Se resiste la primera victoria en liga para el Real Valladolid Baloncesto en Pisuerga. El cuadro de Lolo Encinas cedió 78-82 ante un Oviedo, que sobrevivió con puntería a un buen primer periodo blanquivioleta, y que desde entonces impuso su ritmo, tono físico, defensivo y mayor acierto anotador y en el rebote para decidir en los minutos finales. Los vallisoletanos, mermados y con una rotación de solo 10 hombres, continúan sin rematar la faena en Pisuerga y viajarán a Menorca el próximo fin de semana antes del parón por las Ventanas FIBA. Vallisoletanos y ovetenses dieron comienzo al partido con un bonito intercambio de golpes inicial a modo de tanteo. Pero pronto el RVB, sabedor de que no valía solo con meter, subió una marcha en defensa y bloqueó al Oviedo (12-6). Egekeze lideró la parcela ofensiva para coger el mando a las primeras de cambio, y no lo soltaron durante todo el cuarto.
Intensos atrás y muy fluidos adelante, bajo la batuta de un Atencia excelso en la dirección y un Vučetić capital en la zona y desde la línea de personal, la renta del RVB se disparó hasta doblar a los asturianos. La dupla desdibujó a un Oviedo que se vio abocado a pedir el primer tiempo muerto de la partida, pero no sirvió para frenar a los de Lolo Encinas. Amanze Egekeze continuó inspirado, reivindicativo, y se fue hasta los 11 tantos en su zurrón para seguir abriendo brecha (24-11). Pero ahí bajó el listón defensivo local. Dos triples visitantes llegaron a modo de réplica para volver a tensar la cuerda con el 24-17, y ya con todo igualado, los pucelanos aprovecharon el bonus de faltas para sumar desde la personal y cerrar el primer asalto con ventaja, aunque insuficiente para lo visto anteriormente. Al poco de iniciarse el segundo, sin embargo, lo de las lesiones en Pisuerga fue más allá y el juego se detuvo por una dolencia de la árbitra María Ángeles García Crespo. Afortunadamente y tras unos minutos siendo atendida por los servicios médicos blanquivioleta, se reanudó el juego.
Con la segunda unidad en pista y tras aguantar las acometidas de un Oviedo cada vez más cómodo, el RVB se frenó en seco, amén de las continuas faltas señaladas -6 en apenas tres minutos y un total de 30 en la primera parte-. Las ardillas entraron en bonus con todavía cinco por jugarse y los asturianos aprovecharon las pérdidas y el bloqueo de los locales para ponerse por delante por primera vez con un 37-39. Parcial de 3-13 en contra del cuadro vallisoletano, desquiciado, y que no se adaptó al nuevo escenario hasta alcanzar el descanso 42-45 por detrás. Adiós al botín del primer acto, contexto distinto por delante. Tras el paso por vestuarios, el cuadro del Pisuerga y Egekeze regresaron como comenzaron el choque, con un triple del ’12’, que no sirvió para cambiar la inercia. Sin poder defender, y por ende, correr y atacar en transición, faltos de velocidad y chispa, los pucelanos siguieron incómodos y trabados. El Pucela Basket cogió aire con otros tres puntos de Juan García-Abril, inconmensurable en todas las facetas del juego, especialmente en las alejadas de los focos.
Si bien la labor atrás permitió que Oviedo no viera aro durante varios minutos, la falta de acierto, fluidez y ritmo evitó que los de Lolo Encinas recuperaran la iniciativa tan pronto, aunque terminaron por obrarlo. Ese trabajo atrás, innegociable, continuó con un Dani Manchón sobresaliente que tiró del resto y que puso al Pucela por delante tras sumar desde la personal (55-53). La cuarta falta personal del foráneo Nweke, además, supuso otro puntito a favor de un Pucela Basket que llegó al periodo final uno arriba. Pero los de Javi Rodríguez, que demostraron en numerosas ocasiones y sobradamente ese carácter y capacidad para agarrarse a los partidos que elogió en la previa Lolo Encinas, siguieron firmes, incapaces de soltarse, imponiendo sus intereses. De hecho, dos triples casi consecutivos del canterano Raúl Lobaco, el segundo a tabla y casi sobre la bocina, puso un peligroso -7, que obligó al preparador donostiarra a parar con tiempo muerto. Llegaba el punto de inflexión y comenzaban a desnivelarse dos facetas, los triples rivales y el rebote, que durante 35 minutos sujetaron muy bien los blanquivioleta.
Maj Kovačevič apretó las cosas con un triple y Oviedo entró al bonus con 4:30 en el crono, aunque el RVB también se metió en el castigo de las faltas a continuación. La línea de personal se erigía como factor clave para dirimirlo al todo o nada en apenas 4 minutos, junto con el rebote, también vital, que lo estaban dominando los ovetenses con segundas y terceras opciones que no perdonaron y pusieron el partido en su mano (67-75). Y la falta de piernas, todo sea dicho, con una rotación de solamente diez hombres por parte local, diezmados por las bajas una semana más. Era la máxima del partido con poco más de tres minutos por jugarse, pero ahora fueron los castellanos quienes hicieron gala de su resiliencia. El Pucela Basket se agarró, no le perdió la fe y se colocó cuatro abajo y posesión, pero una pérdida desembocó en un triple del visitante Amarante que supuso la sentencia. De colocarse a tiro, a verse de nuevo 7 abajo. Un nuevo mazazo del que ya no se pudieron levantar los pucelanos.
Oviedo no dejó escapar el duelo, mostró frialdad y puntería desde el 4,60 y se llevó el triunfo de un Pisuerga que sigue sin ver ganar a los suyos (78-82). La próxima semana, el Real Valladolid Baloncesto disputará la octava jornada liguera en la cancha del Hestia Menorca el sábado 16 de noviembre a las 19.30 horas.