Los desperfectos del coche de Óscar S. encajan con las lesiones que presentaba el cuerpo de Esther López tras la autopsia

A pocos días de cumplirse siete meses de la desaparición de Esther López, el caso no deja de abrir interrogantes acerca del presunto autor que acabó con la vida de la joven de Traspinedo. Aquella fatídica madrugada del 13 de enero, la fallecida se despedía de sus dos amigos Carolo y Óscar S. tras una noche de fiesta que terminó convirtiéndose en una auténtica desgracia. A pesar de que la Guardia Civil dio un bandazo con la detención de Ramón ‘El Manitas’ por creer que este estuviera detrás del crimen, ahora, todas las miradas y pesquisas se dirigen a diario hacia Óscar S. M. quien fuera la última persona que viera a Esther con vida tras supuestamente dejarla en la carretera a la altura del restaurante La Maña para que ella siguiera de fiesta.

Óscar S. se encuentra en estos momentos en libertad sin cargos aunque ha declarado en varias ocasiones en calidad de investigado ante la Guardia Civil y la jueza que instruye el caso en Valladolid. El coche del amigo de Esther lleva en el punto de mira desde el principio del caso ya que la joven de 35 años estuvo en ese vehículo antes de desaparecer y cualquier rastro o huella puede resultar clave. Las últimas novedades relacionado con el caso de Traspinedo se corresponden a una posible manipulación del vehículo del principal sospechoso para ocultar los desperfectos de su coche, un Wolskwagen T-Roc.

Un informe elaborado por el Departamento de Investigación y Reconstrucción de Accidentes de Tráfico (DIRAT) de la Guardia Civil revela que las lesiones que presentaba el cuerpo de Esther son compatibles con un golpe por detrás de un SUV, es decir, un coche deportivo, coloquialmente conocido como un todoterreno de tamaño pequeño, y precisamente, Óscar S., tiene un coche de estas características. También otro de los detalles que aporta el informe es sobre la velocidad a la que circulaba el vehículo que atropelló a la joven y el paso que llevaba Esther mientras caminaba por la calzada. El turismo circulaba a 45 km/h mientras que Esther pasaba a 4 km/h, una velocidad media a pie.

Los expertos de tráfico también determinan que el coche del principal sospechoso no tiene destrozos importantes a simple vista pero sí que cuenta con el faro delantero derecho desplazado un centímetro, derivado seguramente de un impacto. Esta situación podría coincidir con el atropello por el lado derecho de la calzada y Esther, como consecuencia, recibiría el golpe por la izquierda, en la parte del glúteo, ya que como confirmaban los investigadores desde el primer momento, la joven caminaba por la carretera en sentido contrario a la marcha de los coches.

El informe deja por tanto entrever que es posible que Esther se bajara del coche, tal y como ha mantenido Óscar en sus declaraciones, y que va caminando y un coche la atropella por detrás, puesto que el cadáver presentaba un hematoma en la parte posterior del glúteo izquierdo, totalmente compatible con un atropello a velocidad media-baja. Además, este hecho corroboraría los datos de la autopsia que desvelaban que Esther no murió en ese mismo instante a causa de los golpes, sino que fue por hipotermia y que quedó a merced de la persona que la pudo atropellar ya que de haber sido trasladada a un hospital pudiera haber sobrevivido.

Sumado a esto, el coche Wolskwagen, propiedad del amigo de Esther, ha sido sometido a varios registros e inspecciones oculares por parte de la Guardia Civil en los que se han encontrado pequeñas partículas de saliva de la víctima en el maletero y muestras de fibra de tejidos en la parte delantera del turismo, aunque, no se ha confirmado que estas correspondan a Esther. Además, el coche ha sido sometido a una ‘radiografía’ a fondo por parte de la empresa alemana para determinar si la centralita sufrió alguna alteración y borrado de datos que señalaran a las claras al propietario del coche, a Óscar S.M.

Los últimos movimientos que el juzgado de Instrucción 5 de Valladolid ha realizado con respecto al señalamiento de Óscar ha sido la supresión del ‘pinchazo’ de su móvil por no aportar datos relevantes a la investigación sobre su posible vinculación con el crimen. La propia jueza aseguraba que el investigado conocía que su teléfono estaba siendo intervenido y optaba por comunicarse con su entorno más cercano por otras vías de mensajería instantánea.