Los cultivadores de remolacha de la provincia podrán recibir cerca de 13 millones de euros en ayudas asociadas a partir de 2023

El presidente de la Diputación de Valladolid, Conrado Íscar, el consejero de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, Jesús Julio Carnero, y el presidente de ACOR, Jesús Posadas, clausuran la Jornadas Técnica de Remolacha organizada por ACOR en el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid. En este evento se ha vuelto a poner de manifiesto la importancia de este sector para Castilla y León y, muy especialmente, su relevancia para el desarrollo económico y social de la Comunidad.

El sector en su conjunto, agricultores, industrias, así como empresas relacionadas, han realizado una importante inversión en la mejora constante del cultivo, especialmente en cuestiones relacionadas con la mejora genética en las semillas, la obtención de variedades resistentes a enfermedades y en la optimización de abonado y del riego en busca de un cultivo más sostenible.

Para el consejero de agricultura, «el remolachero es un sector de oportunidades, lo que, unido a la capacidad industrial existente en la Comunidad para transformar el azúcar, ha de generar, en los próximos años, un crecimiento de la superficie en Castilla y León que le permita continuar siendo un cultivo de futuro».

Para ver su enorme evolución, basta con observar un dato muy claro, tomando como referencia los últimos 15 años, los rendimientos de remolacha, han pasado de las 70 toneladas por hectárea en el año 2000 a las más 105 toneladas por hectárea en alguna de las últimas campañas, es decir, un incremento de un 157%. Además, en la Jornada celebrada hoy se ha puesto de manifiesto cómo el cultivo de remolacha contribuye a la reducción de la huella de carbono.

Descontando las emisiones provocadas por la producción del cultivo y por la industria azucarera, el balance sigue arrojando un saldo positivo de fijación de 36,3 toneladas por hectárea, según un estudio realizado por Itacyl, Acor y Azucarera. Se evidencia así la contribución positiva de la remolacha en la reducción de la huella de carbono en la atmósfera desmintiendo el mito que atribuye a la agricultura la consideración de actividad contaminante.