Luis Argüello, durante la misa funeral de Paloma e India: «La muerte provocada no puede ser nunca solución a problemas o conflictos»

Una abarrotada parroquia de La Inmaculada ha dado en la mañana de este miércoles su último adiós a Paloma e India, la madre y la hija asesinadas el lunes 23 de enero en Valladolid. Lo ha hecho en el más absoluto silencio y con el alma de los familiares rota y desgarrada por su repentina pérdida. El arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, ha sido el encargado de oficiar la misa funeral por estas dos mujeres, víctimas de violencia de género a manos de David Maroto. Argüello ha brindado a la familia afectada unas confortantes palabras y ha querido lanzar también un mensaje reivindicativo.

«Señor, ten misericordia de nosotros, consuela la radical soledad en la que esta muerte violenta nos introduce y no dejes que las tinieblas tengan voz. En tus manos encomendamos la vida eterna de Paloma y de India; en tus manos ponemos el dolor inenarrable de esta familia, de esta iglesia, de esta sociedad vallisoletana, de este mundo nuestro. Ten misericordia de nosotros». Con estas palabras concluía el arzobispo, Luis Argüello, la homilía de la misa exequial por estas mujeres, cuya muerte ha conmocionado a toda España.

El pastor comenzaba sus discurso solemne recordando que los familiares, amigos y vecinos de las víctimas habían acudido al templo para «recibir el consuelo del buen Dios, pero también para decir con un gemido: Padre, ¿Por qué nos has abandonado?», y reconociendo que «experimentamos un dolor inenarrable y una indignación indescriptible, porque de alguna manera tenemos la convicción de la dignidad sagrada de toda vida humana».

«Queremos y reclamamos justicia humana, pero no basta; queremos soluciones para un problema que es una lacra social, pero no basta… Experimentamos las tinieblas y necesitamos tu luz. Danos tu misericordia para no permanecer en el odio, incluso en el que podríamos llamar legítimo. No dejes que la violencia de nuestro corazón herido se adueñe de nosotros», apostilló el arzobispo vallisoletano. Además, el religioso hizo hincapié en que «la muerte provocada no puede ser nunca solución a problemas o a conflictos, y ni siquiera al sufrimiento».

Por último, Luis Argüello pidió también a los dirigentes que no hagan de tragedias como la vivida «politiqueos baratos o excusas para la dialéctica del enfrentamiento». «Descansen en paz Paloma e India», concluyó el arzobispo ante miradas cabizbajas y ojos llenos de lágrimas por estas dos vallisoletanas que la violencia de género les ha arrebatado la vida.