La comunidad de Castilla y León, y en especial, la provincia leonesa tienen un noticia del que sentirse orgullosas. Teresa Fernández Casado, nacida en el municipio leonés de Zambrocinos del Páramo, se ha convertido en la persona más longeva de España a sus 112 años. Hasta hace unos días, el puesto lo ocupaba la catalana Angelina Torres Vallbona, pero tras su fallecimiento, el reconocimiento ha pasado a una mujer residente en nuestra región y quien cumplió los 112 el pasado 29 de julio. Teresa Fernández nació en el pequeño pueblo de Zambroncinos del Páramo, perteneciente al municipio de Zotes del Páramo en el verano de 1913. La protagonista de esta noticia era la menor de ocho hermanos y aunque desde muy niña se dedicó a cuidar ovejas sí que logró asistir a la escuela, donde aprendió a leer y a escribir.
Según el portal LongeviQuest, donde se registra el listado de las personas más longevas del mundo, la leonesa se sitúa en el puesto número 55 de la lista, con 112 años y 106 días, y que encabeza una mujer del Reino Unido con 116 años y 83 días, llamada Ethel Caterham. Tal y como recoge la biografía de la española en la citada publicación, a Teresa siempre le encantó bailar y desgraciadamente, en su juventud, sufrió un accidente laboral con una azada, una astilla saltó y le provocó la pérdida de gran parte de la visión en un ojo. A los 18 años, se casó con Julián de Paz Casas, un joven de su mismo pueblo, al sur de la provincia de León. Al año siguiente nació su primogénito, Ángel, y en septiembre de 1933 nació su segundo hijo, Amancio. Tras el nacimiento de su tercer hijo, su esposo fue llamado a filas, pero por ciertas circunstancias no tuvo que ir. Posteriormente tuvieron seis hijos más, sumando un total de nueve, aunque tristemente dos de sus hijos fallecieron en la infancia. Para mantener a su familia, elaboraba queso de leche de oveja, tejía calcetines de lana y cosía ropa para sus hijos con su máquina de coser.
A los 110 años, apenas tomaba medicamentos. Sus hijos comentaron que una vez superó una grave enfermedad, durante la cual la familia casi perdió la esperanza de su recuperación, pero logró salir adelante. Antes de la pandemia de COVID-19, solía pasar varios meses con cada uno de sus hijos. Sin embargo, durante la pandemia, decidieron que era mejor que se quedara en una sola casa con una de sus hijas. Al cumplir 111 años, seis de sus hijos aún vivían, los más mayores Ángel y Amancio, ambos nonagenarios, Felicísima, Ausibio, Manuela y Rosalina. También tenía once nietos, nueve bisnietos y un tataranieto que pronto cumpliría dos años. Teresa, sin duda, es un claro ejemplo de la calidad de vida tanto en la provincia de León como en nuestra Comunidad, y además pasando gran parte de su vida en el medio rural.

