonio histórico e industrial se suma a la oferta cultural, de ocio y turística que ofrece La Seca durante los 365 días del año. Su vinculación al vino hace que La Seca sea un destino dinámico con costumbres, festividades como la Fiesta del Verdejo en abril o las Jornadas del Mosto en octubre con sus conciertos de órgano barroco, entre otras, y tradiciones únicas enraizadas al acervo cultural vitivinícola, dispuesto a satisfacer los paladares más exigentes.