El alcalde de Valladolid, Jesús Julio Carnero, ha inaugurado hoy la ampliación del Centro de Tratamiento de Residuos, una instalación de referencia que consolida el modelo de economía circular en la ciudad y refuerza su compromiso con la sostenibilidad, la innovación tecnológica y el bienestar laboral. Como ha explicado Carnero, «la actuación supone una renovación integral del complejo inaugurado en 2002, incorporando tecnología de vanguardia para aumentar la recuperación de materiales, reducir los rechazos a vertedero, estabilizar los flujos orgánicos y garantizar el autoconsumo eléctrico íntegro del propio Centro gracias al biogás». Con una inversión total de 43 millones de euros, el proyecto ha sido ejecutado bajo la concesión municipal de la UTE CTR Valladolid, integrada por FCC Medio Ambiente y Zarzuela S.A. Empresa Constructora, que también asume la explotación del servicio por un periodo de 9 años.
La inversión se ha complementado en unas instalaciones de tratamiento de biorresiduos financiadas a través una subvención de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio, procedente de fondos europeos, por un importe de 3.418.484 euros, que junto a la aportación del Ayuntamiento de Valladolid por un importe de 1.232.331 euros, ha supuesto que la inversión total haya sido de 4.650.815 euros. Así, con esta ampliación, el CTR de Valladolid constituye una de las instalaciones más avanzadas de gestión integral de residuos urbanos en el ámbito nacional. Su diseño combina criterios de eficiencia energética, seguridad operativa y maximización de la recuperación material, articulando un proceso continuo que transforma los residuos en recursos. La planta se organiza en torno a un flujo lineal que comienza en la nave de recepción y descarga, donde los vehículos vierten los residuos en fosos cerrados con atmósfera controlada y sistemas de captación de aire que reducen las emisiones de olores y polvo. Desde allí, los materiales se trasladan a las líneas de pretratamiento, donde se realiza la apertura, clasificación y separación de las diferentes fracciones de manera automática.
El pretratamiento cuenta con equipos de última generación con separadores ópticos, sistemas de triaje automatizado y separadores magnéticos y de corrientes de Foucault para la recuperación de metales. Dos líneas paralelas para residuos mezclados y envases ligeros, junto a una tercera específica para la fracción orgánica. La fracción orgánica se somete a procesos biológicos controlados en dos etapas de biometanización en vía seca, que permite el aprovechamiento energético del biogás generado y compostaje en túneles cerrados con control de temperatura, humedad y oxigenación. Esta combinación asegura una estabilización higiénica del material y una reducción significativa de su biodegradabilidad, minimizando las emisiones de gases de efecto invernadero. El material estabilizado pasa a las líneas de afino, donde se recuperan vidrio, metales y fracciones valorizables antes de su salida a compost o rechazo. Estas líneas incorporan sistemas de control granulométrico y cribado dinámico que mejoran la calidad del compost final. La planta de tratamiento de lixiviados, completamente renovada, combina procesos físico-químicos y biológicos con ultrafiltración y ósmosis inversa, asegurando el cumplimiento de los parámetros más exigentes de vertido y optimizando el consumo energético.
Todo el conjunto está gestionado mediante un sistema digital de trazabilidad que permite seguir cada flujo de residuo desde su entrada hasta la expedición del material valorizado. Este control integral garantiza la transparencia, facilita la auditoría y eleva los estándares de calidad y fiabilidad de la operación. El rediseño de las naves, la incorporación de pasillos técnicos y la mejora del acceso a equipos permiten reducir los tiempos de mantenimiento y aumentar la seguridad de los operarios. En suma, como ha indicado Carnero, «el CTR de Valladolid no solo aumenta su capacidad de tratamiento, sino que redefine su modelo operativo hacia una instalación de referencia europea en eficiencia, automatización y sostenibilidad. La nueva planta se consolida como un elemento esencial para alcanzar los objetivos de reciclaje y valorización fijados por la UE y avanzar en la transición hacia una economía circular real y medible». La ampliación incorpora un nuevo Centro de Investigación y Desarrollo en residuos, concebido como una plataforma para el ensayo de tecnologías innovadoras y la colaboración con universidades, centros tecnológicos y empresas del sector. Desde este espacio se impulsarán los proyectos ‘Valomask’, ‘Eclosion’, ‘Zero Landfilling’ o ‘CircBio 07’, centrados en la valorización de residuos, la biotecnología aplicada y la eficiencia energética.
El CTR se convierte así en un laboratorio vivo de economía circular, capaz de generar conocimiento útil y transferible a la gestión pública y privada. La reforma del CTR aborda de manera integral la eliminación de olores que históricamente afectaban a la ciudad vallisoletana y también al municipio de Zaratán, algo que seguro que los vecinos de ambas localidades celebrarán. Las mejoras en la captación y tratamiento del aire, mediante la ampliación de los sistemas de biofiltración y el rediseño de los puntos de vertido, aseguran un control más eficaz de emisiones difusas y una notable reducción de molestias. De esta manera, estas actuaciones consolidan un entorno industrial más limpio y respetuoso.