La pobreza en los países más desfavorecidos del mundo tiene muchas consecuencias, y una de ellas es los problemas de visión no diagnosticados o que no cuentan con un tratamiento adecuado. La ausencia de gafas puede dificultar actividades cotidianas como el estudio, el trabajo o el cuidado de la familia, y la falta de protección óptica ante los altos niveles de intensidad solar en las zonas más cercanas al ecuador puede acarrear serios problemas de salud a largo plazo. La dificultad para prevenir o corregir trastornos oculares ahonda aún más en la situación de vulnerabilidad que afrontan estas poblaciones.
Según ha relatado el consejero de la Presidencia, Luis Miguel González Gago, «basta imaginar a ese niño con hipermetropía tratando, con gran esfuerzo, de enfocar sus ojos en un libro de texto; o a esos padres trabajadores que sienten cómo su vista está más cansada cada día por no haber podido acceder a tratamientos adecuados a lo largo de los años; o a ese anciano que, tras toda una vida bajo el sol ardiente en la zona del ecuador, ve desaparecer el mundo tras unas inevitables cataratas«. Para ayudar a atajar esta problemática, la Consejería de la Presidencia ha puesto en marcha este año una campaña de recogida de gafas, en colaboración con la ONG Anawim, una entidad sin ánimo de lucro que desarrolla desde hace años un programa de prevención y corrección de enfermedades oculares. Gracias a esta iniciativa, los empleados públicos de la Junta de Castilla y León han podido entregar voluntariamente las gafas que ya no utilizan, tanto de sol como graduadas, pero que todavía se encuentran en buen estado.
El objetivo ha sido colaborar entre todos para mejorar la salud visual de la población de Guinea-Bisáu, uno de los países más frágiles del mundo, con un alto porcentaje de la población viviendo en la pobreza extrema, y cuyo índice de Desarrollo Humano lo sitúa en la posición 179 de 189. Un país, además, en el que el acceso a los servicios médicos especializados es muy limitado, sobre todo entre la población rural. Tal y como ha señalado el consejero de la Presidencia, «acciones como ésta crean conciencia sobre la importancia de la salud visual, al mismo tiempo que fortalecen los lazos de solidaridad internacional». Gracias a esta iniciativa solidaria, todas las Consejerías y Delegaciones Territoriales de la Junta han recogido 3.757 gafas, de las cuales son 1.340 graduadas de vista, 2.407 de sol, y 10 graduadas de sol. Un resultado que vuelve a demostrar el firme compromiso de los empleados públicos autonómicos con el derecho a la salud y la igualdad de oportunidades en todos los lugares del mundo, y su sensibilidad ante los problemas cotidianos de todas aquellas personas en situación de vulnerabilidad o necesidad.
Por último, el consejero de la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Luis Miguel González Gago ha manifestado su agradecimiento a todos los empleados públicos que han colaborado en esta campaña, «los auténticos protagonistas por su compromiso y generosidad, que han demostrado cómo con una pequeña acción se puede generar un impacto significativo en la vida de muchas personas».