El Real Valladolid Baloncesto, gigante ante la adversidad. Sin pívots, el cuadro de Paco García se reinventó y sujetó a la perfección a un Juaristi ISB que no cesó de intentar remontar en ningún momento. El buen primer periodo blanquivioleta puso en liza a los locales, que ganaron todos los cuartos y no cedieron la ventaja en ningún momento hasta sumar el undécimo triunfo en casa y decimocuarto del curso. El Pucela sigue invicto en Pisuerga. Sin pívots y con el juego interior diezmado, los pucelanos afrontaban un partido en el que los primeros minutos podían ser claves. Ante un Juaristi ISB joven, sin complejos y talentoso, los blanquivioleta no se podían permitir darles alas y que los de Mikel Odriozola cogiesen confianza.
Paco García tenía la receta y sus pupilos la ejecutaron a la perfección con una salida en tromba. Las cuatro primeras posesiones de los vascos fueron estériles ante la defensa vallisoletana, que no dio ni una concesión. La falta de pívots se suplió con Mazaira y Kuiper saliendo de inicio y desarbolando por completo a los interiores visitantes para dar un golpe sobre la mesa con un 11-2 inicial. Obligado a parar el vendaval, Mikel Odriozola pidió tiempo muerto, pero los locales continuaron con su hoja de ruta. No podían bajar el pistón ante un Juaristi ISB renovado y de mecha corta. Dicho y hecho.
El interior gallego aprovechó la titularidad y brilló con siete puntos en su haber para despegar a un Real Valladolid Baloncesto frenético. Las ardillas, que cerraron su aro a cal y canto y pudieron correr para castigar al otro lado de la cancha, mandaban con autoridad tras los primeros diez minutos. Con el paso de los minutos se fue entonando cada vez más el cuadro azpeitiarra, que recortó diferencias peligrosamente en el segundo asalto. Más acertados, los visitantes se acercaron en el marcador, pero un nuevo estirón de los pucelanos con seis puntos consecutivos de Greg Gantt devolvió la calma a Pisuerga (33-20).
Un nuevo tiempo muerto del técnico foráneo trató de revertir el guion, de dar un volantazo a la contienda, pero los locales no estaban por la labor. Con una buena entrada en las gradas de nuevo, las ardillas siguieron a lo suyo, metiendo en bonus a los guipuzcoanos y manteniendo siempre rentas cercanas a los diez tantos, la brecha psicológica por antonomasia. Al descanso, eran 12 los que separaban a castellanos y vascos (42-30), aunque podía ser una cifra mayor si el RVB no hubiera errado hasta cuatro tiros libres.
El del acierto desde la personal era el único pero que se le podía poner a un conjunto, el del Pisuerga, que había salido como debía ante un Juaristi ISB que crecía con el paso de los minutos. Con solo tres pérdidas, los locales estaban minimizando errores y, aunque algo erráticos desde el perímetro (5/18), cumplían con el plan de partido. Pero quedaba tela, mucha tela por cortar. El Pucela Basket regresó frío al parqué, sin tanta alegría y fluidez en ataque, y apenas pudo sumar puntos ante un Juaristi ISB muy vivo. Seis tantos fue el botín que sumaron los locales en casi cinco minutos, pero el trabajo defensivo mantuvo a raya al cuadro guipuzcoano, que bajó de los diez puntos por primera vez desde el periodo inaugural (48-40).
Las acometidas visitantes sirvieron de acicate para los vallisoletanos, que vieron las orejas al lobo y se aplicaron en lo que quedaba de cuarto. No quería concesiones ni sustos Paco García y Puidet fue su mejor aliado sobre la pista. El estonio, destacando en el trabajo alejado de los focos, se multiplicó para volver a distanciarse, bien acompañado por un Mazaira soberbio. La buena labor de todos, con el ‘6’ y el ’34’ ejerciendo de líderes, permitió volver a abrir brecha de cara al último asalto. Una técnica contra Paco García permitió al Juaristi ISB abrir el cuarto con un tiro libre anotado, pero Greg Gantt dio la réplica con un triple. Balance positivo tras un primer intercambio que llegaba con todo por decidir. Y el Pucela Basket, apoyado en Pisuerga y con más galones a sus espaldas, dio un paso adelante.
Sergio de la Fuente comandó las operaciones y, con 16 puntos en total, se desfondó en todas las facetas. Agresivos y verticales de cara al aro, los vallisoletanos metieron al cuadro azpeitarra en bonus cuando quedaban cinco largos minutos por disputarse (66-53), pudieron hacer caja desde la línea de personal. El RVB, jugando con el reloj, cambió de registro y dejó de buscar la velocidad y las transiciones rápidas, apostando por el orden y el juego estático. Con dos bases en pista, sin contratiempos ni inquietar el sino del partido, las ardillas jugaron y defendieron con maestría para certificar un nuevo triunfo en una situación de adversidad. Sin pívots, solo con ‘pequeños’, los blanquivioleta se impusieron al Juaristi ISB y a la adversidad para alzarse con el undécimo triunfo en Pisuerga y decimo cuarto del curso.